Capítulo 13

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Narra Loren

Salí del baño bostezando por lo cansada que me sentía, escuché mi celular sonar por una notificación así que me acerqué a este y lo agarré para abrir el mensaje de un número desconocido. Hice una mueca confusa pero entonces noté que se trataban de unas imágenes.
Abrí los ojos de par en par y aparté la mirada unos segundos, me negaba a creerlo. Volví la vista a la pantalla y confirmé que no era una mentira. Realmente habían fotos de Rhys y Kathe en una cafetería, hablando, pero ella estaba sonrojada y él estaba con tu típica sonrisa socarrona y coqueteando. Habían más imágenes en el que él se le acercaba, inclinándose hacia ella como hace conmigo.

Negué con la cabeza, apreté los dientes y aparté el celular, pues estaba dolida.
Solo esta mañana ese idiota me había besado pero ahora coqueteaba con mi mejor amiga. Es molesto... pero me lo veía venir. ¿Cómo pude ser tan tonta para pensar que un demonio no jugaría conmigo de esta forma? Él solo me ve como un objeto sexual, por eso se me insinúa tanto, así nos ve a todas...

Dejé mi celular a un lado y me olvidé de todo, pues no quería pensar en eso justo ahora. Me levanté de mi cama pero rápidamente caí sentada por un fuerte dolor en la espalda, apreté los dientes y esperé a que se detuviera como siempre, pero esta vez no lo hizo... y en cambio se hizo más fuerte.

-¡Mhmg! -miré hacia la puerta pensando en salir y llamar a papá, este dolor ya estaba siendo demasiado fuerte- ¡M..Mierda...! ¡Papá!

Caí al suelo sujetándome del hombro, realmente estaba doliendo demasiado. Al parecer mi padre no me ha escuchado, así que probé gritando más fuerte.

-¡Papá!

Luego de aquel grito escuché pasos apresurados, papá entra en la habitación casi de golpe y me ve tirada en el suelo.

-Duele... Duele mucho -sollocé.

Él parece preocupado pero entiende la situación más que yo, pues se me acerca y apoya su mano sobre mi espalda.

-Tendrás que resistir, este dolor que sientes pasará, confía en mí y resiste, cariño.

Sollocé y me aferré a él por el dolor insoportable, sentía como si algo desgarraba mi espalda, abriendo esta. Solté un leve grito al sentir un lado de mi espalda siendo más pesado que el otro. Papá aprieta mi mano y me intenta calmar con palabras, cerré los ojos y aguanté lo que pude hasta que finalmente el dolor pasó y pude respirar tranquilamente.

-¿Qué ha sido eso? -pregunté intentando levantarme pero la espalda me dolía si lo intentaba- ¿Papá?

Él me sonríe y mira tras mi espalda, seguí su mirada y abrí los ojos aún más grandes cuando vi un par de alas blancas enormes y hermosas. Sonreí impresionada e intenté moverlas, aunque el dolor fuera algo que dificultara la acción.
Mi padre se levanta y me tiende la mano para ayudarme a hacer lo mismo, eso hice y volví a mirar mis alas una vez más.

-Son... iguales a las de tu madre -sonríe.

-No sabía que las balas fueran hereditarias, creí que eran lo mismo para cada ángel -negó con la cabeza mientras reía leve.

-Enseguida vuelvo.

Papá va hasta afuera de la habitación en busca de algo, yo no dejé de observar las alas pero... sí necesitarían lavarse, tienen un poco bastante de sangre. Al cabo de unos minutos papá regresa con toallas, agua y medicamentos. Me hace sentarme de espaldas a él y se encarga de limpiar en donde yo no alcanzaba, mientras que yo limpiaba al frente.

-Tu madre me dijo que este momento llegaría, así que me explicó cómo sería y lo que tendría que hacer.

-Al parecer te preparó muy bien -sonreí-. Entonces... ¿Ella sabía que iba a morir?

-Lo supuso todo el tiempo, es por eso que se encargó de todo. Fue una excelente mujer, muy prevenida y sorprendente.

-¿A todos les duele tanto la aparición de las alas? -pregunté luego de unos segundos.

-No en realidad. Ella me dijo que los ángeles normalmente ya vienen con alas, pero tú eres mitad humana así que tendrían que aparecer en cualquier momento y supimos que sería algo doloroso.

-Muy doloroso -aclaré.

Papá ríe levemente pero vuelve a concentrarse en curar mi espalda. Finalmente guarda las cosas y yo me levanté.

-Deja que se cure primero, antes de intentar volar.

Asentí dándole la razón.
Mientras eso ocurría papá me dijo que la cena ya estaba lista así que fuimos al comedor para cenar, pero fue difícil sentarle al tener estas gigantescas alas que me complicaron todo, pero al final me las apañé para acomodarme y cenar tranquila con mi padre, quien intentaba no reírse de mí.

-No es gracioso -mencioné.

-Lo siento, cariño... pero sí lo es.

Él se ríe y yo rodé los ojos. Volví a comer y a ignorarlo. Para cuando habíamos acabado la cena pude sentir que mi espalda ya estaba completamente curada, pues no me dolía moverme o batir las alas. Salimos al patio trasero y empecé a moverlas, no pude elevarme por un momento pero al batirlas con más fuerza pude hacerlo, me despegué del suelo sorprendida. Papá me mira con una gran sonrisa.

Volé hacia el cielo mientras reía por lo emocionante que es esto. Me dejé caer y aterricé frente a mi padre nuevamente, sintiéndome increíble. Esto es increible.

THE ANGEL and THE DEMONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora