CANDILEJAS
Se comenta mucho de esta extraña aparición en campos y montañas, se dice que son tres bolas de fuego que suenan como si de trastos se tratara, se cree también que se le aparece a borrachos y personajes que por algún motivo los encontró la noche fuera de casa, algunos dicen que son brujas otros que es el fuego del mal. Siempre viví en la ciudad pero en vacaciones iba al campo donde los abuelos, la abuela siempre me advertía de no salir de noche, podía toparme la candileja, pues la realidad es que yo un chico de ciudad no podía dar crédito a semejantes historias, más parecían cuentos de niños, otra de las cosas que decía los abuelos, es que la casa la rondaban una gran cantidad de duendes, estos no eran malos decían, por el contrario protegían a los propietarios, mientras no se les molestara con ellos no había ningún problema, como podía creer algo así.
Una noche aún muy temprano, con un primo que vivía por allí mismo salimos a mirar estrellas, serían eso de las siete y media, aunque el creía en éstas historias, su consigna era, si veo algo extraño corro a casa y nada me pasa. Estamos ahí tirados bajo el cielo , un a gran luna y un sinfín de estrellas llenando el firmamento, cuando a una gran distancia se escucha como un hombre de esos que compra cacharros de segunda, los dos levantamos la mirada, y vemos a una gran distancia tres bolas de fuego, mi primo es el primero en reaccionar, me toma de la mano y me quiere llevar a casa arrastrado, es la candileja grita asustado, pero de esa misma mano lo retengo y le digo que solo es algo que tiraron en la copa de los árboles, por el contrario debemos tratar de bajarlo, no se vaya a generar un incendio, el casi que arrastras se fue tras de mi, las tres bolas hacían el ruido y además chispeaban, en algún momento parecía que se apagaban y en otro subían tanto su llamarada que creías ibas a quedar ciego con esa incandescencia, podría yo decir que estábamos a unos doscientos metros, cuando eso se vino directamente donde nosotros, con un vuelo infernal, una velocidad que no era normal en un animal o persona, en ese momento pensé en un dron de esos que he visto en la ciudad, al parecer con grandes luces a los lados con un efecto como fuego ardiente, me reí para mi mismo por mi ingenuidad al creer que en verdad era algo paranormal, así que jalé con más fuerzas a mi primo quería mostrarle el error, pero lo que creí era un dron se nos vino en cima y nos derribó , era como una araña de fuego, pero con cara de animal o algo así, no sentimos el calor que creí eso debía producir, lo que sentí fue como la fuerza de un viento comprimido, nos derribó y nos empujó unos tres metros por el suelo, eso nos iba a aplastar a llevar o lo que fuera que le hiciera eso a uno, no nos aplastó o algo así, pero una extraña fuerza nos llevaba, no es que nos arrastrara es como si levitáramos, mientras eso nos iba llevando los cacharros o lo que había dentro de eso sonaba más fuerte, no nos podíamos mover, solo gritar como locos pidiendo ayuda, pero sabíamos que aquello era algo de otro mundo, estábamos perdidos, cuando pensé que no teníamos salvación y que eso tal vez nos llevaría al infierno, fue ahí donde los vi al lado de nosotros, no uno, ni dos, cientos de ellos, muchos duendes con antorchas, el fuego que teníamos sobre nosotros al verlos simplemente se apagó y desapareció en la oscuridad, yo di un respiro, de inmediato me puse de pie para ver más de cerca aquellos pequeños seres tan irreales, pero allí no había nada, ni rastros de sus pasos, mi primo y yo corrimos a casa, le pregunté si había visto los duendes, el me asegura no haber visto nada, pero yo si estoy seguro de lo que vi, después de ese suceso no volví a ver ni la candileja, ni los duendes, ya poco voy por allí, no es por temor de lo que viví, más que nada por mis ocupaciones.