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Jennie POV's

Enciendo el horno y reviso una vez más la temperatura antes de alejarme y seguir en la cocina. Cuando papá y mamá se fueron a sus respectivos trabajos, me pareció una buena idea dedicarme a cocinar al menos por unas cuantas horas. Después de una buena ducha y ponerme unas bragas, claro está.

Necesito despejar la mente, papá tiene razón en eso de que debería andarme con más cuidado. Lo último que quiero es ser una carga para mí familia, pero eso no hará que la decisión de seguir en busca de mi hermana ya no sea una opción, sólo tendré que asegurarme bien de que mis padres no se enteren. Y en el trascurso intentar no generar ningún tipo de problema.

Llegué a la conclusión de que quizás lo mejor sea viajar a Boston, hacer unas cuantas preguntas en la Universidad de mí hermana e intentar contactarme con las personas que la vieron los últimos días antes de que se esfumara. El único, pero gran problema, es el transporte. Es obvio que no puedo pedirle el coche a papá, así que tal vez me las tenga que ingeniar para eso, e inventar una muy buena excusa por mi ausencia en la casa.

Suelto un suspiro mientras le doy vueltas al caramelo, y espero unos segundos para tomarle la temperatura con el termómetro y verificar que esté en la correcta antes de retirarlo del fuego. Una vez está hecho eso, vierto el líquido sobre el molde para tortas, justo por encima de las manzanas verdes cortadas en láminas. Sonrío orgullosa, el color dorado y brillante de la azúcar derretida se ve espectacular.

De repente siento a Ava deambular a mi lado, la gata regordeta no deja de ronronear y rasguñar mis pantalones largos de verano en busca de atención. Le tiro un beso en el aire, ella sólo me mira. Me da tanta ternura que no puedo evitar reír.

Vuelco mi atención otra vez a la cocina, lista para echar la mezcla de la torta sobre todo lo demás, me detengo cuando en la puerta de la entrada se escuchan tres golpes secos. Al instante miro el reloj colgando en la pared, son las cuatro, lo que significa que ella está aquí.

Dejando todo a un lado, camino con pasos tranquilos. También estuve dándole vueltas a la visita de ayer por la noche que el Doctor Sebastian le hizo a mi padre, no puedo dejar de pensar que él y Lisa tienen algo que ver, lo que sería una gran coincidencia, por decir poco.

Cuando llego a la puerta, no me toma ni dos segundas tomar el picaporte y abrir. La pelinegra se ve más que bien con una camiseta de mangas cortas oscura pegada al cuerpo, tiene los brazos cruzados sobre el pecho y una mirada pícara brillando en los ojos. Sonrío un poco, no me quedó de otra que acostumbrarme a su presencia arrogante y soberbia.

—¿Que estás cocinando?—Medio olfatea cuando me hace a un lado y se abre paso en la casa.

—Eh si, puedes pasar—Digo irónica. Frunzo el ceño al verla caminar con tanta ligereza por la sala y hacer su camino hasta la cocina. Podrá ser una genio para tener la cabeza entre mis piernas y hacerme delirar de placer, pero eso no le quita lo frustrante e idiota—Es la segunda vez que te metes a mi casa como si nada, nunca está de más pedir permiso ¿Sabes?

Cierro la puerta detrás mío, y la sigo. Escucho su risa de fondo resonar desde la cocina, ugh, la paciencia es una virtud que no me fue dada.

—Eso se ve bien—Me detengo al verla meter el dedo dentro de la mezcla y darle una probada. Ava parece haberse esfumado, nunca le gustaron mucho las visitas. En cuánto a la chica de los tatuajes, ésta tiene la costumbre de querer probar cada cosa que preparo, lo que con sinceridad no sé si es caliente o molesto—¿Ya probaste?—Vuelve a meter el dedo, y cómo la noche que vino a cenar, lo extiende hacía mí.

La sonrisa ladina que se asoma en sus labios me dice que está jugando, y la mirada perversa que comienza a formarse en sus iris avisa que es una especie de reto.

HEAVEN | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora