Capítulo 27

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"La verdad es que no hacía falta ser Dumbledore para darse cuenta de que el Señor Tenebroso estaba cogiendo fuerza", le había escrito Malfoy por la noche, después de contarle todo lo del despacho de Dumbledore. Gia ya le había hecho partícipe, junto con Ron, Hermione y Sirius de todo lo que había hablado con él.

Ron miraba la chimenea. A Gia le pareció que su amigo temblaba un poco, aunque la noche era cálida. Se apoyó en su hombro para tratar de reconfortarlo.

- ¿Y confía en Snape? - preguntó Ron -. ¿De verdad confía en Snape, aunque sabe que fue un mortífago?

- Sí - respondió Gia -. Por lo visto es algo que solo le corresponde a él contar.

Hermione llevaba diez minutos sin hablar. Estaba sentada con la frente apoyada en las manos y mirando al suelo. A Gia se le ocurrió que también a ella le hubiera sido útil un pensadero.

- Rita Skeeter - murmuró al final.

- ¿Cómo puedes preocuparte ahora por ella? - exclamó Ron, sin dar crédito a sus oídos.

- No me preocupo por ella - dijo Hermione sin dejar de mirar al suelo -. Sólo estoy pensando... ¿Recordáis lo que me dijo en Las Tres Escobas? «Yo sé cosas sobre Ludo Bagman que te pondrían los pelos de punta...» Supongo que se refería a eso. Ella hizo la crónica del juicio, sabía que les había pasado información a los mortífagos. Y Winky también lo sabía, ¿os acordáis? «¡El señor Bagman es un mago malo!» Seguro que el señor Crouch se puso furioso cuando lo dejaron en libertad y lo comentó en su casa.

- Ya, pero Bagman no pasó la información a sabiendas, ¿o sí?

Hermione se encogió de hombros.

- ¿Y Fudge cree que Madame Maxime atacó a Crouch? - preguntó Ron, volviéndose hacia Gia.

- - repuso Gia -, pero sólo porque Crouch desapareció junto al carruaje de Beauxbatons.

- Nosotros nunca sospechamos de ella - comentó Ron pensativo -. Tiene sangre de gigante, y no quiere admitirlo...

- Y no me extraña - intervino Gia -. Mira lo rápido que ha pensado Fudge en ella, y lo que le pasó a Hagrid. Es lógico que no quiera que sepan que es una semigigante. En su lugar, sabiendo lo que me esperaba por decir la verdad, también yo diría que tengo el esqueleto grande. Será mejor que nos vayamos a la cama. Mañana nos centramos en el embrujo obstaculizador, Herms, tranqui.

Se despidieron de Ron y subieron al dormitorio, mientras pensaba en el destino de los padres de Neville, en lo cerca que había estado de ser ella. A menudo inspiraba conmiseración por ser huérfana, pero pensó que éste se la merecía más. Allí acostada, a oscuras, Gia sintió un acceso de ira y odio contra los que habían torturado al señor y la señora Longbottom. Recordó los insultos de la multitud mientras el hijo de Crouch y sus compañeros eran retirados de la sala por los dementores... y comprendió cómo se sentía la gente. Luego recordó las súplicas del muchacho y su cara blanca como la leche, y con un estremecimiento pensó que había muerto un año más tarde...

Era Voldemort, se dijo Gia mirando en la oscuridad el dosel de su cama, todo era culpa de Voldemort: él había roto aquellas familias y arruinado todas aquellas vidas...



- Ah, hola - le dijo Cedric con una sonrisa -. Tengo prisa, luego te veo, ¿vale? - dijo sin mas, dándole un beso en la mejilla. Gia y Hermione se miraron, muy desconcertadas, y hasta Ron le dedicó una mirada.

- Vaya novio mas raro tienes, Gia - comentó Ron -. Hasta yo sé que esas no son formas de saludar a una novia.

- Bueno, es que para empezar técnicamente no es mi novio - explicó -. Pero...

Soulmates IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora