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Jennie POV'S

Intento recuperar el aliento con la cabeza apoyada sobre el hombro de Lisa mientras las yemas de sus dedos trazan suaves caricias a lo largo de mi espalda. Todavía con ella dentro mío, gimo despacio cuando alza las caderas en una embestida suave, retomando sin esfuerzo alguno de los movimientos, golpeando entre las paredes de mi coño.

Un sonido ronco se desliza por mi garganta y abandona mis labios entreabiertos, más consciente que nunca de que ella sigue muy dura y prometió tenerme el resto de la noche a su merced. Gimoteo, con pequeñas gotas de sudor deslizándose por los costados de mi frente, el cabello despeinado y los labios hinchados.

—¿Has tenido suficiente de mi, Jennie?—Tan arrogante y socarrona como siempre. Exhalo un suspiro, acoplándome a las estocadas de sus caderas, balanceando las mías a medida que Lisa me impulsa con las manos en mi cintura—Te hice una pregunta—Asevera.

Levanto la cabeza, agarrándome de sus brazos al subir y bajar por su gruesa longitud; erecta, dura y malditamente placentera. Podría quedarme con ella follando días enteros.

—No—Niego, muy segura de mi respuesta—¿Tú de mi?—Murmuro muy cerca de su boca.

Su pecho se eleva al tomar una respiración profunda, la expresión endurecida al ajustarme con los brazos, repletos de tatuajes, más cerca de su cuerpo. Gimo largo, y el aire se me queda a mitad de camino cuando de un movimiento ágil nos da la vuelta a ambas sobre el colchón.

Mi espalda descansa sobre la suave superficie, con cada pierna a los lados de la figura de Lisa, su firme torso presionándome al embestir en mi interior con lentitud, torturándome a medida que entra y sale a su pausado ritmo.

La mirada de Lisa centellea, el celeste transformado en una tormenta desenfrenada de emociones intensas que nos corroe a ambas, pero que sin embargo, ninguna está lista para asimilar, exponer, como tampoco de aceptar, aunque sí entendemos algo; a nuestra forma, nos complementamos. Ella une su frente con la mía;

—Una vez te dije que jamás te dejaría ir—Gruñe ronca, acariciando la punta de su nariz con la mía. Abro la boca, soltando un jadeo—¿Crees que aquello no significó nada?—Besa la línea de mi mandíbula.

Lisa se sostiene con ambas manos sobre el colchón, ejerciendo el peso justo sobre mi, sin que sea de más o molesto. Me gusta tenerla arriba mío, que su olor y esencia me inunden todos los sentidos.

Al permanecer en silencio por unos segundos, observando a su perfecto rostro, ciertamente entro en duda sobre si ella sería capaz o no de alejarse, apartarme y abandonarme a mi suerte. El gesto se le oscurece. Enfadada, sus caderas toman mayor ímpetu, hundiéndose en un golpe duro.

Joder.

—Jennie—Advierte, demandante—Usa la boca.

Su necesidad por obtener una respuesta no me toma desprevenida, porque desde nuestro primer encuentro es que ella siempre lo exige. Un vago asentimiento o seña no satisface su apetito por el control; tiene que oírlo, debe ser pronunciado y expresado en lo alto, formulado para que sea sellado en el aire.

Porque una vez que lo dices, no hay vuelta atrás. No existen mentiras o desvíos que tomar. Lo has dicho, te has expuesto, no importa qué sea, está allí afuera. Hay cierto gusto perverso en eso, y por más que desconozca el motivo de tal seria necesidad, intuyo que tal vez oírlo le proporciona cierta seguridad.

Después de su comportamiento en el coche, aprendí que la chica de los tatuajes es más sensible y dulce de lo que alguna vez me pude imaginar. Muy lejos a la primera impresión que me dió meses atrás y sostuvo hace no mucho tiempo.

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⏰ Última actualización: Oct 28 ⏰

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