XVII

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(capítulo +18)

Al amanecer, todos estaban listos para partir. Esta vez, iban a Marruecos para su próximo ritual, pero antes de que salieran al aeropuerto, Copia quiso hablar con los ghouls y ghoulettes sobre algo importante.

—Chicos, ayer pasó algo... no sé cómo explicarlo —dijo Copia, bajando la mirada y frotándose la frente.

—¿Qué pasó? ¿Es algo malo? —preguntó Phantom, con preocupación.

—Sí... bueno, lo que pasó fue que... alguien logró meter una botella de agua que no era simplemente agua, detrás del escenario, donde nos estábamos preparando antes de salir... la botella está hasta la mitad.

—¿Entonces... qué tenía? —preguntó Sodo, inquieto.

—Tenía... una sustancia afrodisíaca.

—¿¡QUÉ!? —exclamaron todos al mismo tiempo, sorprendidos.

—Así es... la policía está investigando quién pudo haberlo hecho, y tengo mis sospechas sobre quién podría haberlo tomado —murmuró Copia, mirando de reojo a Swiss. Todos voltearon hacia él. Swiss se volvió, confundido, ya que no estaba prestando mucha atención y estaba comiendo una galleta.

—¿Yo qué hice? —preguntó, con la galleta en la mano. Sodo se levantó, lo tomó del brazo y lo apartó de los demás con molestia.

—Swiss... ya sabemos lo que pasó ayer —dijo Sodo, mirando al suelo—. Lo que hiciste en el escenario y, después de eso... conmigo...

—Ah, eso... entonces, ¿qué... pasó? —preguntó Swiss, confundido.

—Metieron una botella que parecía de agua con un afrodisíaco en los camerinos y...

—¿¡QUÉ!? —preguntó Swiss, alarmado.

—Sí, eso dijo Copia. Y tiene... mucho sentido —explicó Sodo, mientras se sonrojaba—. Mierda, con razón no se me iba la calentura con nada...

Sodo se sonrojó aún más y bajó la mirada, sin saber si reír o cómo reaccionar. Swiss se rió antes de hablar.

—Siento haberte lastimado, lindo... ¿todavía duele?

El menor levantó la mirada, molesto.

—¡Claro que duele, idiota! ¡Tuve que empacar todo y me dolía el culo como la mierda!

Swiss no pudo evitar reír.

—Oh, lo siento mucho, cariño... —dijo, abrazándolo y dándole dos palmaditas en el trasero.

—¿¿Qué haces, idiota?? ¡Déjame!

Más tarde, todos se dirigieron al aeropuerto y tomaron el avión. Esta vez, Swiss se sentó con Sodo. Era la primera vez que viajaban uno al lado del otro, así que hablaron un rato, aunque Sodo seguía molesto por lo del camerino.

—¿Puedo preguntarte algo, Swiss? —preguntó Sodo, con curiosidad.

—Claro, bonito. ¿Qué pasa?

—¿Qué te hizo pensar en hacer algo tan arriesgado en el escenario? —preguntó el menor, aún molesto.

—Supongo que quería agregar algo de emoción. Quería ver cómo reaccionaba la audiencia, ¿sabes?

—¿Pero tú no piensas en las consecuencias? Ayer te pasaste.

—¿Pasarme? Fue divertido. Además, ¿no te gustó el efecto en el público? Estaban encantados.

—No se trata solo de eso, Swiss. Hay límites.

—¿Y qué límites crees que deberíamos tener?

—No lo sé, quizá respeto por nosotros mismos y por los demás. No todo es diversión y juegos.

Contrapuntos del Corazón (Sodo x Swiss- ghost band)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora