Capítulo 37 || FINAL ||

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En cuanto Rhys y yo confirmamos el embarazo y se lo contamos a los demás no han parado de sentirse emocionados y mandarnos regalos para el bebé, o mejor dicho... los bebés. Aún recuerdo la expresión de Rhys al ver el ultrasonido en donde aparecían los dos, un niño y una niña, casi se desmaya el supuesto "rey del infierno". De solo recordarlo me dan más ganas de reír.
Pero no solo ha pasado eso en estos meses, sino que Rhys ha aprovechado para pedirme matrimonio al estilo humano, según él, y nos casamos hace tres meses.

Pero para aclarar las cosas... ¡Estoy a mitad del labor de parto!

Rhys estaba a mi lado, no hubo tiempo de ir a algún hospital u otro lado, pero sí vinieron ayudantes del cielo para asistirnos, cortesía de mis padrinos y Ariella. Como sea, desde que me enteré del embarazo creí que este momento sería algo más ancestral y que no dolería, sino que habrían más luces y brillos y listo, nacieron los niños... ¡pero no! ¡El universo quiso que sufriera en esto! ¡Porque duele como la mierda!

Estaba dando mi mejor esfuerzo para que esto terminara finalmente, mis quejidos cesan cuando el primer llanto los opaca. Abrí los ojos de par en par pero no hubo tiempo de sorpresas cuando el segundo también quería salir. Volví a esforzarme, a pesar del dolor, apretaba la mano de Rhys hasta que él mismo aceptaba que dolía, pero entonces sentí tanto alivio cuando todo acabó.

-Quiero... Quiero verlos -murmuré agitada y agotada.

Los que atendieron el parto acercaron a ambos bebés a mí, sonreí sin poder evitarlos y derramé un par de lágrimas.

-Tan pequeños... y tan lindos -comenté.

-Impresionante... -escuché decir a Rhys-. Ambos son híbridos.

Asentí dándole la razón.
Sé que sonará obvio pero en realidad había una gran posibilidad de que uno fuese un ángel completo y el otro un demonio completo, si no eran ambos de la misma raza. El caso es que el ser híbridos es muy inusual y especial, notándose principalmente en las alas, un lado angelical y el otro demoníaco.

Vi cuando alejaron a mis hijos para limpiarlos y hacerle todos los análisis, comprobando su salud. Cerré los ojos un momento, quería descansar para recomponer fuerzas. Rhys deja mi mano delicadamente sobre mi estómago y besa mi frente sin importarle el sudor por la labor.

-Descansa tranquila, angelito. Yo me haré cargo a partir de ahora.

Asentí débilmente.
Pude sentir a Rhys alejarse para acompañar a nuestros hijos mientras yo me dejaba llevar por el sueño.
No fui consciente, claro está, de cuánto tiempo había dormido, quizás un día, menos o más, no estaba segura. Pero lo que sí sabía es que al despertar tenía las energías repuestas, estaba completamente curada del parto y tenía la mejor vista posible.
Rhys acostado sobre la cama, con nuestros dos hijos acurrucados contra su pecho, él les prestaba atención mientras sonreía y jugaba con ellos dejando que le agarraran el dedo o la cola de demonio. Entonces, Rhys levanta la mirada hasta encontrarse con la mía, me sonríe y extiende su mano hacia mí para acariciar mi mejilla, colocando un mechón de cabello tras mi oreja.

-Buenos días, angelito ¿cómo te sientes?

-Mejor -sonreí acomodándome de lado hacia ellos y acariciandonel cabello de ambos-. Hermosos...

-Lo son, de verdad -respondió Rhys.

Él acaricia mi figura hasta detenerse en mi cintura, me sostiene y me atrae hasta ellos, dejando a nuestros hijos en medio de ambos.

-Evangeline... -murmuré acariciando delicadamente la mejilla de la niña-. Krynn... -pasé a acariciar la mejilla del niño.

Son los nombres que habíamos elegido anteriormente. Siento que les quedan tan perfectamente, sus rasgos faciales me hicieron pensar de que en verdad se parecen a nosotros.

-Rhys... Gracias.

-¿Hm? -me mira confundido pero enternecido al ver las ligeras lágrimas de alegría.

-Aunque he intentado alejarte de mi vida... gracias por no hacerlo, o sino no habría descubierto esta felicidad que siento ahora -sonreí aún más-. Te amo.

Rhys sonríe más, vuelve a acercar su mano a mi rostro y se encarga de limpiar las lágrimas de mis ojos. Se acerca a mí y besa mis labios de una forma lenta y tierna que ablandó aún más mi corazón.

-También te amo, angelito. Jamás estaría arrepentido de la elección que tomé al querer tenerte a mi lado -juntamos nuestras frentes.

Volvimos la vista a nuestros hijos que se removían un poco por lo levemente inquietos que son. Los abracé usando una de mis alas y Rhys me abrazó a mí, cubriéndonos a todos con su ala. Haciéndonos sentir cálidos y protegidos.

Es la mejor sensación que pude experimentar jamás.

THE ANGEL and THE DEMONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora