Capítulo 7

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Abrí el agua del lavabo para llenar mis manos con esta y tirármelo al rostro, quería bajar el calor en mi rostro cuanto antes para que estos pensamientos desapareciera. ¡Cielos! Estaba pensando en hacerlo con él... ¡Con un completo desconocido que encima es un demonio idiota!

-Kathe... ¿estás bien? -pregunté volteando a verla pero se veía paralizada aún con el rostro muy sonrojado-. Kathe.

-¿Eh? Ah... Lo siento -ella se sopla aire con la mano-. Estaba distraída... ¿qué decías?

-Preguntaba si estás bien.

-Lo estoy, sí -respondió antes de imitarme y derramarse agua en el rostro-. Esos tipos son realmente unos lunáticos.

-Lo son.

-Pero... creo que no son tan malos.

-¿Eh? -la miré confundida- ¿Qué dices, Kathe? Son peligrosos, no podemos acercarnos a ellos.

Ella parece reaccionar, sacude su cabeza levemente como borrando esa idea y asintiendo estando de acuerdo conmigo.

-Sí, es verdad, tienes razón, lo siento. No dije nada.

Asentí dudosa. Kathe vuelve a mojarse el rostro un poco más pero de nuevo se veía distraída. Nos secamos el rostro y salimos del baño finalmente, vimos a los tres chicos cerca así que tomé a Kathe y la jalé conmigo para irnos por el lado contrario. Pero justo cuando íbamos a escapar una profesora se topa con nosotras y nos detiene.

-Señorita Katherin, usted aún me debe una tarea muy importante -comenta la profesora.

-Uy... sí, disculpe, no he tenido tiempo de hacerla. Pero de verdad... la haré, solo deme...

-Me gustaría hablar con usted en privado -la profesora se va esperando a que Kathe la siga. Ella me mira con resignación antes de suspirar e ir tras la profesora.

Rhys y los otros dos me ven como si fuera una presa que se ha quedado desprotegida. Tragué con dificultad y salí casi corriendo para perderlos. Me escondí en un salón y miré por la ventana de este, no los veía ni acercarse así que pude suspirar tranquila.

-¿Huyendo, angelito?

-¡Hijo de...! -salté en mi lugar.

Rhys sonríe con diversión mientras se mantiene recostado contra la mesa de profesores. Quise salir de nuevo pero de repente la puerta estaba cerrada, miré por la ventana, viendo a Luke y Mark alejarse del salón, riendo entre ellos. Escuché sus pasos acercarse, me di vuelta y me pegué contra la pared.

-Aléjate -exigí pero me ignoró-. Es en serio, vete.

-Pero tranquila, joder, pareces gata asustada... -ríe un poco y mantiene su distancia- ¿Tanto miedo me tienes, angelito?

-Si me andas acosando como lo haces, pues... sí. Además eres un demonio, sé lo que tu gente le hizo a los humanos en aquella guerra. Así que espero que me entiendas... lo desconfiada que me siento de ti en este momento y lo aterrada -solté de golpe sorprendiéndolo.

-Wau... Está bien, entiendo -su expresión cambió totalmente-. A veces olvido que los ángeles pueden ser muy... indiferentes con ciertos tipos de seres.

Él vuelve a acercarse a mí, me sentí tan pequeña a su lado que cerré los ojos un segundo. Los abrí de golpe cuando él me toma por los hombros y me hace a un lado, abrió la puerta y se fue del salón, dejándome con un nudo en la garganta. ¿Qué fue eso? ¿Por qué... me hizo sentir tan mal?
Negué con la cabeza y preferí ignorar esto, regresé al salón para sentarme en mi lugar, pues ya estaba por empezar la clase. Pocos segundos después apareció Kathe pero lo que más me sorprendió fue verla hablando con Luke, ella se veía aliviada... y él no tan persuasivo ni macabro. Kathe se sienta a mi lado suspirando.

-¿Y eso? -pregunté apuntando con los ojos a Luke. Ella lo mira un segundo antes de volver la vista a mí.

-Le debo una -mencionó-. Me salvó de la profesora y se ofreció a ayudarme con la tarea que me falta, dice que es muy bueno en eso.

-¿Y le crees? -cuestioné.

-Tengo la sospecha de que estos chicos... no mienten.

Asentí lentamente como si aún no pudiera creérmelo. Pero en ese momento vi entrar a Rhys y Mark, ambos hablando. Rhys no me miró esta vez y a diferencia de la anterior, cuando se sentó junto a Britt, ahora sí que le habló.

-¿Y ese? -pregunta Kathe-. La clase pasada no dejaba de mirarte y de ignorarla, ¿por qué ahora es al revés?

-No lo sé ni me importa. Es más, lo agradezco -respondí apartando la mirada de ellos.

Pero al escucharlos reír por lo bajo y ver a Britt enredando su cabello en un dedo me hizo hacer una mueca de asco. Volví la mirada hacia el profesor y me concentré en únicamente la clase, nada más.
Para cuando acaba yo quería ir con Kathe a buscar nuestras cosas de la siguiente materia en nuestros casilleros pero Luke se levanta y se apoya sobre la mesa de Kathe para hablar con ella, esperaba que lo rechazara pero en cambio, Kathe sonríe levemente y no se molesta en alejarlo. Rodé los ojos y me fui yo sola a mi casillero.

Pero al salir de la clase alguien golpea mi brazo con el suyo, al no esperarlo, dejé caer mis cosas. Brittany, quien iba sujetada del brazo de Rhys, se ríe "disimuladamente" y se van juntos. Hice otra mueca antes de rodar de nuevo los ojos y ponerme a juntar mis cosas.

-Solo es un berrinche.

-¿Ah? -levanté la mirada y vi que Mark frente a mí- ¿Disculpa?

-La actitud de Rhys, está siendo un berrinchudo -se ríe levemente-. Él te salvó en ese callejón pero solo lo intentaste matar y no le diste las gracias. También te puso el brazalete -apuntó a mi muñeca-. Y tú lo desprecias a él.

-¿Perdona? Pero si él no ha hecho nada más que fastidiarme todo el tiempo y ni siquiera sé que es esto -dije mostrando mi muñeca-. Además, no esperaba que a ustedes les importe tanto que uno sea agradecido o pida disculpas.

-No es por la misma razón que los humanos piensan pero... nos importa. Es como si nos hicieran saber que valoran nuestra fuerza y nos tienen en cuenta. Ya sabes... porque los ángeles nos tienen como menos importantes que los humanos. Ya que al menos a ellos los protegen de vez en cuando.

Me hizo pensar...
¿Es así como se siente Rhys entonces? Se supone que los demonios no mienten. Miré mi muñeca, el tatuaje tipo brazalete no se veía pero sabía que estaba ahí y Mark también lo supo.

-¿Qué es esto? -cuestioné refiriéndome al tatuaje.

-Una marca de protección. Significa que otros demonios no saben qué eres, no pueden sentir tu poder pero si por coincidencia intentaran poseerte o atacarte directamente no podrán hacerlo.

-¿Y por qué me la puso? -Mark suspira.

-Créeme, yo también quiero saberlo -sonríe de lado-. Según él es porque no quiere que otros tengan a su preciado juguete.

-Se supone que no puede mentir. Entonces, es así como me ve -hice una mueca molesta.

-No podemos mentir, pero sí nos podemos mentir a uno mismo.

-No tiene sentido.

-Lo sé. Pero te he dicho lo que sé. Realmente le has dado en el orgullo cuando dijiste lo que dijiste en el salón -mencionó.

-¿Y cómo más quieren que me sienta? Me estuvo acechando desde que me conoció, no me deja ni un segundo tranquila y hace sus bromas de querer tener sexo conmigo y verme sin ropa -espeté sin darme cuenta en voz alta pero para cuando miré a mi alrededor me di cuenta de que las personas estaban completamente paralizadas- ¿Qué... Qué les pasa? ¿Por qué nadie se mueve?

-Bienvenida "al espacio" a todo lo que esté en un rango de cincuenta metros se le ha detenido el tiempo -respondió Mark.

-¿El tiempo? ¿Detienes el tiempo? -asintió- ¿Cuándo lo hiciste? No me he dado cuenta.

-No te preocupes por eso. Ahora regresaremos a la normalidad, procura no hablar tan fuerte del tema.

Miré a mi alrededor justo cuando la gente empezó a moverse de nuevo, nadie pareció escuchar nada así que estuve tranquila. Pasé junto a Mark para ir a mi casillero, agarré mis cosas y volví al salón.

THE ANGEL and THE DEMONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora