XVIII

448 19 14
                                    

—¿Cómo que papá te encontró? No entiendo, mamá —dijo Swiss, con el corazón acelerado y la voz quebrada.

—N-no sé, yo... estaba tranquila y... e-empezaron a llegarme unos mensajes...

—¿Qué mensajes??

—De tu padre... dice que... que sabe dónde vivo y...

—¡¿Y QUÉ?!

—M-me quiere muerta, hijo... —dijo la mujer entre sollozos, su voz temblando con la angustia.

Swiss se quedó paralizado, sin saber cómo reaccionar. Sus ojos se llenaron de lágrimas y su cuerpo empezó a temblar.

—¿S-Swiss? ¿Qué... qué pasa? —preguntó Sodo, acercándose con cautela.

Sin obtener respuesta, salió de la tina rápidamente, se puso la bata y se acercó a Swiss. Le puso una mano en la espalda, pero Swiss reaccionó con un estremecimiento y lo miró con un pánico palpable.

—Swiss... ¿qué pasa? —Sodo repitió con preocupación. El moreno no dijo nada, simplemente lo abrazó, temblando y llorando en su hombro. Sodo correspondió al abrazo, acariciándole la espalda en un intento de calmarlo. Se sentaron lentamente en el suelo; Sodo abrazaba a Swiss, notando cuán frágil se veía ahora el hombre que siempre había sido tan fuerte.

—Sodo... pasó lo que más temí durante toda mi vida... —murmuró Swiss con voz temblorosa entre lágrimas.

—Tranquilo... encontraremos la forma de solucionarlo, Swiss... tranquilo —dijo Sodo, tratando de infundir calma.

Aunque Sodo no entendía del todo la magnitud de la situación, sus ojos se llenaron de lágrimas y su preocupación creció. Estuvieron así un rato, hasta que Sodo ayudó a Swiss a levantarse y a ir a la cama. Se acostaron juntos, uno frente al otro; Sodo sostenía las manos de Swiss mientras él lloraba del miedo. Finalmente, se quedaron dormidos en medio de una atmósfera tensa y dolorosa.

Por la mañana, el cielo estaba gris y llovía intensamente. Sodo fue el primero en despertar. Al mirar a Swiss, notó que tenía los párpados hinchados y marcas de lágrimas alrededor de los ojos. Con el dorso de los dedos, acarició suavemente su mejilla; Swiss dormía tranquilo, pero aún así mostraba una fragilidad abrumadora.

Sodo se levantó y preparó un desayuno para ambos. Swiss despertó un rato después, y desayunaron juntos en silencio.

—Tengo que volver a Estocolmo —dijo Swiss al terminar.

—¿Pero... por qué? —preguntó Sodo, confundido.

—Mi mamá está en peligro... necesito ayudarla.

Sodo pensó por un momento, sin entender completamente la situación, pero viendo la desesperación en los ojos de Swiss, comprendió que era algo grave.

—Ya veo... bien, entonces... tenemos que hablar con Copia, iré contigo.

—No es necesario... puedo hablarlo solo con él.

—Si estoy yo, te hará más caso. Voy contigo.

Swiss no dijo nada. Poco después, se levantaron y fueron al cuarto de Copia. Sodo tocó la puerta y, tras unos segundos, el hombre se asomó.

—¿Sodo? ¿Qué pasa?

—Necesitamos hablar, Copia.

—Claro... pasen.

Copia les permitió entrar y se acomodaron en la mesa.

—Y bien, ¿de qué quieren hablar?

—Copia... necesito volver a casa, a Estocolmo. Mi mamá está en problemas y me necesita...

Contrapuntos del Corazón (Sodo x Swiss- ghost band)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora