Marie terminó sobre la barra.
Cuando Fred comenzó a pedir canciones en la rocola de la esquina, y cuando alguien sacó un micrófono de algún lugar detrás de la barra, ambos creyeron que sería una idea increíble subirse a ella como un escenario y dar el espectáculo de sus vidas.
No les prestaron mucha atención. Ninguno de los dos era particularmente buen cantante, y los que los alentaban desde el público lo hacían más por estar igual de borrachos más que otra cosa.
"I don't care if Monday's blue" cantó Fred.
"Tuesday's gray and Wednesday's too" siguió ella.
"Thursday, I don't care about you"
Marie tomó el micrófono en su mano.
"It's Friday, I'm in love"
Estaba tan ensimismada que terminó el último verso sola. Fred la miró con una sonrisa mientras Marie cantaba en el micrófono, moviendo los hombros al ritmo de la música y apuntándolo a él y al público alternadamente.
Cuando la canción terminó, pidió otra. Desde los parlantes al otro lado del bar comenzaron los primeros acordes de I Don't Want to Miss a Thing. Marie de inmediato se detuvo, su pecho subiendo y bajando rápidamente. No se había dado cuenta de que estaba sin aliento.
Era su canción. La canción de ellos.
Había salido en julio del noventa y ocho, después de la guerra, cuando Fred y Marie podían ir tranquilos a los barrios muggle a recorrer tiendas de música y pasar tardes enteras probando vinilos. La habían escuchado millones de veces, y durante una de las noches en la habitación de Fred, cuando estaban solos y podían explorar el cuerpo del otro con total libertad, mientras Fred trazaba círculos con el índice sobre el tatuaje de Marie, le había dicho que esa era su canción. La de ellos.
Al año siguiente, Marie estaba en Francia.
"Cántala" le pidió él. Marie no entendía su mirada. No entendía por qué le pedía eso. Cómo era capaz.
Tiró el micrófono. Se resbaló de sus manos mientras bajaba de la barra.
"Vete a la mierda"
Fred se bajó detrás de ella. La gente hizo espacio para dejarlos pasar y Marie avanzó sin saber a dónde iba. Se cruzó con un mesero con chupitos de algo que no se molestó en identificar antes de bajarse dos de golpe.
Maldita canción. Maldito Aerosmith. Maldito Fred.
"¡Marie!"
La capitana de las arpías siguió caminando. La cabeza le daba vueltas y lo único que sabía es que tenía que detener esa opresión en su pecho. Si se atrevía a cerrar los ojos más de un segundo, se largaría a llorar.
"Déjame sola, Fred"
Algunas personas se voltearon a ver. Otras simplemente fruncían el ceño cuando Marie las empujaba para abrirse paso. Salió del bar hacia la noche de verano. El aire nocturno le refrescó la cara.
"¡Marie!"
La cogió de la mano y a Marie el contacto le quemó como el primer trago de whisky de fuego. Tiró para liberarse.
"Vete a la mierda, ¿qué pretendes pidiéndome que cante esa canción? ¿Es que ya lo olvidaste?"
La brisa de verano le sacudió el cabello pelirrojo hacia atrás. Fred se llevó una mano al pecho, una expresión de traición y dolor en su rostro.
"¿Cómo podría olvidarlo?" le preguntó. "¿De verdad eso crees, Mar? ¿Que sería capaz de olvidarlo?"
"¿Qué pretendes, entonces?" le preguntó elevando el volumen de la voz. "¿Qué pretendes?"
"¡Escucharte!" respondió. "¡Solo quería escucharte, Marie! ¿Es eso un crimen?"
"¿Escucharme para qué?"
"¡Porque te extraño, joder!"
Marie se quedó de piedra. De todas las cosas que podría haber esperado, esa no era una de ellas. La cabeza le daba vueltas y no se veía capaz de controlar su lengua. Su mente tenía conexión directa a su boca y las palabras iban a salir lo quisiera o no.
"¿Qué?" preguntó, absolutamente confundida. "¿Qué...? ¿Qué quieres...?"
"Demándame, Marie" le soltó, frustrado, y Marie no entendía por qué. "Te extraño, ¿vale?"
"¿Por qué...? ¿Hace cuánto...?"
"Siempre"
"¿Qué?"
"Siempre. Desde siempre. Todo el tiempo" suspiró. Su respiración también estaba agitada y su lengua escurridiza. "Maldita sea, Marie. Llevo... Llevo años tratando de encontrarte. De pillar cinco minutos contigo aunque sea por casualidad. Y tú... Tú has hecho un muy buen trabajo en evitarme"
"Yo no..." se detuvo. No tenía caso. "¿Me extrañas?"
Fred negó con la cabeza y miró al suelo. Con la palma de la mano se frotó el pecho, como si estuviera calmando un dolor en el esternón.
"Te amo, Marie" se rindió. "No he dejado de amarte"
Si su mente hubiese estado más atenta, más alerta, Marie podría haberle dicho muchas cosas, cosas coherentes. Pero no era el caso.
"¿Por qué...? ¿Por qué no...?"
Fred la miró a los ojos como un niño siendo regañado. La vulnerabilidad, la suavidad de su mirada... La ablandó.
"Yo también te extraño"
Entonces los ojos de él se iluminaron en medio de su expresión torturada, una esperanza que parecía llevar enterrada mucho tiempo salió a la superficie. Se acercó a ella, y tomándola por la nuca, la besó.
Para Marie, fue como si su cuerpo se derritiera y explotara todo al mismo tiempo. Eso que llevaba dentro de ella mucho tiempo dormitando se despertó de golpe, y sus manos de inmediato buscaron sus hombros, su pecho, su cabello, todo de él.
Sus cuerpos se pegaron y los brazos de Fred rodearon su cintura. Marie fue vagamente consciente de una presión que crecía en contra de su estómago, y dentro de ella comenzó a rugir un fuego capaz de quemar ciudades enteras.
"Perdóname, Marie" le dijo él en los pocos segundos que sus labios dejaron los de ella. "Perdóname, perdóname"
"Fred..." jadeó ella.
Se separaron un segundo, un momento en que sus frentes eran el único punto de contacto entre sus rostros, y el tiempo pareció congelarse.
Para Marie fue más claro que nunca el hecho de que lo había estado esperando. Toda su concentración en el Quidditch, su renuencia a aceptar salir con alguien más, su encierro en sí misma y su negación del espacio para una pareja en su vida... Todo era por él. Porque lo estaba esperando. Porque estaba cuidando su lugar a su lado para que estuviera ahí cuando él regresara.
Fue evidente entonces.
Y él había regresado. Después de tanto tiempo, había regresado.
Fred rompió el silencio.
"Cásate conmigo"
Cuando Marie respondió, su voz salió áspera y le resultó extraña hasta a ella misma.
"¿Qué?"
"Cásate conmigo, Marie" le pidió de nuevo. "Ha sido demasiado tiempo. Estoy harto. Eres tú. Por favor, cásate conmigo"
El corazón le latió fuerte en el pecho, y de repente, no recordó nada. No fue importante el hecho de que ambos estaban borrachos, o el campeonato nacional que acababan de ganar, o el hecho de que no tenía idea de qué ocurría en la vida de Fred en esos momentos. Nada de eso fue importante.
Con las manos de Fred todavía en su espalda, Marie tuvo la certeza de que estaba a salvo, estaba en casa.
"El Ministerio estará cerrado a esta hora" le respondió, "pero tengo una mejor idea"
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recién casados • fred weasley fanfiction
FanfictionFred y Marie se reencuentran años después de haber terminado su relación y creen que ir por un par de tragos para recordar viejos tiempos es una buena idea. Algo inocente. Es una pésima idea. Al día siguiente, Fred y Marie despiertan juntos, en la...