33. ¿Un helado?

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Unos minutos más tarde ya estamos en casa. Patrick estaciona el auto en la cochera y noto la ausencia de un bonito auto plateado.

– ¿No estará Niall?

– No, señorita. Me dijo que tardará en regresar y que volverá después de la hora de comer.

Genial, lo hace de nuevo. Regularmente, cuando regreso de la universidad, él no regresa a casa o cuando llega antes que yo, se encierra en su habitación. Sin duda trata de evitarme.

– No creo que sea lo que piensa, señorita. –lo miro confundida. – Que trate de evitarla. – ¿lo dije en voz alta? Por dios, cada día estoy perdiendo más la cabeza. –Tal vez tenga cosas que hacer. –dice Patrick, tratando de justificarlo. No funcionará, Patrick, sé muy bien lo que hace Niall.

– Tal vez. –respondo, obviamente no convencida.

Horan, Horan, Horan, ¿esto es parte de tu falta de madurar? Espero que sí. Tomo mi bolso y entro a casa, con Patrick detrás de mí.

Una hora después, estoy en la cocina terminando de comer con la agradable compañía de Lorane.

– Cocina delicioso, Lorane. Tendrá que pasarme el recetario completo. –y más cuando por fin encuentre un lugar donde vivir, si no, moriré de hambre o a base de pizza y hamburguesas.

– Muchas gracias, cielo. Mi inspiración es saber que a ustedes les gustará. – ¿se necesita una inspiración?

– Eso es genial. Tal vez la razón por la que soy una horrible cocinera es porque no tengo alguna inspiración.

– No me digas que no sabes cocinar. –me dice con cierta incredulidad. Así es, no soy tan perfecta como parezco.

– No es que no sepa, pero no es mi fuerte. Se me da un poco más la repostería.

– Bueno, sería buena idea enseñarte. Una muchachita tan bonita y talentosa tiene que saber cocinar. –me dice en un tono tan maternal, que hace que extrañe a mamá.

– Sería un honor que me enseñara, Lorane. –le digo con toda la sinceridad del mundo. Es una estupenda mujer.

– Oh, entonces hay que empezar a practicar cuanto antes, linda.



¡Por fin! He terminado la tarea de economía. Aunque era bastante, no estaba difícil. Ahora entiendo por qué de las universidades más prestigiosas, personas como Janet reciben sus títulos. ¡Ponen cosas realmente sencillas!

Guardo mis cosas y me siento al borde de la cama. ¿Ahora qué? Aún es temprano, no quiero ver películas, no quiero más tarea, ni nada que tenga que ver con la universidad. Tal vez si como algo, pueda perder un poco el tiempo. ¿Cómo decirle que no a uno de los placeres de la vida como lo es el comer?

Mientras decido que hacer, escucho una puerta cerrarse. Seguro Niall ya regresó. ¿Y si lo invito a comer un helado? ¿Sería tan mala idea? Tal vez y me pueda decir de una vez por todas por que ha estado tan raro conmigo.

Sin pensarlo más, me pongo de pie y salgo de mi habitación. En un momento estoy frente a su puerta. Y la duda aparece y me frena.

Bien, solo es una simple invitación y dos posibles respuestas, y sea cual sea su respuesta, aun así iré por el helado. De acuerdo. Dos profundos respiros. Bien, aquí voy. Tres golpes en la puerta. No responde. Mala idea. Una muy mala idea. ¿En qué demonios estaba pensando? Espero que no haya escuchado. Es mejor que me vaya de aquí.

Al dar un paso hacia atrás, escucho su voz.

– ¿Quién?

– Soy Abby... –tonta, tonta, tonta. –solo venía... si estás ocupado, puede ser en otro... –la puerta se abre de golpe y aparece Niall sin camiseta frente a mí. Oh por dios, oh por dios. Noooooooo. ¿Por qué me hace esto? Él sonríe. Oh. Dios.

Viaje Inesperado [N.H.]© Parte#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora