EL ENTERRADOR
Me llamó Samuel, pero la gente me conoce como "Samo el enterrador"... Por mi apodo ya se imaginarán a que me dedico e incluso tal vez, en donde vivo...
Este oficio me lo heredó mi padre, y la Verdad no tienen idea de cuanto lo disfruto, y más aún cuando chicas y chicos vienen a reposar por última vez al panteón donde trabajo, vivo y me divierto.
Tengo cuarenta años, y desde los quince entierro a mis adoradas almitas del cielo y del purgatorio... Si se trata de gente vieja les cavo su tumba con desdén, pero si son jovencitas y jovencitos, mi corazón se acelera, mis nervios se crispan y mi deseo sexual se hace duro, intenso... Enorme! Y no lo puedo evitar, no hago el agujero de tres metros, sólo de uno y medio, ya sabrán por qué.
Llegada la media noche, salgo de mi choza y me dirijo a buscar a alguien con quien pasar un rato lleno de pasión e intensidad... Hago memoria y ohh! En el terreno C se encuentran dos hermosos jóvenes, un moreno y un rubio que yacen en sus elegantes cajas... Rápidamente me dedico a exhumar sus divinos cuerpos y los acaricio, los beso y les hago el amor con infinita sutileza...No Me gusta la violencia, he tenido más de trescientos amantes en este lugar y a todos los he tratado por igual...
Jamás se podrán quejar de mi.
Mis correrías amatorias por lo regular son cada tercer día, pero los domingos nunca pues se los dedico a Dios en la iglesia del pueblo... El me ama y se que si algo hago mal, me perdona, siempre lo hace.
Hoy es jueves, hoy enterré a una linda señorita que me puso a soñar... Me miraba fijamente desde el vidrio de su ataúd, ¿y que creen? ¡Me enamoré de ella! Estoy esperando a que den las doce de la noche para decirle lo mucho que la amo, y que quiero pasar el resto de mi vida con ella... Ohh! Se me olvidaba decirles algo, me trajeron unos hombres a un lugar muy raro, pues estoy rodeado de cuatro paredes blancas y en medio de ellas me encuentro en una mesita escribiendo mi diario y pensando en mi linda señorita... Me quiero salir de aquí pero no me dejan, según me dicen unos hombres con bata que este será mi nuevo hogar... ¡No me gusta! ¡Sáquenme de aquí! ¡Soy Samo el enterrador! Aquí hay pura gente viva y a mi me gusta la gente muerta, la que no respira, la que no da problemas... ¡La que me ama sin pedirme nada a cambio! ¡Soy Samo el enterrador!