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Jennie POV'S

Las tres nos mantenemos en la misma posición por algunos minutos más, es difícil hacer que Rosé permanezca en silencio, pero al final se tranquiliza, o algo así.

—¿Se marchó?—La rubia susurra.

Lisa bufa cansada de tanto lidiar con el manojo de nervios que su mejor amiga es, pero termina por levantarse y mirar por sobre la baranda. Observamos atentas a la pelinegra, quién al final asiente dándonos el visto bueno.

—Sí—No tardamos ni dos segundos en ponernos de pie—Parece que la recepcionista entró a la oficina.

Me acomodo a su lado dándole un vistazo al estacionamiento, el coche de papá no está y efectivamente no hay rastro alguno de Renata.

—Joder, sentí las náuseas y todo—Suelto una leve risa al escuchar las palabras de Rosé.

En todo el rato la rubia no paró de hablar en susurros, diciendo que no estaba lista para conocer a mi padre y aún menos para tener que explicarle porqué estaba conmigo en una ciudad que no es Westford, y para colmo a plena madrugada en un motel de mala muerte. Lisa se la pasó refunfuñando, toda una gruñona que apenas si podía mencionar palabra sin maldecir en el medio.

—Yo también—Me muestro de acuerdo. El celular vuelve a vibrar en mi mano—Pero él ya lo sabe.

Que papá esté en conocimiento de mi gran y jodida mentira es un problema de tamaño catastrófico. No quiero ni imaginarme lo que me dirá cuándo llegue a casa. Sin embargo, eso no justifica que de alguna manera William crea que esté bien estarme monitoreando a dónde sea que vaya. Además de comprobar el hecho de que no confía en mí, cosa que es bastante entendible al pensar en lo que estoy haciendo, es un tanto preocupante. Tengo diecinueve malditos años, y parte de que no sea sincera con mi propia sangre sobre lo que estoy haciendo en la ciudad, se debe a que ellos no lo son conmigo.

No me olvido de la reacción de mamá, no puedo quitarme de la cabeza las respuestas evasivas que me dió antes mis dudas hace algún tiempo atrás. ¿Y papá? Hace como si Jisoo jamás hubiera existido. Para los de afuera; está en un retiro, para nosotros, ella no forma parte de los Roosvelt.

Así que no me disculpo por mentir, engañar y manipular. No cuándo estamos hablando de mi hermana mayor.

¿Y si ella necesita mi ayuda pero está siendo lo bastante orgullosa cómo para no venir a por ella? Jisoo, ¿Dónde diablos te metiste?

—¿Ahora qué?—Rosé tira con suavidad de la manga de mi camiseta tal cuál niña pequeña. Me vuelvo hacía ella.

—Iré a hablar con Renata, antes me preguntó si nos conocíamos de algo—Me encojo de hombros—Quizás me confundió con mi hermana.

—Puede ser—Asiente—¿Tienes fotos de ella?

—Sí—Asiento con una ligera sonrisa melancólica. Pongo la clave alfanumérica en mi teléfono celular antes de mostrarle—Es ella—Le extiendo el aparato.

Tanto Lisa como Rosé se inclinan más cerca a mí. Ambas miran la pantalla, en la foto estamos ella y yo sonriendo. En mi caso estoy sosteniendo a Ava, el peludo felino tiene cara de pocos amigos pero así y todo se deja agarrar, en cuánto a Jisoo, ella está arrugando la nariz y sonriendo a mi lado.

Creo que en ese tiempo yo tenía unos dieciséis, Jisoo estaba en el segundo año de la universidad. Mamá tomó la fotografía unos pocos meses antes de mi decimoséptimo cumpleaños, antes de que todo se fuera a la mierda.

Ambas chicas se miran por un breve momento, Rosé aprieta los labios en una delgada línea y menea la cabeza. Lisa alza una ceja.

—No se parecen demasiado—Frunzo los labios.

HEAVEN | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora