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El oficial Yagi corrió hasta llegar con el mayor de los Takami quien hablaba con Tomura al respecto. Al llegar con ellos rápidamente preguntaron si tenía respuestas del rubio.

— Me informan que Toya tiene un amigo y también dicen que lo han visto entrar en aquel lugar, él ya es el principal sospechoso y podemos ir por él, tenemos una orden para entrar a buscar a su hijo, ya mandé a mis hombres a investigar, venía a decírselo para que usted también fuera en caso de encontrarlo — informó Yagi .

— No perdamos tiempo y vamos para allá.

Los tres rápidamente salieron para después subir a uno de los autos para llegar a aquel lugar, Shigaraki rogaba por encontrar a Keigo y no era el único que lo hacía.

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Chisaki salió junto al pelinegro de aquel lugar para después inmediatamente pedir un taxi que los llevó al aeropuerto, había logrado conseguir un viaje con destino a España y es que realmente no importaba el lugar a dónde llegarán, mientras más lejos mejor.

Estaban esperando, faltaban tan solo veinte minutos para abordar aquel avión, Chisaki permanecido sentado al lado de su amigo mientras solo miraba al suelo, habían dejado todo con lo que los pudieran localizar y solamente era cuestión de tiempo para salir de aquel país.

— Cálmate, te notas muy nervioso — dijo el pelinegro mirando a su amigo.

— ¿Qué vamos a hacer? …

— Irnos de aquí, empezar una nueva vida.

Chisaki estaba temblando y solo logró tranquilizarse cuando Toya tocó su hombro haciendo que lo mirara.

— Nada nos pasará, si es que lo encuentran nosotros estaremos muy lejos… — Toya revisó nuevamente la hora y ya podían abordar — vámonos, tenemos que irnos.

Ambos se levantaron y cuando iban a entrar a aquel sitio uno de los trabajadores los detuvo, pidió ver sus pasaportes.

— Toya Todoroki y Chisaki Kai… por favor acompañenme, no les será posible abordar — aquel hombre se llevó sus pasaportes.

Llegaron más personas obligando así a ambos a salir de aquel lugar, los llevaron a una habitación en la cual de les quitó su equipaje comenzando a indagar en el contenido de las maletas, habían encontrado las piezas clave, habían encontrado aquellas joyas reportadas como pertenencia de Keigo Takami, habían más cosas que incriminaban a ambos y todo fue más claro para los oficiales cuando encontraron aquel anillo que según las palabras de Shigaraki era algo que portaba el rubio antes de su desaparición.

— Quedan bajo arresto por ser culpables de la desaparición de Keigo Takami, los llevaremos a estación de policía, tienen derecho a un abogado, en caso de no poder pagar uno se les será otorgado uno en la estación — dijo aquel hombre.

Los oficiales de aquel aeropuerto esposaron a ambos para después obligarlos a salir de aquel lugar, los habían sacado sin llamar la atención de nadie, el padre del rubio había pedido que esto se mantuviera en secreto para no afectar la imagen de su hijo en un futuro.

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Shigaraki esperaba nervioso fuera de aquel lugar en donde habían visto al pelinegro, estaba junto al mayor de los Takami, ambos podían sentir el pánico que mutuamente sentían de una mala noticia, vieron como varios oficiales salían de aquel lugar y cuando vieron salir a Yagi del edificio ambos se acercaron rápidamente a él.

— ¿Lo encontraron? — preguntó con preocupación el padre del rubio. — ¿Encontraron a esos malditos?

Yagi miraba con seriedad a ambos, era amigo cercano de la familia Takami y esto le dolería, le dolería demasiado pero quizás su dolor no sería ni la mitad de lo que sentiría el progenitor del rubio, era consciente del amor que le tenía, suspiro para poder agarrar un poco de valor para después verlos.

— Lo encontramos … Keigo está aquí — informó el Yagi, iba a continuar pero su voz se cortó por un momento — Él murió de asfixia, aún no sabemos los detalles pero ya vendrán por su cuerpo para poder saber más a detalle qué pasó.

Yagi había visto crecer a Keigo, había estado en la mayoría de momentos importantes para él y claro que le dolía decirle a su amigo que su hijo estaba muerto, pero ese era su trabajo, él debía ser fuerte para poder investigar a los acusados.

El padre del rubio sintió como algo en su interior se quebraba, su hijo, su mayor orgullo, la persona que él más amaba en esta vida ya no estaba. Lloró, sintió como las lágrimas inundaban sus ojos, grito de desesperación, de la impotencia de no haber cuidado a su pequeño Keigo. Entró a aquel lugar sin importarle que se impedían, entró a aquella habitación y se quebró por completo al ver aquel cuerpo tirado como si no fuera nada. Corrió hacia él y lo abrazó, lo abrazó con fuerza y su llanto aumentó cuando sintió el frío del cuerpo.

— ¡Keigo! ¡Mi pequeño Keigo! — gritó mientras se aferraba al cuerpo sin vida de su hijo — ¡Perdóname por no haber hecho nada! ¡Debí estar ahí para ti!

Shigaraki al escucharlo entró igualmente a aquel lugar, no le iba a creer a las palabras de aquel oficial pero cuando vio aquel cuerpo sin vida de su amado grito desesperado, se odiaba por no haberlo protegido, sin tan solo él hubiera estado con él en ese momento lo hubiera protegido de más manos de Toya. Se acercó a ver más de cerca a Keigo y simplemente al ver cómo su adorado rubio tenía moretones en el rostro, lo hacía desear tener a Toya en frente de él y matarlo con sus propias manos.

Yagi entró a aquella habitación conteniendo sus lágrimas al ver aquella escena, y solo se acercó a ellos sin mirar al rubio.

— Los encontraron, encontraron a los sospechosos y ahora es casi seguro de que son culpables, mañana mismo podemos iniciar el juicio— Yagi resistía y no miraba el cuerpo de Keigo, sabía que si lo hacía lloraría — Llegaron las personas que se encargarán de investigar la causa de muerte más a fondo… tenemos que dejar que se lo lleven …

— ¡No quiero que nadie se lleve a mi hijo! ¡Quiero estar con él! — exigió aquel hombre que abrazaba el cuerpo de su hijo con la esperanza de que despertara — ¡Llama a un hospital! ¡Él no puede estar muerto!

¿Él o yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora