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Era doloroso. Shigaraki nunca se sintió tan destrozado como en los días que habían pasado, ahora se estaba despidiendo del rubio. Lo miraba en aquel féretro, siempre supo que el rubio era hermoso, sus facciones y cómo su rostro parecía perfecto en cualquier ángulo, podía ver ahora su rostro con los ojos cerrados y eso le dolía tanto.

Habían pocas personas en aquel lugar, solo estaban los padres del rubio, Rumi, el oficial Yagi y él, como lo habían dicho antes solo estaban personas cercanas a Keigo, era doloroso ver cómo todos sufrían por la perdía del menor de los Takami, Tomura no dejaba de pensar en sus momentos juntos y mientras miraba al rubio tenía en la mano la carta que le había escrito el otro.

Habían pasado varias horas ahí y era el momento de que se despidieran de Keigo, nadie estaba listo para hacerlo pero ya no había nada que hacer, espero a que todos lo hicieran y cuando era el turno de Shigaraki se acercó a su adorado rubio y lo miró por unos segundos para después sentir un nudo en la garganta.

— Eras tanto para este mundo Keigo… hubiera dado todo de mi para ser yo el hombre que te hiciera feliz … — pasó su mano por el cabello del otro — Daría lo que sea por tener una segunda oportunidad y te aseguro que te hubiera hecho tan feliz … ahora estoy sobrio Keigo… Te amo. — dijo antes de sollozar, había recordado las palabras del otro.

No quería alejarse de él, quería quedarse junto al rubio toda la eternidad, quería decirle lo mucho que lo adoraba y que nunca se arrepentiría de haber estado con él, haber compartido momentos junto al rubio fue lo mejor que le había pasado en la vida pero quizás él no era lo suficientemente bueno para tener a un ángel como Keigo entre sus brazos, quizás en otra vida Shigaraki se quedó en casa junto al rubio y enfrentó al pelinegro.

Quizás en otra vida ellos pudieron ser novios, quizás en otra vida ellos fueron felices juntos.

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Cuando Toya escuchó su sentencia su mundo se vino abajo, sintió como su corazón latía velozmente al escuchar aquellas palabras pasaría en prisión 35 años es prisión, esto gracias a qué sus padres pudieron sobornar a un profesional para que dijera que Toya no estaba bien psicológicamente, a diferencia de él, Chisaki estaría en prisión solo por 26 años, esto por qué Toya "confesó" haberlo obligado a participar en aquel homicidio, ya le había hecho mucho daño a su amigo y eso fue lo único que pudo hacer por él.

Volteo a ver al castaño y este estaba igual o peor que él, se mantenía en silencio ya que era lo único que podía hacer.

Ambos fueron trasladados a prisión y se les fue asignada una celda, afortunadamente estaban juntos, había cierta influencia de su padre en aquella situación, era consciente del daño que su hijo había hecho pero quería mantenerlo a salvo al menos mientras salía de prisión. Entraron a aquella celda con sus uniformes ya puestos, ahí ya no eran nadie, ahí dentro su dinero no le importaba a los presos, el señor Takami les había dado comodidades a cambio de que le hicieran de la vida de ambos una mierda y a cambio de dinero esos hombres harían lo que fuera.

Para su desgracia tenían que salir, les habían dicho que tenían que salir al patio junto a los demás hombres y eso les aterraba, salieron primero y estaban completamente intimidados por las amenazas de aquellos hombres. Finalmente salieron y permanecieron quietos con la esperanza de que sobrevivieran, vieron a todos los presos salir y ambos se alejaron del resto.

— ¡Hey! No se alejen, aún no les damos su bienvenida — al escuchar a un hombre a sus espaldas temblaron .

Un hombre se les acercó, este tenía el rostro lleno de cicatrices y les sonrió de una forma que los hizo temblar, Toya se mantenía "valiente" ante todos, Chisaki solo se escondía detrás de su amigo.

— No nos interesa, ¿Acaso no sabes quién soy? — pregunto Toya, aún se sentía intocable.

— Aquí tu dinero no vale niño rico, aquí no eres nadie — este hombre empujó al pelinegro — Eres un criminal más y te vas a acoplar a las reglas lo quieras o no.

— Yo no soy uno más de ustedes, estoy aquí por un error — Toya se acercó retador a aquel hombre solo causándole gracia al contrario.

— Estás aquí por qué eres un asesino — el hombre reía por la actitud del otro— cuídate Toya Todoroki, te volverás la perra de todos aquí.

Aquel hombre le dio la espalda para después dejar a los otros.

— Van a hacernos cosas horribles Toya — dijo Chisaki mientras miraba el lugar nervioso — ¿Crees que tú padre quiera pagar por protección?

— No necesitamos protección, son solo unos idiotas que intentan asustarnos.

— Quizás el padre de Keigo les pagó para que nos asesinen …

— Todo estara bien Chisaki…

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Gracias por leer mi historia

¿Él o yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora