- Tristeza y Felicidad

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Caitlyn estaba en su oficina almorzando junto a Jayce cuando le llegó una llamada de un número desconocido.

—¿Sheriff Kiramman?— preguntó el doctor.

—Si, ¿en qué le puedo ayudar?— dice mientras acomoda unos papeles.

—Es para informar que la paciente Violet a escapado del hospital.

—¿!QUÉ!? ¿Cómo que se escapó? ¿Acaso no hay vigilancia en el hospital?— preguntó enojada un poco enojada.

—Lo siento sheriff, esta mañana no se encontró en su habitación.

—Está bien, no se preocupe— dijo excusándose con Jayce para luego salir rápido de su oficina.

Sabía que la pelirosa había vuelto a Zaun pero no sabía porque. Tal vez a buscar a su hermana o solo escapar. Llegando al puente vio unos vigilantes en el suelo adoloridos y golpeados.

—¿Qué les pasó?— dijo acercándose a ellos.

—Una mujer encapuchada nos golpeó— dijo uno de los vigilantes mientras le sangraba la nariz.

Caitlyn sonrió un poco sabiendo de que mujer estaba hablando pero aún así tenía que detenerla. Si seguía con su vida como criminal la iban a arrestar de nuevo y quitarle los cargos no fue nada fácil.

Al bajar a Zaun pudo ver a vagabundos, adictos al shimmer, alcohólicos y drogadictos. No sabía a dónde ir y Zaun estaba peor que nunca. A diferencia de antes Caitlyn ahora estaba sola, tenía que enfrentarse a todo esto sola.

Estuvo caminando un poco hasta llegar al centro de Zaun. Al contrario de todos los otros lugares este estaba vacío y en silencio. Se sentía frío y la oscuridad abundaba en este lugar. Al fondo había una estatua de un hombre grande apenas se distinguía, ya estaba un poco oxidada. Se acercó a esta y estaba grabado el nombre de Vander. Ahí recordó cuando antes de que Jinx los atacara le dijo a Vi que Vander murió. Estaba sumisa ante mis pensamientos cuando un sollozo los interrumpió.

Fue a la otra parte de la estatua y vio a Vi. Estaba llorando junto a la estatua. Caitlyn no supo qué decir, solo se acercó y la abrazó por la espalda.

—Todo va a estar bien, Vi— dijo Caitlyn acariciandole los brazos suavemente.

—Murió— dijo secando sus lágrimas con su brazo —murió y no pude despedirme.

—Lo siento, Vi— dijo besando su hombro —ven aquí— la volteo para abrazarla de frente.

—Vi, tenemos que irnos. Te puedes quedar en mi casa— dijo Caitlyn soltando el abrazo para seguir su camino hacia la salida de Zaun.

Vi se limitó a asentir y volvieron a a Piltover. Vi se sentía agotada así que cuando llegaron a casa de Caitlyn se durmió en el sillón mientras esta preparaba algo de comer.

Caitlyn iba a levantarla pero al verla dormir tan profundamente dejó que durmiera un rato más. Levantó las piernas de Vi con la mano izquierda ya que con la otra estaba aguantando un plato de comida para ella. Se sentó, acomodó las piernas de Vi en las suyas y empezó a comer.

Giró la cabeza para ver a Vi. Es tan diferente a la Vi de antes. Tatuajes, cicatrices, piercings y moretones. Había pasado tanto en la cárcel y ella no pudo hacer nada, ni siquiera sabía que estaba viva. Recordó todo su tiempo juntas, sus besos, su mirada, sus labios, sus manos.

—¿Qué me ves Cupcake?— dijo Vi mientras se levantaba.

—Ah, no, nada— dijo mirando hacia otro lado y un poco de rubor en sus pómulos.

—¿Esta bueno eso?— preguntó Vi.

—Si, lo hice yo.

Vi se acomodo alado de Caitlyn y le tomó el tenedor de las manos y tomó de su comida.

—Esta bueno— dijo con la comida en la boca.

—¿Quieres? ¿Si quieres te puedo servir un poco?— dijo mientras se paraba y dejaba su comida en la mesa.

—Si, por favor y gracias—
dijo Vi acomodándose en la mesa.

Las dos estuvieron en el comedor. Ninguna dijo ni una sola palabra. Caitlyn se tuvo que ir a contestar una llamada.

—Vi, mañana tengo que ir a una fiesta de mis padres. ¿Quieres ir?— preguntó.

—No tengo ropa elegante para fiestas piltie cupcake— dijo mientras seguía comiendo.

—Tranquila, tengo un para darte.

La pelirosa asintió y cuando terminó de comer se fue a bañar. Aunque había dormido tres días seguidos se sentía agotada. Tenía los ojos un poco rojos e hinchados por llorar así que se le fue fácil caer rendida en su habitación.

Al despertar abrió la puerta y rápido pudo notar el olor a hotcakes.

—Huele bien— dijo Vi poniéndose alado de Caitlyn mientras esta preparaba los hotcakes.

—¿Quieres ayudar?— le ofreció el plato hondo con masa de hotcakes dentro.

—Na' mejor...— tomó un poco de mezcla y le hecho en la nariz a Cait —creo que tienes algo en la nariz— dijo riendo.

—Dios, ¡VI!— dijo tomando masa y embarrando a Vi.

—Con que así— tomó una botella de agua y se la hecho por encima para luego correr.

—Ahora si Violet date por muerta— dijo persiguiéndola.

Estuvieron toda la mañana corriendo y jugando por toda la casa como niñas pequeñas. Desde hace tiempo Vi no se sentía así. Reír hasta que les duela la barriga y correr hasta que les duelan sus piernas. Con Caitlyn se sentía bien, se sentía ella.

Cuando ya era hora de ir a la casa de los Kiramman me sentía nerviosa. Hace tiempo no los veía y estoy segura que ellos sabían que yo estaba en la cárcel.

Para esta ocasión me puse un abrigo gris claro, pantalones grises oscuro y unos zapatos blancos. Al salir pude ver a Caitlyn con un vestido rojo abierto de espalda. Se veía como una diosa, "una diosa al cual podía adorar".

Al salir nos buscó el chofer. Para mi sorpresa el chofer era Martín.

—¿Martin?— preguntó asombrada.

—¿Vi?— dijo también asombrado —qué diferente estas— dijo para acercarse y abrazarla —te ves más fuerte— continuó.

Vi le devolvió el abrazo y sonrió, quedó hablando un rato con él. Desde el día que lo conoció se llevaron muy bien y casi lo veía como un padre.

Continuaron hablando todo el camino hasta la casa Kiramman. Todos evitaron hablar de lo ocurrido pero era casi imposible. Siempre terminaban hablando de los chicos y la universidad. Por más que quisiera olvidar todo lo que sucedió ese día, no puede.

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Arcane - Amor Y OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora