9. Hasta luego, Horan.

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Salimos de la cochera y luego de atravesar el vecindario, nos incorporamos a la avenida principal que nos lleva al centro. Wow, de nuevo puedo ver el Big Ben. Es genial, pero creo que de noche se ve mejor. Cuando ya estamos más en el centro de la ciudad, por fin habla.

– No tengo muy claro dónde queda la empresa de tu madre. –me dice suave, aunque aún noto algo de rigidez en su tono.

– Es a tres calles más, luego das vuelta a la derecha y te incorporas a la avenida principal. –respondo cortante mirando por la ventana.

Lo miro de reojo y veo que frunce los labios mientras da golpecitos al volante con su pulgar. ¿De verdad está molesto? No tiene razones para estarlo.

Luego de casi quince minutos, llegamos a la empresa.

– Aquí es. –digo cuando llegamos al edificio con grandes letras donde se lee "White Things©".

El arrogante estaciona el auto, lo apaga y baja sin decir ninguna palabra. Se acerca a mi puerta y la abre. Yo bajo y él cierra la puerta. Todo de manera mecánica y silenciosa. No sé si es mejor o no que sea así.

Me acomodo el bolso en el hombro y comienzo a caminar. Me vendrá bien alejarme un poco de él. Camino un poco y escucho como se aclara la garganta, llamando mi atención. No puede ser, que no sea lo que estoy pensando. Me giro hacia él y lo veo. Está recargado en el auto con sus brazos cruzados sobre su pecho. Se-xy.

– ¿Sí? –pregunto de mala gana, aunque con la garganta un poco seca.

– ¿Y yo que? ¿Acaso te esperare aquí afuera? – ¿y porque querría venir conmigo?

– No creo que quieras venir.

– ¿Y porque estas tan segura? –me pregunta frunciendo el ceño. ¿De verdad quiere entrar conmigo? ¿Para qué? Esto no puede estarme pasando. Suspiro.

– Bien. ¿Quieres venir? –pregunto de mala gana, con fingida cortesía.

– Si, gracias por preguntar. –responde irónico, con una sonrisa tan falsa como la mía.

Se acerca a mí y caminamos juntos hacia el edificio. Entramos y nos acercamos al vestíbulo, donde esta Rachel, la recepcionista, detrás del mostrador.

– Señorita White, buenos días. –saluda con una sonrisa y una mirada prolongada al arrogante que está a mi lado.

– Hola Rachel, buenos días. Vengo a ver si hay cosas pendientes. –respondo, tratando de regresar su atención a mí.

– Por supuesto. Hannah está arriba, tiene algunos documentos que mandó la señora White. –responde apenas mirándome. Miro de reojo a Niall y este le guiña un ojo. Genial, solo para eso quería venir, para coquetear con mi personal.

– Bien. Gracias, Rachel. –gruño de mala gana.

Camino hacia el ascensor y siento que el arrogante me sigue. Llama al ascensor por mí y le agradezco con una sonrisa –un poco más que fingida–, él solo asiente y desvía su mirada. No sé qué demonios le pasa, y como seguro si le pregunto no me dirá, opto por dejarlo pasar.

El ascensor llega y entramos en él, presiono el botón con el número ocho y las puertas se cierran.

Cuando estamos solos en el ascensor siento algo extraño, como si algo me hiciera que me acercara a él. Esto no puede estar pasando. Sigo mirando al frente esperando que las puertas se abran pero el ascensor no se detiene. Miro de reojo al arrogante y también me está viendo. Me estoy acalorando, siento como me ruborizo y siento su penetrante y pesada mirada sobre mi. No puede ser, no puede ser. Esto tiene que ser claustrofobia.

Viaje Inesperado [N.H.]© Parte#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora