19. la abuela gabrielle

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La casa de campo seguía igual.

La hierba se alzaba por ambos lados del camino hasta la altura de la cintura, verde como la primavera. Marie escuchaba el zumbar de las abejas entre la vegetación, recorriendo las lavandas que su abuela había plantado junto a la cerca, y el azul desteñido de la casona en la cima de la colina era igual al del cielo.

Subió por el sendero de tierra aplastada, con las piernas quemándole cuando llegó a la cima. Recordaría decirle a Inger que entrenaran más los cuádriceps.

Su abuela la estaba esperando en la cocina, con el fregadero lleno de envases de vidrio, algunos otros metidos en una olla con agua hirviendo y en un segundo quemador la mermelada de fresas que todavía no estaba lista.

"Bonjour, mamie"

Su abuela le puso una mano en la mejilla cuando Marie se inclinó a darle un beso. La vieja bruja dejó el cucharón de madera revolviendo la mermelada por su cuenta y se giró a ver a su nieta.

"Muy flaca" sentenció, en francés. A pesar de que Marie había vivido toda la vida a dos idiomas, su abuela siempre se rehusaba a reconocer el uso de cualquier otro que no fuera francés. «La lengua de los grandes poetas» le decía una y otra vez.

Marie puso los ojos en blanco.

"Estoy segura de que tú solucionarás eso" le dijo sonriendo, también en francés, pasándole las manos por los hombros ya huesudos y los brazos blandos.

"Puedes apostar a que sí" la señaló con un dedo antes de limpiarse las manos en el delantal. El cabello rubio, casi completamente blanco, resplandeció cuando la luz del Sol le llegó a través de la ventana.

"¿Y el abuelo?"

"Por ahí" dijo agitando una mano, como si no pudiera molestarse menos en mantenerse al tanto del paradero de su esposo.

El pan estuvo en un segundo en la mesa. Una tabla de quesos y de uva. Pasteles de hoja y rellenos con crema. Unas tazas llenas de café, a pesar de que su abuela lo tenía prohibido.

A Marie le habría gustado decirle que no tenía por qué molestarse. Sabía el tiempo que su abuela habría invertido en preparar todo aquello, y se sintió mal de que lo hubiese empleado en ella, pero también sabía que se habría sentido insultada si le decía algo, así que se dispuso a comer.

"¿Qué es eso, linda?"

El maldito anillo que se adelantaba a todas sus conversaciones, eso era. No podía tener ni quince minutos normales con su abuela sin que ese pedazo de metal inservible se interpusiera entre ellas.

"Es una larga historia, mamie"

"¿Es por eso que me escribiste con tanta urgencia?"

Marie apretó los labios.

"Necesito que me expliques cómo deshacerlo"

Su abuela la miró con sorpresa y una pizca de diversión en los ojos.

"Creo que primero deberías explicarme cómo terminaste con ese anillo en tu dedo"

Marie tomó un pastel de hojaldre relleno de crema pastelera y espolvoreado con azúcar glas. Era el cielo en su mano, y le dio un mordisco que le dejó la boca llena de azúcar como si fuera una niña.

recién casados • fred weasley fanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora