CAPÍTULO 8 - CAMINANDO EN EL INFRAMUNDO

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Laevoneus: Eimi (Reino Bruma)

Había pasado un día desde su llegada al reino de Bruma, los planes estaban hechos y partirían esa noche con tal de encontrar a la bestia "Venganza". Iván estaba en su habitación, de pronto escuchó que tocaban la puerta, al abrirla era Miguel quien se encontraba del otro lado y en su mano llevaba la espada sagrada de Bruma con la cabeza de lobo grabada en oro.

- Es muy bella esa espada Miguel – le decía Iván quien la admiraba pero no se atrevía a tocarla.

- Sí, lo es. Puedo sentir su poder, pero no me siento bien con ese asunto de que tal vez tenga que matar a ese pobre chico, Carl.

- No debió meterse con el poder de esa llave desde un principio - dijo Iván juicioso.

- No es Iván el que diría eso, ¿cierto? – preguntó Miguel mientras el príncipe volteaba la mirada. – es la princesa, ¿verdad? La extraña mucho.

- Con todas mis fuerzas amigo, en todo momento.

Mientras, Daniel se encontraba recostado sobre un árbol, solitario, pasó su mano por su camisa y tomó un papel que estaba ocultado en un bolsillo interno de su ropa. La carta que hace mucho tiempo le habían dejado y que siempre que estaba solo releía.

- No eres tan diferente a nosotros – dijo una voz que hizo a Daniel levantarse de un salto, haciéndole esconder la carta rápidamente. Era aquel enorme hombre, Jiraiya.

- ¿Qué quieres aquí? Mejor vete, no quiero problemas - dijo Daniel de forma imperativa.

- Carl y yo – dijo Jiraiya haciendo que no había escuchado – somos como cualquier animal, siempre nos dejamos llevar por el instinto, disfrutamos transformándonos en nuestras formas bestiales, nos llevábamos muy bien, siempre deseamos ser animales completos, ser verdaderamente libres, ¿acaso es un pecado que haya querido cumplir su deseo obteniendo el poder de esa llave?

- No lo sé - le respondió Daniel cortante.

- Eres como nosotros, eres instinto Daniel, tu no deberías viajar por el mundo ayudando a ese tonto príncipe.

- No es que desee ayudarlo, busco esa llave porque también tengo un deseo, así que espero que no estés intentando ablandar mi corazón, porque eso es algo que no tengo y haré lo imposible para que tu amigo muera y devuelva lo que quiero - ambos seres se miraron fijamente, después de sostener aquella mirada Jiraiya le sonrió y se retiró sin decir palabra.

No muy lejos de ahí Eimi observaba una hermosa estatua de una loba, era muy grande y tenía grabadas algo que parecían palabras en un extraño idioma, detrás de la bruja apareció Phauna, quien comenzó la conversación.

- Lamento lo de antes, es solo que me siento impotente al no haber podido recuperar a Carl, me siento inútil al depender de ustedes, me siento triste de que sea necesario matarle para terminar con esta pesadilla.

- No tienes que pedir disculpas, todos tenemos nuestros malos momentos, créeme - dijo Eimi en un tono suave.

- Es solo que, por favor, no maten a Carl – Phauna, la dura mujer, parecía ablandarse, como si quisiera llorar,  Eimi por primera vez se encontraba sorprendida - ¿alguna vez has estado enamorada Eimi? – la chica dudó unos segundos y simplemente respondió.

- No, por lo que no puedo hacer nada para ayudarte.

Phauna quedó sorprendida, mientras Eimi se retiraba, en su mente sabía que si había amado alguna vez, pero eso fue en su anterior vida, mucho antes de que se convirtiera en lo que es ahora. Eimi, Recordó aquel día, donde la memoria de su pasado, se había perdido y solo mantenía su nombre, Eimi.

La Leyenda de PapillonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora