XXXIII

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Todo lo que se escuchaba a través de los auriculares era la voz desesperada de Sodo. Cada palabra resonaba en su mente con una intensidad que le hacía temblar las manos y acelerar el pulso. Swiss, al notar la respiración angustia de su compañero, sintió un nudo en el estómago. No sabía qué estaba pasando, pero sabía que tenía que actuar rápidamente.

—¡Mierda! ¡Swiss! ¡¡Haz algo!!—rogaba Sodo con la voz entrecortada y temblorosa. Aether, al escuchar los gritos, se acercó rápidamente con preocupación reflejada en su rostro.

—¿Sodo? ¿Qué pasa? —preguntó Aether, notando la ansiedad en el ambiente.

Swiss estaba desesperado, sin tener idea de lo que estaba sucediendo. Trató de hacerse oír a través de los auriculares, pero Sodo estaba demasiado nervioso para escuchar. Todo estaba sucediendo en apenas un instante, y la sensación de impotencia lo abrumaba.

—Sodo, ¿Qué demonios está pasando? ¡¿Qué se supone que debo hacer?!—intentaba preguntarle, pero Sodo estaba demasiado alterado para prestar atención. Aether observó la situación con creciente preocupación mientras intentaba mantener la calma.

—A-Aether... ¡E-es Ifirt! ¡Lo tienen rodeado! —exclamó Sodo, su voz quebrada por el miedo.

Al escuchar eso, el rostro de Aether se oscureció por completo, sus ojos reflejando una mezcla de ira y preocupación.

—¡¿A Ifirt?!—exclamó, su voz llena de incredulidad.

—¡S-sí! —respondió Sodo, con la voz temblorosa y quebrada.

Aether tomó el micrófono con firmeza, su mente trabajando a toda velocidad para encontrar una solución.

—¡Swiss! ¡Activa las alarmas! —exigió con urgencia.

Ambos guardias se acercaban lentamente al vehículo en silencio, y Sodo solo podía mirar, sintiendo cómo la adrenalina corría por sus venas. Ifirt yacía en el suelo, temblando de miedo mientras los pasos se acercaban cada vez más. De repente, uno de los guardias se arrodilló y comenzó a mirar debajo del vehículo, su aliento agitado resonando en el aire tenso. Ifirt contuvo la respiración, sus ojos llenos de lágrimas, mientras el pánico amenazaba con abrumarlo por completo.

Pero entonces, como si fuera obra del destino, las alarmas de la casa se activaron de repente. Swiss, desde la recepción, había activado el botón de emergencia, y los guardias, desconcertados, se apresuraron a investigar la nueva amenaza.

Ifirt soltó un suspiro de alivio mientras se arrastraba fuera de su escondite bajo el vehículo. Sodo, a punto de explotar por la adrenalina, apenas podía contener la emoción.

—Se... se fueron...—confirmó Ifirt, su voz temblorosa y débil, sin obtener respuesta. —¡Sodo!—aludió nuevamente, buscando su atención.

—¡Sí! ¡Se fueron! ¡Corre, idiota! —exclamó Sodo con molestia, su voz llena de alivio y emoción.

Ifirt finalmente reaccionó y se arrastró fuera del garaje, su respiración agitada mientras su cuerpo temblaba por la tensión.

—Dios... creí que iba a morir...—explicó, sus palabras apenas audibles sobre el zumbido de la adrenalina en sus oídos.

—¡YO TAMBIÉN LO CREÍ, IFIRT! —gritó Sodo, liberando la tensión acumulada en un torrente de emoción.

—Serás imbécil... te dije que fueras rápido...—añadió Aether con molestia, su voz apenas un susurro lleno de frustración.

En el otro extremo del micrófono, no hubo respuesta.

Ifirt suspiró con alivio mientras salía apresuradamente del lugar antes de que se llenara de guardias, escabulléndose por la misma ventana por la que había entrado. Mientras tanto, Swiss, con el corazón latiendo desbocado por la adrenalina, salió corriendo por la puerta principal, temblando de miedo ante la estrecha llamada con la muerte.

Contrapuntos del Corazón (Sodo x Swiss- ghost band)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora