36. Mas contenta y distraída que de costumbre.

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Entro en el salón sin que milagrosamente se dé cuenta la profesora Morris, y tomo asiento al lado de Andy.

– Buen día, sweetie. –me saluda mi amigo con un sonoro beso en cada mejilla.

– Hola, Andy.

– Así que tú y Horan, ¿eh? –suelta de pronto y mis ojos se abren a tope.

– ¿Qué? ¿Nos viste?

– Como no verlos, si recrean una escena perfecta de una novela romántica en medio del pasillo.

– Se ofreció a traerme. –me excuso, encogiéndome de hombros.

– ¿Después de éstas dos semanas que decidió ignorarte? ¡Qué chico tan mas considerado! –dice con ironía, levantando un poco la voz. ¿De verdad estuvo mal venirme con Horan? Además, no me quedaba otra opción, lucía bastante decidido.

– ¿Algo que compartir, señor Benson? –dice de pronto la profesora, llamándonos la atención. ¡Demonios!

– Nada, profesora Morris. Lo lamento. –se disculpa Andy, y la maestra sigue haciendo sus apuntes en la pizarra.

Andy me lanza una mirada que perfectamente puedo identificar como un "no te me vas a escapar". Y con su determinación, no creo que pueda hacerlo.

Y gracias a todo lo divinamente temporal, el tiempo pasa rápido, hasta que la clase termina.

– Nos vemos en el almuerzo, sweetie. Seguiremos hablando. –me advierte con una mirada acusatoria. Bueno, en parte no lo culpo.

– Claro. Hasta el almuerzo.

Salgo del edificio y entro al siguiente, donde está mi clase de estadística. Ugh. Por suerte cuando entro en el salón, no está el profesor y hay pocos compañeros, entre ellos mi buena amiga Emily.

– Hola, Em. –me siento a su lado y le doy un sonoro beso en la mejilla. Me siento rara, pero rara para bien. Como si estuviera más tranquila.

– Hola, linda. –saluda sin dejar de observarme con atención.

No sé, pero ahora hasta siento ganas de estar escuchando al profesor Higgins. Estoy de buenas, supongo. Saco mi portátil, la enciendo y sigo sacando mis cosas, mientras que Emily no deja de verme. Siento su mirada, sé que me ve. ¿Qué pasa? ¿Tendré algo en la cara? ¿Tendré mal el maquillaje? ¿Un moco? O quizás me salió un granito. ¡No! ¡Eso no! Toco disimuladamente mis mejillas. No siento nada anormal, así que no hay granitos ni mocos. ¿Entonces?

– ¿Qué sucede, Em? –pregunto, dándome por vencida.

– Nada. Te observo. –eso es más que obvio, amiga mía.

– Ya me di cuenta. ¿Por qué?

– Vienes más alegre que de costumbre. Cómo con más ganas de vivir. ¿A qué se debe eso? –y en ese instante, Niall entra en el salón. Nuestras miradas se encuentran y sonrío sin poder evitarlo. Él hace lo mismo. Es tan atractivo cuando sonríe, dulce y seductor. –No, ya no me respondas. Con esa sonrisa tan boba ya lo puedo imaginar. –se burla Emily. Reacciono y regreso mi atención a mi portátil. Seguro parecía una boba casi babeando al ver a Niall. Tengo que poner mis pies sobre la Tierra. –Así que Horan, ¿eh?

– ¿Qué te digo?

– Con tu sonrisa ya no tienes que decirme nada, amiga. –dice riendo. Ay Emily, ¿qué haremos contigo?

– Eres una tonta. –respondo riendo por sus ocurrencias. Levanto la vista y veo a Niall rodeado por sus mejores amigos, Harry y Louis.

– El ruloso es lindo. Tiene unos ojos muy bellos.

Viaje Inesperado [N.H.]© Parte#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora