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Jennie POV'S

Bake With Mina sin duda tiene todo lo que podrías buscar para hornear en casa, así que me paso más de media hora en mí propio mundo feliz observando algunas cosas y otras poniéndolas en la cesta de compras. Mientras tanto, Nayeon y Jihyo toman todos los chocolates que caben en sus manos y los amontonan con los demás dulces en su cesta.

Después de que las mellizas me mostraran la galería de arte, me presentaron a Chae Rin, quien tiene un aspecto muy profesional y educado. No pasó mucho hasta que nos fuimos, y cuando les dije a las chicas que iría a la tienda de la esquina comenzaron a decir lo mucho que les gustaba este lugar. No podía hacer vista gorda a su emoción, así que las invité, y aquí estamos.

Doy una vuelta más en la tienda revisando que no me falte nada y una vez que estoy completamente segura de tenerlo todo, me acerco hacia la cajera. Las hermanas no tardan en aparecer a mí lado.

—¿Cómo están mis hermanas favoritas?—La chica frente a mí sonríe con amabilidad mientras toma los ítems de mí cesta. Las mellizas sonríen encantadas como respuesta a su halago—¿Y qué hay de ti? Tú cara me parece nueva—Sus bonitos ojos azules me miran con detenimiento.

Jihyo asiente con la cabeza mientras rompe el envoltorio con los dientes de un chocolate con nueces y le da un gran mordisco.

—Es la hija de William Kim, ya sabes, el doctor que se mudó al viejo consultorio—La cajera asiente con la cabeza, extiende su brazo por sobre el mostrador y estrecha su mano con la mía.

—Es un placer, mí nombre es Mina.

—El placer es mío, soy Jennie—Le sonrió antes de soltar su mano.

Por su nombre me imagino que es la dueña del lugar, lo que me sorprende, porque no debe pasar de los veintidós años.

Mina se ve muy diferente a la mayoría de Westford, para empezar no usa un vestido que le llegue hasta la altura de las rodillas, ni tiene la manicura perfecta o las mejillas cubiertas en rubor. En su caso su cabello rubio, de raíces obscuras, llega casi hasta la altura de su cintura y en su nariz respingada brilla un piercing que imita la plata.

Claramente tiene un aspecto más rebelde, e incluso intimida un poco al primer vistazo, pero una vez que la escuchas hablar te das cuenta que es alguien amigable y bastante dulce.

—Supongo que estás aquí porque te gusta hornear. ¿Qué hay de especial para hoy?

Llevo mis manos a cada lado de mis caderas, y recargo mí peso sobre mí lado derecho intentando encontrar una posición cómoda. Los pies me están matando de tanto andar estos últimos días.

—Estaba pensando en unas galletas con chips de chocolate—Respondo emocionada mientras la observo anotar unos números en una libreta rosa.

Cuando se trata de pastelería soy pura alegría.

Encontré en hacer una mezcla, preparar una masa o derretir chocolate, cierta paz que nada más me puede dar.

A los trece empecé con una adicción a los programas de pastelería, esos en los que ves a gente realmente talentosa competir por una buena suma de dinero o simplemente competir por algún título, el caso es que puedo pasarme horas enteras mirando esos programas sin parar. Y no me molesta repetir episodios. Para los catorce le pedí a mamá los primeros moldes de chocolate y cuando llegué a los quince hice unas cuantas recetas propias. El resto lo fui aprendiendo con los años, y aunque estoy lejos de estar al nivel de un profesional gastronómico me siento bastante orgullosa de mis creaciones.

—Ya veo—Alza el paquete de chips de chocolate con una sonrisa contagiosa.

Suelto una risa.

Mina termina de pasar las demás cosas, me dice el precio de todo y el proceso finaliza cuando llega la hora de pagar. Ahora es el turno de las mellizas.

HEAVEN | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora