Jennie POV's
Las sábanas se enredan entre mis pies, suspiro y busco el calor de Lisa. Abro los ojos con esfuerzo, la habitación fundida en una profunda oscuridad. La cama vacía a parte de mi.
Con cansancio me levanto ligeramente, tengo el cuerpo adolorido pero el precio a pagar por lo que hicimos anoche vale totalmente la pena.
Estrecho los ojos en la penumbra en busca de Lisa, es en vano, ya sé que ella no está aquí. La sensación que me invade el pecho no me gusta. Bufo, prefiero no molestarme ni en pensar en dónde diablos puede estar.
Me incorporo más sobre el colchón, la rodillas levemente flexionadas. Tapo mi desnudez con las frazadas, la pintura seca se siente tirante sobre mi estómago y brazos pero lo ignoro. Me muevo hacía la mesa de noche para tomar mi celular y revisar la hora, enciendo la luz del velador.
Recién dan pasadas las tres de la madrugada y aunque me acabo de prometer no rebuscar en mi mente el porqué ella no está junto a mí, lo vuelvo a hacer inconscientemente.
Lisa y yo follamos, tan simple y a la misma vez complicado como eso.
No siento arrepentimiento ni pena, pero por cómo mi estómago se revuelve y las entrañas se retuercen en mi interior, comprendo al fin que lo que ha pasado hace tan sólo unas horas atrás es nada más que el inicio de una mierda a la que con mucho gusto accedí.
La pelinegra lo dijo, yo estuve de acuerdo con ella.
Aprieto los labios en una delgada línea, dejo el celular en su lugar y entonces caigo en la cuenta de que extrañamente papá ha terminado con las constantes llamadas y sobretodo de enviar tantos mensajes de texto. Supongo que ya se dió por vencido, lo que comprendo, pero mamá todavía no ha dado señales de vida y para mí muy mala suerte eso significa una única cosa; estoy en graves problemas.
En eso cualquier pensamiento queda interrumpido cuando la puerta de la habitación se abre, un poco de luz roja del pasillo llega e ilumina la mitad de mi cuerpo. Estrecho los ojos al vislumbrar la figura de Lisa, ella se percata de mí al instante. La siento reír entre dientes y en presencia de su clásica actitud que ya ha logrado irritarme sin necesidad de siquiera mencionar una sola palabra, una increíble sensación de alivio nace en mi interior.
La pelinegra ha vuelto.
—No sé porqué creí que seguirías dormida—Se encoje de hombros.
Lisa cierra la puerta de madera detrás suyo. De nuevo estoy envuelta bajo la tenue y pobre iluminación de la lámpara, pero ahora acompañada.
Me muerdo la lengua para no preguntarle dónde estaba aunque me muera por hacerlo y la curiosidad me carcoma desde dentro.
—¿No hay respuesta?—Sus pasos se escuchan sobre el suelo, se acerca hasta mi lado de la cama e inclina hacía mi—Usualmente siempre tienes algo que decir, cosita.
Trago saliva.
Una lucha se desata, me debato en serle sincera o no. La mayoría de las ocasiones le suelto sin ningún tipo de remordimiento lo que está pasando por mi mente pero ahora es como si estuviera caminando sobre agua congelada, cualquier mal movimiento y caeré al vacío.
Joder.
¿Pero vale la pena dejar de ser como soy por simple temor? Además, ¿A qué le tengo tanto miedo?
—¿Está todo bien?—Consulto. Su ceño se frunce ligeramente, las arrugas en su frente se pronuncian—En el Minerva, quiero decir—De inmediato la expresión se le relaja y como es usual esa sonrisa egocéntrica suya se le comienza a formar en una de las esquinas de los labios.
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HEAVEN | Jenlisa G!P
RomanceEl pequeño pueblo de Westford, tan tranquilo y pintoresco como las personas que lo habitan, guarda tradiciones y leyendas más inquietantes de lo que uno se podría imaginar. Aunque Jennie es ajena a todo eso a su llegada, con el pasar del tiempo se a...