29. aquella noche (parte 1)

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la noche en que Marie se casó con Fred, 2004

«Ganamos, maldita sea. Ganamos» era todo lo que Marie podía pensar mientras el bullicio crecía y crecía a su alrededor. Las arpías bebían chupitos de tequila una a una, ella incluida, mientras la gente seguía llegando al bar de Fanny, donde celebraban. En la puerta rezaba «cerrado por evento privado».

Estaba eufórica. El trofeo de la liga nacional resplandecía sobre la barra del bar. Primer lugar. Estaban en la cima. Marie estaba fuera de sí. Todo el trabajo invertido, todo el tiempo que le había dedicado... Habían ganado. Lo habían obtenido. Todo había valido la pena.

Marie se preguntó cómo se seguía adelante después de eso. Su vida estaba en el lugar en que debía. Todo era perfecto, y se preguntó cuánto tiempo podría montar esa ola de felicidad.

Al parecer, un par de minutos, porque ese fue el momento en el que todos sus demonios entraron por la puerta.

Ginny saltó de su asiento para ir a saludar a su hermano. Fred Weasley, con su metro noventa de altura, tomaba todo el espacio disponible. Su cabello rojo resplandecía con el fuego de la chimenea distante, y no tenía derecho a verse tan guapo con una simple camiseta negra.

Sacudió ese pensamiento de su mente en cuanto lo percibió. Habían pasado dos años desde su última interacción con Fred, y en ese entonces apenas había sido un saludo forzoso y breve en la fiesta de cumpleaños de Ginny. Nada más.

Lo vio acercarse a ella y el hastío se apoderó de su cuerpo.

"Felicitaciones, Mar"

"No me llames así"

La sonrisa de Fred estaba llena de una diversión perversa.

"Felicitaciones, capitana"

Marie no pudo evitar el escalofrío que le subió por la espalda cuando Fred la llamó así, y aunque la sensación fue agradable, lo odiaba. Odiaba que todavía tuviera ese efecto en ella. Que quizás siempre lo tendría.

Fred sabía tirar de sus cables. Sabía qué cosas le gustaban, le molestaban, la hacían reaccionar. Y estaba dispuesta a usarlas, aunque ya no tuviera derecho a ello.

"Gracias" le respondió secamente esperando que ese fuera el final de su interacción.

Se volvió a la barra y pidió un chupito de tequila. Fred se colocó a su lado y pidió uno de whisky de fuego.

Marie levantó una ceja y lo miró de reojo. Fred no la miraba, pero sabía que ambos eran consciente de la presencia del otro. Además, llevaba una sonrisa en el rostro.

El bartender dejó ambas bebidas en la barra y Marie se bajó la suya de un trago. Ese sería el último, decidió, porque no podía perder el control. No ahora.

Fred, en cambio, dio un par de sorbos al suyo.

"¿Desde cuándo eres tan medido?" le preguntó sin querer.

Fred no le contestó. Se bebió lo que quedaba de un sorbo y se volteó a mirarla con todo su cuerpo. Un codo en la barra, su pecho mirándola a ella.

"Bebe conmigo"

Ella resopló.

"No"

"¿Por qué no?"

En el rostro de Fred no había ni un rastro de derrota. Para él, pelear con Marie era tanto parte de la diversión como cualquier otra cosa. Siempre lo había sido.

"No sé qué te dio la impresión de que quiero pasar tiempo contigo"

"Eso dolió" replicó con una sonrisa.

"Puedes llorarle a George al respecto"

Se alejó de la barra con la intención de dejarlo atrás. Estaba comenzando a buscar a sus amigas cuando escuchó su voz detrás de ella.

"Solías ser divertida, Mar"

Con la cabeza completamente despejada, Marie habría visto la provocación de inmediato. Habría tomado esa frase por lo que era: un anzuelo. Le habría mostrado el dedo medio y se habría alejado, como lo había hecho cada vez que se habían visto durante los últimos años.

Pero había tomado muchos chupitos de tequila antes de que Fred llegara. Y no lo vio.

Caminó de vuelta hacia él. Fred todavía tenía esa molesta postura relajada contra la barra. Le sostuvo la mirada, la de ella furiosa, y se inclinó contra la madera lustrosa para pedir un trago.

"Dos chupitos de whisky de fuego"

Fred no dijo nada mientras el bartender servía el líquido ámbar sobre los vasos. El licor flameó llamas azules un segundo y ambos tomaron los vasos por la base. Cuando el fuego se apagó, se los llevaron a la boca en un movimiento espejo.

"Eres un idiota"

Él se rio y agachó la cabeza, sin oponer resistencia, sin negarlo.

"Pero te la pasabas bien conmigo"

No había una pregunta. No lo dudaba. Era una afirmación.

Marie desvió la mirada, el vaso vacío todavía en la mano.

"Hay cosas más importantes que pasárselo bien"

"Conseguiste el campeonato nacional"

Marie asintió y volvió a ver el trofeo. La euforia inicial iba cediendo, y recordó que en tres meses tenían la liga europea, y que tendrían que comenzar a entrenar para eso. Si no lograban posicionarse en las diez mejores... Sería una derrota, y ya nada importaría.

"Es un gran logro, Marie"

"Otro" pidió levantando el vaso.

"¿Otro?" se rio Fred.

Ella lo miró. Molesta.

"Querías verme divertida, ¿no?"

Fred se rio y pidió otro para él.

El primer whisky de fuego le quemó la garganta como no había sentido en años. Un fuego intenso que le hizo entrar en calor todo el cuerpo. Marie recordó los años que pasó con Fred. Todas las veces en que asistían a fiestas y bebían chupitos de whisky de fuego y ese calor que sentía los llevaba a otras cosas. Por Merlín, siempre terminaba en otras cosas con Fred.

El segundo chupito, sin embargo, bajó como agua.

Ya estaba borracha. Lo sentía en todas partes. En el zumbido que le recorría el cuerpo completo, en sus sentidos atenuados, en la pereza de sus pensamientos, que se deslizaban lentamente por su mente hasta caer en su boca.

"¿Lo suficientemente divertida?"

Fred se inclinó hacia ella. Sentía el olor a alcohol y canela del whisky de fuego en su aliento, emanando de sus labios entreabiertos, y recordó los tiempos en que ese olor la habría inclinado hacia adelante para cerrar la distancia entre ellos.  Recordó los besos desenfrenados cuando sus cuerpos les pedían una cercanía urgente. Recordó sus manos sobre ella.

Eran unos pocos centímetros. Era una distancia de un suspiro. Los ojos de Fred brillaban incluso en la penumbra del bar. Su lengua pasó por sus labios y los ojos castaños que parecían tragársela bajaron de sus ojos a sus labios.

Eso fue lo último que recordaría Marie de esa noche. A partir de ese momento, todo lo que ocurriría después sería un misterio. Todo, excepto las consecuencias, con las que se encontraría a la mañana siguiente.

Los ojos castaños brillaron. Los dientes blancos de Fred aparecieron en una sonrisa ladeada.

"Te extrañé, Mercier"

recién casados • fred weasley fanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora