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Jennie POV'S

No puedo evitar volver la vista a la puerta de la casa mientras hago mí camino hacía el todoterreno de Lisa. Papá se está encargando de entretener al Doctor Sebastian, así que apenas si notó cuando le dije que pasaría gran parte de la noche fuera.

Al llegar al coche me siento nerviosa, pero no por tener que compartir un espacio medianamente pequeño con una de las idiotas más arrogantes que jamás haya conocido, si no por la reunión de William con el que al parecer, y muy extrañamente, tiene algún tipo de conexión familiar con Lisa.

Me da mala espina.

Abro la puerta sin muchos rodeos decidida a preguntarle a la chica de los tatuajes si conoce a Sebastian, pero cuando me encuentro a Sana y Rosé en los asientos de atrás algo me dice que lo mejor es guardar silencio y esperar a que estemos solas.

—Me alegro de verte, bonita—Escucho a Rosé decir. Ni bien estoy acomodada en el asiento delantero, siento la mano de la rubia sobre mí hombro—Tuve que renunciar al lugar de adelante por pedido de Lisa, así que espero que al menos hoy me aceptes un trago.

Sonrío divertida.

—Nada de cerveza—La miro de refilón—No me gusta.

Ella asiente.

—Pues tequila será—Me guiña un ojo.

Entiendo que no está coqueteando ni intentando hacer algún tipo de movimiento, parece ser que así es su personalidad. Algo divertida, inquieta, arrogante y presumida. No muy diferente a la chica a mi lado, pero quizás sí algo más relajada.

—Hola, Sana—Saludo cuando siento la camioneta ponerse en marchar y largarse a andar por las tranquilas y nocturnas calles de Westford.

Rosé deja caer su agarre sobre mí, miro sobre el espejo del coche como la pelirroja sonríe sin los dientes.

—Hola, Jennie—Responde amablemente.

No soy estúpida, supongo que ver a otra chica con su amor frustrado no debe ser muy bonito.

—Me gusta tú vestido—Aún la observo por el espejo cuando le doy el cumplido. A ella parece gustarle, porque al instante sus hombros se destensan un poco.

—Y a mí el tuyo—Sonrío en respuesta. Tal vez podamos llevarnos bien y dejar los problemas innecesarios, como el de Lisa, a un lado. Además, ella y yo no somos nada, así que no tendría de que preocuparse.

Vuelvo la vista al frente.

—¿No hay saludo para mí?—La pelinegra me da una mirada.

—No había llegado aún a ti.

—Ya saludaste a esos dos, ahora quiero el mío.

Me es difícil no aguantar la risa.

—Hola, Lisa. Es un genuino placer volver a estar junto a tú maravillosa e inigualable presencia—Digo con sarcasmo.

Ella dibuja una sonrisa ladina.

—Diría que es un placer también verte, pero la verdad es que cada vez te esfuerzas más para jugar con mis nervios. Así que no.

Ruedo los ojos.

—Cierra la boca.

Ella se da la vuelta, dejando de prestarle total atención al camino para decir con una sonrisa y mirada burlona:

—No creo que en verdad quieras eso.

Lucho por que mis mejillas no se pongan rojas, y sí como de un milagro se tratase Rosé se inclina entre nuestros asientos, dejando su cabeza en el medio. Lisa vuelve la mirada al frente como si nada.

HEAVEN | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora