67. Propuesta.

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– No puedo creer que hicieras eso. –murmuro, aun avergonzada por lo sucedido hace unos minutos. Niall ríe a carcajadas a mi lado. Idiota, no sé cómo puede creer que es divertido.

– Tú me dijiste que estarías tranquila hasta que un doctor te dijera que me encuentro perfectamente bien. –responde con burla en su voz.

– ¡No tenías por qué preguntarle tan directamente si podíamos tener sexo!

Niall vuelve a reír y no puedo evitar poner mala cara, sin quitar mi vista del camino.

Venimos juntos en mi auto, ya que hace un rato salimos del hospital donde trabaja la familia de Louis, donde Niall estuvo después del accidente.

Daniel, el tío de Louis, fue quien atendió a Niall apenas supo que estaba ahí. Él se encargó de quitarle el yeso del brazo a Niall y también de hacerle un chequeo para ver cómo iba el resto de sus golpes.

Y por supuesto que Niall no podía quedarse quieto, mucho menos callado.

Cuando por fin tuvo libre su brazo, le preguntó a Daniel si es que ya podíamos tener sexo sin preocupaciones de nada. Por supuesto que yo quería correr y esconderme debajo de su escritorio. Daniel solo rió y dijo que todo estaba perfecto, pero que si no queríamos sorpresas, sería mejor que usáramos algún anticonceptivo. Obvio que yo deseé y pedí al cielo por que la tierra se abriera, me tragara, y me escupiera lo más lejos de ese hospital. Y claro que no pasó nada anormal de lo que yo hubiera querido.

Niall vuelve a reír, dejando salir algunas carcajadas. Si no estuviera tan avergonzada aun, me reiría contagiada por su risa.

– No me puedo creer la cantidad de rosas y rojos que cruzaron por tu rostro, nena.

– Eres un idiota. No puedo creer que cosas tan vergonzosas me pasen a mí.

– Es normal, nena. Es doctor, seguro debe de recibir muchas preguntas así.

– Estoy segura que no así de específicas.

– Solo fui claro. No te enojes, amor.

Algo dentro de mi estómago hace piruetas al escucharlo decirme "amor". Lo ha hecho desde ésta mañana que despertamos. Y es la razón por la que no he dejado de sonreír como idiota en lo que va del día.

No fuimos a la universidad porque cuando despertamos ya eran las once de la mañana. Yo si quería ir, ya que no me va a ir muy bien en las calificaciones gracias a mis faltas por la suspensión. Pero vi a Niall tan entusiasmado con ir al hospital, que no me pude negar a acompañarlo.

– Debiste dejarme conducir. –murmura Niall, luego de que un auto se nos atraviese en el camino. Lo bueno es que me siento cómoda al conducir, nunca le he tenido miedo a los autos.

– No dejaré que conduzcas mi auto. Además, debes ejercitar tu brazo para que recuperes movilidad y reflejos. –respondo citando las instrucciones del doctor Tomlinson.

– No tengo que recuperar nada. –refunfuña Niall con un puchero en sus labios.

– No seas infantil, Niall. –digo sonriendo. –Solo serán algunos ejercicios con la pelotita y la masa que te dio Daniel.

– Mejor se la regalaré a Apolo. –murmura de nuevo.

Lo observo por el rabillo del ojo. Inconscientemente hace los ejercicios con la pelotita roja de esponja, pero no digo nada. No sé por qué tiene que ser tan testarudo a veces.

– Hablando de Apolo, pasaré por él a casa de Louis. Quizás luego de desocuparnos del trabajo podamos salir a pasear.

– Eso suena genial. ¿A dónde te gustaría ir, amor? – ¡lo dijo de nuevo! Siento que me voy a desmayar cada vez que lo dice.

Viaje Inesperado [N.H.]© Parte#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora