Capítulo 40: Ex.

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Salimos de la casa, calculaba que eran las nueve de la mañana. Al fin me sentía descansada.

—Oye, ¿por qué salimos?. Tengo frío— le pregunté a Merle. Aún tenía el short puesto y la mañana estaba fría.

Merle solo se quitó su chamarra de mezclilla y me la ofreció.

—No recuerdo está chamarra, ¿la robaste?—yo sabía que Merle ya no hacía nada de eso, pero vamos, es el nuevo mundo aquí ya no importa de dónde saques las cosas que necesitas.

—No una mujer me la dió ayer— le resto importancia.

—¿Una mujer?, ¿por eso desapareciste ayer después de bañarte?— me detuve y jale del brazo a Merle.

—No, solo quería ver el lugar— mintió.

—¡Estas sonrojado!— reí, estaba feliz.

—Callate niña— me aventó un poco y camino más rápido.

Negué con la cabeza y me dispuse a seguirlo.

Al llegar al lado de un pequeño estanque que tenía la comunidad nos detuvimos, no sabía que hacíamos ahí y dudaba mucho que solo estábamos ahí para admirar el pequeño estanque.

Hizo que nos movieramos más a una esquina donde había más plantas y se quedó callado.

—Y bien, ¿Qué hacemos aquí? — le pregunté un poco confundida por su actitud.

—Ayer cuando recorrí la comunidad creí ver a tu ex— soltó de golpe la información.

Me puse rígida —Estas seguro— asintió a mi dirección y me hizo una seña para esconderme.

De una casa vimos salir a una chica con cabello güero y atrás de ella mi ex. Merle decía la verdad ahí estaba ese bastardo.

Golpe a Merle con mi codo para saber si el veía lo mismo que yo, me regreso el golpe en respuesta.

En aquella casa parecía vivir varias personas, atras de ese idiota salio un adolescente y un niño y al final un hombre que no me daba buena espina.

—Pulga, ¿Alguna vez te presento a su familia?— haciendo memoria nunca me presento con nadie, cuando quería salir de la casa con el recibía golpes y me dejaba encerrada.

Sacudí la cabeza espantando esos recuerdos.

—No nunca, ya sabes lo que hacía— Merle apretó los puños y asintió.

—Al parecer es su familia, hijo de perra toda su familia sobrevivió.—

No sabíamos que hacer, con el en la comunidad mi estadía y la Merle no iba a ser la mejor.

—¿Qué hacen aquí?— una voz atras de nosotros nos asustó haciéndonos caer al estanque.

Jodida vida y jodido Abraham. El agua estaba congelada.

Saliendo a la superficie escuché perfectamente sus carcajadas y la risa contenida de Daryl el cual no lo había visto hasta ese momento.

—Si muy divertido, pero si me enfermo espero que me cuides Abraham. Le voy a decir a Rosita— amenace haciendo que el riera más fuerte.

Cuando salí del agua empecé a exprimir mi cabello y un poco mi ropa, al levantar la mirada ví a Abraham ver hacia otro lado un poco sonrojado al igual que Daryl.

—¿Qué?— pregunté.

Merle me abrochó su chamarra bien, cerrando todos los botones.

Mierda, traía una blusa blanca y no tenía sostén.

Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora