Capítulo 22

345 33 3
                                        

- Bombas de toffe - le dijo a la gárgola del despacho del director al día siguiente. Ésta se movió, mostrando la escalera de caracol. Gia consultó la hora.

"Quizá es demasiado pronto", pensó. Aun así, puso el pie en la escalera y subió. Tanto si Dumbledore estaba despierto como si no, iba a intentarlo. Para su sorpresa, al tercer golpe, su padrino la hizo pasar. Gia entró y Dumbledore la miró con la boca abierta.

- No puede ser - dijo con una sonrisa. Gia alzó una ceja -. Gianna, cielo, ¿te has caído de la cama? - Gia entrecerró los ojos -. ¡Y sin desayunar! - exclamó al oír los rugidos de su estómago -. Definitivamente debe ser algo importante, adelante - agitó la varita, mandando a hacer té y le pidió que se sentara. Gia apoyó el codo en el escritorio, mordisqueándose el dedo y mirando a su padrino.

- Profesor... anoche estuve dándole vueltas a algo que sucedió.

- Si es el enigma, Gia, sabes que no puedo ayudarte.

- No es el enigma - dijo, agitando la mano -. Eso casi lo tengo. Es otra cosa - Dumbledore arrugó la frente y empezó a servir el té con pastas para desayunar -. Anoche salí a tratar de desentrañar el enigma (puede castigarme después, no pasa nada). El caso es que cuando volvió, llevaba el mapa de mi padre - Albus asintió -. Y vi algo... muy raro.

¿Cómo de raro?

- Como el señor Crouch en el despacho del profesor Snape.

Dumbledore se sorprendió, y se quedó mirando a su ahijada con gesto de extrañeza.

- ¿Barty en el despacho de Severus? - repitió, apartando la taza. Gia asintió.

- Pero eso no es todo. Se me cayó el huevo y apareció Filch para recogerlo. Evidentemente llevaba la capa, así que no me podían ver, pero... El profesor Snape salió del despacho y dijo que alguien había entrado... y que le habían robado ingredientes de pociones prohibidas. Pero lo que mas me extraña es que el profesor Moody apareció enseguida, como si estuviera muy cerca.

- Es auror - le recordó -, esta acostumbrado a ser sigiloso. Es una de las asignaturas de la carrera.

- Si, no lo dudo, pero estamos hablando de un hombre que tiene una pata de palo, señor, y que camina con un bastón... llamando poderosamente la atención - replicó. Dumbledore no pudo evitar asentir, dándole la razón -. Quiero decir... si hubiese venido de lejos, le hubiésemos escuchado igual, a no ser que hubiese hecho un encantamiento silenciador. En cuyo caso, a no ser que usara una capa invisible... ¿no es demasiado raro que apareciera tan rápido, tan de repente?

Dumbledore escuchaba atentamente a su ahijada, y sonrió.

- Con todo lo del Torneo había olvidado lo perspicaz que eres, Gia. Continua - le pidió.

- Dijo que el profesor Moody había registrado su despacho, cosa que tampoco me sorprende per se, pero... hay dos cosas mas que me llaman la atención. La primera es que hizo un comentario bastante significativo, y es que odia a los mortifagos indultados, lo cual explica mucho el comportamiento con Malfoy hace unos meses - Dumbledore asintió.

- Si, no le tiene especial aprecio a Severus por eso. Sin embargo, no creía que fuera tan... obtuso en ese aspecto. Si, recordando el episodio de la transformación del señor Malfoy, concuerdo en que se explica bastante bien - admitió.

- Pero eso no es lo que me llamó mas la atención. Señor, ¿ha probado a entrar en su mente?

- ¿A entrar en su mente? No, no lo he considerado necesario, ¿por qué lo dices?

Soulmates IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora