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Jennie POV'S

El coche de Mina es ridículamente pequeño, pero supongo que cumple su función cuando nos lleva por el camino de tierra, entre la espesa cantidad de árboles ubicados a los costados de la carretera.

Las mellizas no han dejado de charlar en lo que va del viaje, ya sea para discutir sobre los pocos modales de Jihyo, o lo "aburrida" que la melliza cruel del par asegura que Nayeon es. En consecuencia sus estridentes voces llegan a hacerme doler la cabeza por momentos, y Mina también parece estarse replanteando haber venido, aunque debo confesar que las hermanas compensan algo del mal rato con instantes en los que sueltan algún que otro comentario astuto y vivaz.

Frunzo el ceño al visualizar a lo lejos, entre las ramas altas y las hojas verdes, una fuente de humo que se alza hasta el cielo y se pierde en el resto de la oscuridad de la noche.

La gran fogata.

—¡Estamos tan cerca!—Chilla Nayeon.

—¡Sólo unas cuantas curvas más!—Acota Jihyo.

Mina resopla—Joder, parecen dos mocosas de dieciséis—Murmura sólo para que yo la escuche.

Me río a su lado, mientras intento que mi culo se acomode en el maldito hueco que hay en asiento del acompañante. Me rindo después de unos movimientos, no hay nada que hacer, el destartalado vehículo a penas si toleró la derrapada de hace unos minutos atrás, no puedo pretender mucho.

—¿Creen que esté Sana?—Una de ellas vuelve a hablar—Después del espectáculo del años pasado, yo no aparecería.

—Hablé con ella ésta tarde—A veces se me olvida de que Mina es amiga de florcitas—Me dijo que no se lo perdería por nada del mundo. Incluso, probablemente ya esté allí.

Aguanto las ganas de torcer los labios. Tenía esperanzas de que nos llevemos bien, pero después de lo que hizo en el Minerva, intentando ponerme en contra de las chicas y dejándome al descubierto con mi padre, por mí, y muy honestamente, se puede perder dos meses enteros en las profundidades del bosque. No me interesa.

Hay una clara diferencia entre esa chica y yo; mientras le gusta aparentar y jugar a la inocente, siendo más una persona con problemas de celos y posesividad, yo puedo reconocer la mierda con la que trato, tan dura o difícil que sea. Incluso cuando la veo en mi propio reflejo al estar frente a un espejo. ¿Debería sentirme orgullosa de tal cosa? No. Pero por lo menos lo acepto.

—¿También con Lisa?—Jihyo cierra la boca de repente—Lo siento, ¿Se puede nombrar?

Aprieto los labios en una delgada línea, y simplemente asiento, algo seca. No debido a que ella la haya traído a la conversación, si no porque mi mente trae el recuerdo de nuestra discusión de hace tan sólo horas atrás, y toda la mierda que le dije. Suspiro. Me vuelvo a remover sobre el asiento.

Entonces ya cargaba un humor de mierda, pero al evaluar la opción de que la pelinegra esté con Sana, es la primera vez que la imagen de ellas dos juntas me genera incomodidad.

—No importa—Agrego una risa para sumarle realismo. Todo el coche se funde en un silencio. Me vuelvo un poco hacía la parte de atrás, la miro brevemente—Ya deberían saberlo—Con eso dicho, me enfoco nuevamente en la calle de tierra.

Si soy sincera conmigo misma, no creo haberlas convencido lo suficiente sobre eso de que jamás pasó nada entre la chica de los tatuajes y yo, lo noto por cómo las mellizas se buscan con la mirada, y Mina se suma dándoles un vistazo por el espejo retrovisor.

—Lo siento, es que...

—Ya está Jihyo, la escuchamos. No le importa—Su hermana la corta con severidad.

HEAVEN | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora