Capítulo 6

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Echaron a andar por el camino marcado hasta llegar a la entrada.

- ¡Asientos de primera! - les indicó la bruja del Ministerio apostada ante la puerta al comprobar sus entradas -. ¡Tribuna principal! Todo recto escaleras arriba, Arthur, arriba de todo.

Fueron a dar a la tribuna mas elevada del estadio, a mitad de camino entre los dorados postes de gol. Cuando llegaron, vieron que los Diggory ya estaban allí. Gia sonrió al mirar a Cedric, quien le devolvió la sonrisa e hizo un gesto para que se sentara a su lado.

- Espectacular, Potter - le alabó - hasta para el quidditch eres elegante.

- Yo siempre soy elegante, Diggory - le dijo con una sonrisa.

Gia echó un vistazo al estadio y a la tribuna mientras ésta se iba llenando y los miembros de su grupo iban sentándose mientras charlaba con Cedric ante la atenta mirada de Ron, que no le quitaba ojo a su mejor amiga mientras coqueteaba con el Hufflepuff. Fue entonces cuando una criatura diminuta apareció, con unas orejas de murciélago que se le hicieron muy familiares.

- ¿Dobby? - preguntó Gia, extrañada

La criatura se dio la vuelta y la miró. Claramente, esa no era Dobby, pero sí que era un elfo doméstico como el que había sido Dobby antes de que Gia lo liberara de sus dueños.

- ¿La señorita acaba de llamarme Dobby? - chillo. Por su voz aguda, supuso que era una hembra. Ron dejó de mirar a Gia y Hermione se volvió a mirar a la elfina.

- Oh, disculpe - se disculpó Gia -. la he confundido con un conocido.

- ¡Yo también conozco a Dobby, señorita! - chilló. No cesaba de taparse la cara - Me llamo Winky, señorita... y usted, señorita... - en ese momento vio la cicatriz entre su flequillo, y sus ojos marrones se abrieron -. ¡Usted es, sin duda, Gianna Potter!

- Si, lo soy - dijo sonrojándose. Cedric la miró sorprendido.

- Dobby habla todo el tiempo de usted, señorita! - dijo ella, bajando sus manos.

- ¿Cómo se encuentra? - preguntó Gia - ¿Que tal le sienta la libertad?

- ¡Ah, señorita! - respondió Winky, moviendo la cabeza -, no quisiera faltarle al respeto, señorita, pero no estoy segura de que le hiciera un favor a Dobby al liberarlo, señorita.

- ¿Y eso? - se extrañó.

- La libertad se le ha subido a la cabeza, señorita - dijo Winky con tristeza - Tiene ideas raras sobre su condicion, señorita. No encuentra dónde colocarse.

- ¿Por qué no? - inquirió Gia.

- Pretende que le paguen por trabajar, señorita - dijo en un susurró. Gia arrugó la frente.

- ¿Es que antes no le pagaban? Bueno, de sus antiguos dueños me lo espero, vaya, pero... ¿A usted no le pagan?

La idea pareció espeluznar a Winky, que cerró los dedos para ocultar su rostro.

- ¡A los elfos domésticos no se nos paga, señorita! - explicó. Gia y Hermione se miraron -. No, no, no. Le he dicho a Dobby, se lo he dicho, que vaya a buscar una buena familia que se asiente. Se esta volviendo un juerguista, y eso es muy indecoroso para un elfo doméstico. Acabara en el Departamento de Control de Criaturas Mágicas como un vulgar duende.

- Bueno, los duendes son una raza libre. Mas o menos - opinó Gia -. Ya era hora de que vosotros también.

- No intentes buscarle la lógica, Potter - le aconsejó Cedric en voz baja -. Es a lo que están acostumbrados - Hermione le lanzó una mirada acusadora -No digo que sea justo, pero es la verdad.

Soulmates IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora