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Chisaki se limitó a palmear el hombro de su amigo al verlo en ese estado, no era común verlo de esa forma y sinceramente se preocupaba.

— ¡Esos idiotas no saben lo que hicieron! — Grito el pelinegro — ¡¿Cómo pudo hacerme eso?! ¡Todo lo que hice fue por él!.

— Toya tranquilo… — dijo el castaño tratando de calmarlo y al verlo a la cara se preocupó aún más — ¿Estás llorando?...

— ¡Todo lo que hice fue para que Tomura tuviera todo a mi lado! ¡ Quería que no tuviera la necesidad de trabajar! ¡Conseguí dinero pero él se estaba cogiendo a Keigo! — secó sus lágrimas mirando al otro — ¡Debí creerte cuando me lo dijiste! ¡Fui un idiota!.

— Tienes el dinero que querías, consiguete a alguien más… no se te será difícil — al ver a su amigo de tal manera no supo qué hacer.

— ¡No quiero a nadie más! ¡Se suponía que él y yo terminamos juntos! .

Toya secó sus lágrimas, estaba molesto, tuvo la oportunidad de acabar con el rubio y no lo aprovechó, ahora era él quien me quitaba a quien amaba.

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Había pasado la noche junto al rubio y Tomura no dejaba de admirar su rostro, le quedaba claro que era hermoso pero le sorprendía lo bien que se veía en cualquier momento, mientras el rubio dormía pasaba sus manos por el rostro del otro, le acusaba interés saber que parte de él lograba cautivar al rubio y es que no era ni la mitad de lo que era él.

Aquel momento no era eterno para ambos, Shigaraki revisó la hora y tenía que irse a trabajar, se levantó intentando no despertar al otro pero no lo logro, escucho al otro bostezar para después sentir como este lo abrazaba, impidiéndole así que se levantará.

— ¿A dónde vas Shiggy? Es muy temprano…

— Tengo que ir a trabajar, vives un poco lejos así que deberé irme antes — acarició el cabello del otro intentando que lo soltara.

— Si está tan lejos… puedes llevarte el auto y después regresar — sonrió ante las caricias del otro — puedes quedarte aquí conmigo el tiempo que quieras …

— No quiero abusar, puedo irme por mi cuenta y si quieres que te visite puedo hacerlo las veces que quieras — le dio un beso corto a aquellos labios. —  pero no quisiera aprovecharme.

— No tendría problema alguno en que te llevaras el auto, puedes ir a tu casa por algunas cosas y después de quedar a dormir conmigo, la pasaremos muy bien ¿Si? …

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Tomura estaciono aquel auto afuera de la cafetería, llamando la atención de Jin quién salió de aquel lugar para llegar junto a su amigo.

— ¿Te volviste millonario? ¿O a quien le robaste ese auto?— pregunto Bubaigawara bueno aquel auto — Ya se que es, como le quitaste el novio a Toya ahora tú eres el millonario, que suerte la tuya.

— Solo lo hice porque Keigo me pidió que lo usará, pero realmente no quiero parecer aprovechado — siguió su camino hasta aquel local entró a la cafetería junto al otro que iba detrás suyo . — Ayer estábamos juntos y Toya nos descubrió, pero ya no me importa lo que él diga.

— Debe estar más que molesto, las dos personas que creía suyas ahora le dieron la vuelta, bastante afortunado eres, ahora tendrás dinero y a un rubio bonito.

— No quiero su dinero, creo que ese será un problema entre nosotros porque yo no quiero que el me de todo en las manos y veo que Keigo es demasiado detallista es ese tema, no quisiera parecer un mantenido a su lado pero no somos del mismo nivel, él dice que no le importa y que si lo quisiéramos él podría vivir en algo más pequeño pero eso será un problema.

— ¿No te gustaría trabajar en otra cosa? Yo creo que si se lo pides él te conseguiría un trabajo mejor pagado.

— Quisiera ganarme las cosas por mi propia cuenta, no quisiera que él me de todo así que prefiero dejar las cosas así…

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Keigo permanecía recostado en su cama, estaba más que feliz de haber pasado la noche con él otro, Tomura había dejado algunas de sus cosas en la habitación del otro y el rubio lo hacía más que pensar en cómo él otro lo acariciaba.

Su felicidad se fue interrumpida al escuchar como golpeaban la puerta de su habitación.

— ¡Abre la maldita puerta Takami! — escucho la voz del pelinegro — ¡Abre la jodida puerta o yo mismo voy a quitarla!

— ¡Lárgate! ¡Te dije que no quería verte!

Se había asustado al escuchar al otro, pero ya no iba a demostrarle miedo ya no iba a dejarse del otro.

— ¡Me las vas a pagar! ¡No te vas a quedar con Tomura!

— ¡Si te atreves a hacerme algo te juro que está vez no tendré piedad de ti y voy a demandarte!

Escucho como el otro golpeaba su puerta, temía que llegara a tirarla, ya no estaba Tomura para ayudarlo, ya no estaba él para detener a Toya.

¿Él o yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora