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Jennie POV'S

—¿Ahora qué hacemos?—La rubia comienza a caminar de un lado hacía el otro, Sana aún más confundida que antes nos mira con una ceja arqueada y los brazos cruzados sobre su pecho.

Me vuelvo a Lisa esperando que de alguna u otra forma ella sea capaz de encontrar la solución. Sus celestes ojos se encuentran con los míos, parece ligeramente molesta. La mirada turbada y la mandíbula afilada.

—Lisa—Murmuro. Es inevitable que los nervios no me asalten y que por mis venas empiece a correr una sensación similar al temor.

La vengo cagando hace tres días seguidos, desde no contestar las llamadas hasta haberles mentido sobre mi paradero.

Pero ya es tiempo de enfrentarlo, en algún momento la situación me iba a explotar en la cara y efectivamente está pasando ahora, por más inconveniente que sea. Si tan sólo papá hubiera esperado unas horas más, me habría dado la oportunidad de llegar a casa y charlar tranquilos.

En eso la pelinegra vuelve a maldecir por lo bajo, le da un leve vistazo a mi cuerpo y niega.

—Ve a darte una ducha rápida, no puede verte así—Seguridad al hablar. Se acerca más. Su gran figura se cierne sobre la mía, agacha un poco la cabeza e intenta tranquilizarme—Arriba hay ropa limpia que me pertenece, tú bolso sigue en mí coche y está claro que no puedes salir fuera a buscarlo—Asiento—En la habitación está todo lo que puedas necesitar, no tardes demasiado.

—Disculpen pero aquí sigo yo sin entender. ¿Qué está pasando?—La chillona voz de la pelirroja se hace oír. Ambas la ignoramos.

—A ti nadie te quiere explicar nada—La rubia le responde—No nos agradas—Se burla.

—¡¿Escuchaste lo que me dijo?!—Prácticamente le grita a Lisa.

La pelinegra pone los ojos en blanco, se inclina más y hace de nosotros una burbuja aparte.

—Lo sé—Susurro. Muerdo el interior de mí mejilla. Mí pecho se inunda en agradecimiento por ella. Lisa hace unos días literalmente dejó todo por acompañarme a Boston e incluso con su manera inusual y ligeramente peculiar, cuidó de mi—¿Mientras qué harás?

—Te daré tiempo—Asegura—Voy a intentar...

Tres fuertes golpe se escuchan en la puerta de entrada así quedando entonces las palabras de la pelinegra en el aire. La respiración me falla, trago saliva con dificultad.

Papá debe estar más que enfadado, porque de la entrada a la primera sección y luego a la zona exclusiva del club existe un buen trecho. Siento a Rosé maldecir, Sana da un corto gritito.

Lisa percibe mi estado nervioso, me toma el rostro por las mejillas y dice:

—Entiendo que esté molesto contigo, ¿Pero porque tú le temes tanto?—Frunce el ceño.

Abro los ojos a lo grande, en efecto no me había dado cuenta de que mis manos han comenzando a tener ligeros temblores. El sudor frío que recorre mi nuca eriza los vellos de mis brazos. Me quedo muda, incapaz de darle una respuesta.

Los recuerdos inundan mi mente.

Ya sé que se viene. Jodida mierda que lo sé.

—Jennie—El tono de su voz se vuelve más oscuro, peligroso.

—Disculpen, pero deben tomar una decisión rápido—Rosé se nos acerca—Tú padre no muestra intenciones de querer irse—Lisa y yo nos damos la vuelta para verlo.

Como si fuese una señal, mi celular vibra a través del bolsillo trasero de mi pantalón de verano. Lo tomo con los dedos temblorosos, papá está llamando.

HEAVEN | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora