Capítulo 16

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POV Draco

Supongo que les debo mi fuerza a mis padres. Sé que estarían orgullosos de mí si pudieran verme en este momento... Sí, algunas noches aún lloro por ellos, no me da vergüenza confesarlo... Sé que no puedo sufrir ningún daño en el Torneo porque ellos me protegen...

Finalmente, Gianna ha hallado el amor en Hogwarts: Colin Creevey, su íntimo amigo, asegura que a Gia raramente se la ve sin la compañía de una tal Hermione Granger, una muchacha de sorprendente belleza, hija de muggles y que, como Gia, está entre los mejores estudiantes del colegio.


Draco reía del artículo de Skeeter en la sala común, acompañado de Pansy, Crabbe y Goyle. En el sofá de enfrente, Blaise los miraba con cara de pocos amigos.

- Anima esa cara, Zabini. Ya no tendrás que hacerle la rosca a Potter para enrollarte con ella - le dijo Draco.

- Aunque debe ser bastante humillante que te planten por una sangre sucia - replicó Pansy, risueña.

- Sois los seres mas despreciables que he visto en mi vida - les espetó Blaise, levantándose a los dormitorios -. Espero que el karma os joda pero bien. Os lo merecéis.

Sus tres amigos se miraron, asombrados. Mosqueado por sus palabras, Draco se levantó a encarar a su amigo.

- Pero, ¿tú de qué vas? ¿Es que no te queda nada de Slytherin, que siempre estas defendiéndola?

- ¿Y a ti algo de cerebro, para desear que muera? - le espetó -. Si, Gia me lo ha contado. ¿Sabes por qué la defiendo? Porque Gia es mejor amiga de lo que tú nunca serás en tu puta vida. ¿No te das vergüenza a ti mismo? - con asco, subió a su dormitorio, dejándolo plantado.

Era cierto que en las últimas semanas no había dormido muy bien, y precisamente era por estar pensando en Potter. Su cerebro libraba una batalla interna entre la creencia de que le había mentido y la de que alguien había puesto su nombre en el Cáliz, obligándola a participar. Y tampoco olvidaba ni sus palabras en la torre ni en clase de Cuidado de Criaturas Mágicas: que si no fuera por el dinero que tenía, nunca le habían elegido para el equipo de Slytherin, y por eso Crabbe y Goyle eran sus amigos. Nada mas.

Solo tenía un buen amigo, uno al que estaba alejando. Y había tenido una buena amiga, Potter. La única persona que había creído en él en mucho tiempo, que le había asegurado que creía que podía ser mas grande que su padre, mas que un mortifago. Alguien bueno. ¿Y como se lo pagaba? Insultándola día tras día.

Había notado varias cosas en ella desde que la habían elegido como campeona: la primera, era que Weasley no le hablaba. Aquello le extrañó mucho, pues siempre había sabido que eran uña y carne. Era evidente que Weasley creía que había puesto su nombre en el cáliz, y que estaba celoso de la atención que acaparaba su amiga. Y la segunda, era que se había apagado. Hacía días que no se veía a Potter sonreír con genuina alegría. No compartía momentos con Diggory, y se la veía mas triste que nunca. Era obvio que no daba pie a ninguna de las chorradas de Skeeter, pero... no ponía en duda que Potter estaba mal. Muy mal. Y ni siquiera sus burlas o las de Snape en clase servían para que levantase la mirada del caldero. Se limitaba a seguir las instrucciones, ignorar las chapas y seguir adelante.

Las palabras de Blaise resonaban en su cabeza como habían sonado en su momento sus gotas de sangre tras el arañazo, como los latidos de un odioso corazón que no podía apagar, y que cuanto mas se esforzaba por ignorar, mas fuerte sonaban. Acechando, haciéndole sentir culpable.

"Maldito Zabini. Siempre tan... no se qué Grillo", pensó mosqueado.

"Pero tiene razón. Potter es mejor amiga que yo, por eso la prefiere. No puedo culparle. Incluso conmigo fue buena amiga"

Soulmates IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora