2. Disculpas y lágrimas.

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Tomamos el ascensor y subimos en silencio a la oficina de mamá. Una vez dentro de la gran oficina, me dejo caer en uno de los cómodos sillones.

– Pareces más relajada, cariño. –comenta mamá desde su silla detrás del escritorio de cristal, mientras organiza algunos documentos.

– Lo estoy. –respondo suspirando.

Vaya que lo estoy. Me imaginaba lo peor, y creo que lo peor es que no conozco al tipo con el que dirigiré las empresas, y no por eso es el fin del mundo, así que parece que todo por el momento está bien.

Excepto por el tema de que dejaré mi vida en Nueva York. Será difícil para mí. No conozco a nadie en Londres y tampoco conozco muchos lugares. Espero no perderme o que me rapten. Bien, creo que quizás me estoy yendo un poco lejos.

– Debiste de haberlo estado desde el principio. Yo te dije que no tenías de que preocuparte.

– Bien, es cierto, me lo dijiste varias veces. Y la verdad no pienso que sea tan difícil. La mayoría de las cosas las he hecho aquí en la empresa. Aunque me preocupa un poco la idea de no saber con qué tipo de persona trabajaré.

– El señor Horan me habló de su hijo, –"El señor Horan" ¿Hasta cuándo durarán las formalidades, madre? –por lo que me ha contado, parece ser un buen chico.

– Tú lo has dicho mamá, "lo parece". ¿Qué tal si es un tipo aprovechado que no quiere trabajar? ¿O si solo me quiere para ser la chica de los recados? ¿O si me dejará todo para que lo termine yo?

– Hija, te preocupas demasiado. –dice poniendo los ojos en blanco.

– Bien, imaginemos que es alguien a quien no le gusta trabajar, ¿qué haré yo? Aparte de que tengo que hacer mi trabajo, tendré que hacer también el de él.

– Y estoy segura de que si eso pasa lo pondrás en su lugar. ¿Ya tienes todas tus cosas listas? –pregunta cambiando de tema.

O sea que ya no me quiere seguir escuchando decir lo mismo sobre el tema, y la verdad yo tampoco quiero seguir hablando sobre esto, solo hace que me preocupe más.

– Sí. Llevaré poca ropa. Ya habrá tiempo para ir de compras antes de entrar a la universidad.

– ¡Eso es fantástico! No hay nada mejor para iniciar la universidad, que un armario lleno de ropa nueva. Y con el estilo que tienes para vestirte, serás la envidia de todas las chicas, cariño.

Ahh... mamá y sus cosas. Aunque es cierto. Todas sus líneas de ropa, pasarelas, alfombras rojas y sesiones fotográficas, han hecho de mi algo así como una experta en moda, o como a veces me llama Nat "La diosa de la moda".

¡Los chicos! Debo llamarlos mañana cuando llegue a Londres. Espero no olvidarlo.

– ¿Ya nos iremos a casa? Muero de hambre. –digo luego de un largo rato.

– Ay hija... –dice suspirando – ¿Por qué te da tanta hambre? –dice sonriendo.

– No lo sé. Tal vez porque ya pasan de las dos de la tarde y aun no comemos.

– Cariño, aún falta tiempo para la hora de comer.

– Pero moriré de hambre. –digo haciendo un mohín exagerado.

No puedo soportar hasta las tres treinta de la tarde. Si mi estómago me pide comida, tengo que darle comida. Punto. Además, de solo despertar y saber que tendríamos esta reunión, mi apetito se esfumó en el desayuno.

– De acuerdo, iremos a comer a algún lado. – ¡! –Pero primero organizaré estos documentos –No...

– Mamá...

Viaje Inesperado [N.H.]© Parte#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora