Capítulo 28

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Apreté los dientes y puños con frustración. Golpeé el suelo por la rabia que sentía al no poder ser capaz de hacer nada. Me asomé y miré a Rhys pelear ágilmente con la serpiente, su madre veía desde atrás pero entonces levanta la mirada y me observa con una sonrisa. Mi cuerpo entero tiembla pero entonces, a pesar del terror, decidí levantarme. Extendí mis alas, las cuales aún no tenían sus plumas completamente curadas, pero servirían para planear.
Invoqué mi arco y me dejé caer del edificio. Apunté y disparé una flecha hacia la cabeza de la serpiente, esta se multiplica y cinco flechas de gran tamaño se clavan en su cuerpo. La serpiente suelta alaridos mientras se agita adolorido, una de ellas le había dado en el ojo.

-¡Loren! ¡¿Qué haces?! ¡Vete!

-¿Y dejarte solo? -aterricé a su lado-. Déjame apoyarte, Rhys. No puedes enfrentarte a esto tú solo...

-¿Es que aún no comprendes? No quiero... que te hagan daño -parecía suplicar.

-Que asco.

De repente su madre usa su poder para elevar a Rhys, ahorcándolo. Y a mí me empuja contra un edificio.

-¿Ves lo que te ha hecho esa estúpida mujer? -ella se dirige a Rhys.

Me levanté del suelo y apretando los dientes corrí hacia ella levantando mi espada, pero me detiene sin siquiera tocarme y mi espada cae lejos de mí.

-Es tan débil... y te ha contagiado -se burla ella-. Te has vuelto blando, Heatscar. Y todo por su maldita culpa.

Ella golpea a Rhys contra el suelo hasta que esté se quebró. Pisa su pecho y coloca una mano sobre él, noté que algo sucedía... sus venas se notaban tanto y él temblaba del dolor, de repente empezó a escupir sangre y a gritar.

-¡Déjalo! -corrí de nuevo pero esa mujer me lanza una vez más hasta hacerme rodar por el suelo.

-Es imposible para ti acercarte, ríndete, no conseguirás nada -dice ella-. Solo quédate ahí y observa cómo este maldito traidor muere de una vez. Desprecio que seas mi hijo, Heatscar.

Este vuelve a soltar otro grito de dolor que me hizo sentir tanta impotencia... tiene razón, ni siquiera puedo acercarme a ella. ¿Qué puedo hacer? ¡¿Qué hago, mamá?!

-Lo primero, es calmarte -sentí su mano sobre mi hombro. Abrí los ojos de par en par y la observé.

-¡Imposible...! ¡Tú estás muerta! -la madre de Rhys observa a mi madre dejándolo en paz por la sorpresa.

-Ravenna es hija del odio mismo, se alimenta de la ira, el miedo, la venganza... Mientras más negativa seas, más fuerte se volverá y destruirá toda esperanza en ti, destruirá todo lo que amas.

-¡Cállate! -Ravenna hace que su serpiente se deslice hacia nosotras.

Mamá aprieta mi hombro y levanta una mano. Una gran luz cálida aparece y la serpiente retrocede, aquella luz toma la forma de lo que parecía ser un fénix enorme, casi tanto como la serpiente. Este lo retiene.

-¿Cómo...? -murmuré.

-Somos energía, cariño. Somos luz, mientras que ellos son lo contrario. Debes creer en ti y proyectar toda tu energía, no te dejes llevar por el enojo que sientes ahora. Si quiere salvarlo, aprenderás a controlarte.

-¡Ja! Creo que es muy tarde para eso -Ravenna nos muestra a Rhys al elevarlo y hacer que vuelva a quejarse del dolor por lo que sea que esté haciéndole desde el interior.

Apreté mis manos sobre el suelo pero suspiré profundo cerrando los ojos un momento, me levanté tranquila... concentré toda mi energía y apunté a Ravenna con mi arco.

THE ANGEL and THE DEMONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora