Capítulo 5

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Fred zarandeó a Gia hasta casi tirarla al suelo lo que le parecieron solo unos minutos después de acostarse.

- ¿Quieres morir y no sabes como, Freddie? - gruñó.

- Tenemos que irnos, Gianna. El quidditch nos espera - respondió. Gia apartó las mantas, furiosa, y se sentó en la cama.

- Aun es de noche, joder - protestó. George miró a Ron, que decía algo incomprensible.

- ¿Siempre tiene tan buen despertar? - preguntó. Ron bostezo, nada sorprendido de la actitud de demonio de su mejor amiga.

- Esta siendo muy amable en realidad - respondió, cogiendo las zapatillas - Según Hermione, puede ponerse violenta. Incluso arrojar cosas.

Se vistieron en silencio y bajaron entre gruñidos de Gia, que protestaba. La señora Weasley removía el contenido de una olla mientras el señor Weasley comprobaba las entradas. Llevaba puesto un jersey de golf y unos vaqueros algo viejos que le venían grandes.

- ¿Parezco un muggle, Gia?

- Si - respondió sonriendo -. Esta muy bien.

- ¿Dónde están Bill, Charlie y Pe... Pe... ¿Percy? - preguntó George, bostezando.

- Bueno, van a aparecerse, ¿no? - comentó la señora Weasley, sirviendo las gachas de avena - Pueden dormir un poco mas.

- ¿Y entonces de qué sirve la Aparición conjunta? - protestó Fred.

Se oyeron unos pasos desde la escalera. La señora Weasley volvía de buscar a Hermione y Ginny.

- Pero si todavía es de noche - gruñó Ginny, en una actitud muy similar a la de Gia.

- Tiene el mismo despertar que tú - le dijo Hermione a su amiga - Exactamente el mismo.

Hacía fresco y todavía brillaba la luna cuando salieron. Solo un pálido resplandor a su derecha indicaba el amanecer. Gia se acercó al señor Weasley.

- ¿Cómo vamos a llegar sin que lo noten los muggles? - le preguntó.

- Ha sido muy complicado - admitió - Pues había que acomodar a unos cien mil magos llegando de todas partes del mundo, y no disponemos de un lugar tan grande. Había que encontrar un buen páramo desierto y poner todas las precauciones antimuggles. Primero había que escalonar las llegadas. La gente con entradas mas baratas ha tenido que llegar dos semanas antes. Algunos se aparecen, pero claro, hay que encontrar puntos para que no te detecten los muggles. Para los que no tienen carne de aparición o no quieren, están los trasladores, objetos que sirven para transportar a los magos de un lugar a otro, o a un grupo de personas. El mas próximo a nosotros es la colina de Stoatshead, a donde vamos.

- ¿Qué tipo de objetos son? - preguntó.

- Pueden ser cualquier cosa - respondió - cosas que no llamen la atención, pero que no generen curiosidad para los muggles.

Cuando emprendieron la subida de la colina, no les quedaban fuerzas para hablar, tropezando con las madrigueras de los conejos.

- Ahora solo nos falta el traslador - comentó cuando Hermione se reunió con ellos, fatigada.

- ¡Aquí, Arthur! - gritó alguien.

- ¡Amos! - dijo sonriendo el señor Weasley, acercándose a las dos siluetas que cortaban el cielo estrellado. Le estrechó la mano a un mago rubicundo y barba escasa, que sostenía una bota vieja. - Este es Amos Diggory - explicó. Gia se giró con interés - Trabaja para el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas. Y creo que ya conocéis a su hijo Cedric.

Soulmates IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora