Cuando por fin la velocidad de la Red Flu disminuyó, Gia estiró los brazos para evitar darse de bruces contra el suelo de la cocina de los Weasley al salir de la chimenea.
- ¿Se lo comió? - preguntó Fred ansioso mientras le tendía la mano a Gia para ayudarla a salir de la chimenea.
- Si - respondió poniéndose en pie - ¿Qué era?
- Caramelo longuilinguo - explicó muy contento - ¿Te acuerdas que el curso pasado comentabas que Malfoy era un bocazas? De ahí me vino la idea - le hizo una reverencia - los hemos inventado George y yo, y hemos pasado todo el verano buscando en quien probarlos.
Todos estallaron en carcajadas en la pequeña cocina, y Gia miró a la mesa. Ron y George le sonreían, con dos pelirrojos que nunca había visto y supuso que eran Bill y Charlie, los mayores.
- ¿Qué tal te va, Gianna? - preguntó el mas cercano, teniéndole la mano para hacerle una reverencia. Estaba llena de ampollas, por lo que supuso que era Charlie - ¿Y dices que ha adelgazado, Ron? - él asintió - a mamá le dará un infarto entonces, cuando la vea.
Bill se levantó sonriendo y también le hizo una reverencia. Gia le miró sorprendida. Sabía que trabajaba en Gringotts, el banco mágico, y que había sido Premio Anual en Hogwarts, por lo que se lo imaginaba como Percy: quisquilloso con las normas e inclinado a mandar. Sin embargo, a Gia le pareció, además de guay, muy guapo: era alto, tenía el pelo largo y recogido con una coleta, llevaba un colmillo de pendiente e iba vestido de una manera que pensó que se llevaría muy bien con Sirius.
Antes de que nadie dijera nada, el señor Weasley apareció al lado de George, mas enfadado que nunca.
- ¡No ha tenido ninguna gracia, Fred! ¿Qué demonios le diste a ese niño muggle?
- ¿Yo? Nada - dijo con falsa inocencia - Solo se me cayó del bolsillo y él corrió a cogerlo.
- ¡Lo dejaste caer a propósito, y sabías que se lo comería porque esta a dieta!
- ¿Cuánto le creció la lengua? - preguntó George con interés.
- Cuando sus padres me permitieron acortársela, un metro.
Todos se echaron a reír de nuevo.
- ¡No tiene gracia! - gritó el señor Weasley - ¡Ese tipo de comportamiento enturbia muy seriamente las relaciones entre magos y muggles!
- Ellos son los que enturbian las relaciones entre muggles y magos - murmuró Gia.
- Exacto - la apoyó Fred - no se lo dimos porque fuera muggle.
- Por supuesto - corroboró George - si no porque es un asqueroso bravucón, ¿a que sí, Gi?
- Y tanto que lo es.
- ¡Ésa no es la cuestión! - repuso enfadado el señor Weasley - Ya veréis cuando se lo diga a vuestra madre.
- ¿Cuándo me digas que? - preguntó detrás de ellos. La señora Weasley acababa de entrar en la cocina, con cara de sospecha - ¡Ah, hola, Gianna, cielo! - la miró con el entrecejo arrugado - estas muy delgada, tesoro - Luego se volvió a su marido - ¿Qué es lo que tienes que decirme?
El señor Weasley dudó, y Gia miró a Fred y George, quienes ponían cara de susto. Evidentemente, esperaban que la amenaza de su padre fuera falsa. Entonces aparecieron dos chicas en la puerta de la cocina: Hermione, la amiga de Ron y Gia; y Ginny, la hermana de Ron. Ambas le sonrieron a Gia, y Gia le guiñó un ojo a Ginny, haciéndola sonrojar.
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Soulmates IV
FanfictionTras otro abominable verano con los Dursley, Gia se dispone a iniciar el cuarto curso en Hogwarts, la famosa escuela de magia y hechicería. A sus catorce años, a Gia le gustaría ser una joven bruja como los demás... Un momento... ¿Gia? Esta es la hi...