CAPÍTULO 2 - EL LARGO VIAJE DE LA MARIPOSA

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Dextroneus: Alice

Una pequeña mariposa blanca revoloteaba cerca de un lago, ya pasaba de la media noche. A gran velocidad se posó en la nariz de la mujer que descansaba en las orillas, al sentir el movimiento, la mariposa se alejó rápidamente, la mujer que estaba cerca del lago era Alice, quien pensaba que despertaba de una terrible pesadilla, pero todo era real.

- ¡IVAN! – gritó con fuerza, mientras se incorporaba para buscar por los alrededor, por suerte las ropas que llevaba eran de los más cómodas, un vestido corto que pasaba apenas sus rodillas y una blusa de manga larga con botones en el centro, todos de blanco.. Cerca de ahí encontró a Rumsey que parecía inconsciente - ¡Rumsey, Rumsey!

Pero lo único que obtuvo fueron gemidos, al parecer el monje estaba muy cansado y claro no exageraba pues había usado casi toda su magia para ayudar en su rescate, Alice tocó su rostro y le sonrió.

- Nos pondré a salvo Rumsey, no puedo llevarte sobre mí, pero regresaré por ayuda lo prometo, solo que, ¿Dónde buscaré? – se preguntó a ella misma mientras se alejaba del lago y subió un pequeño montículo, logró ver un pequeño poblado que parecía por las luces que despedían las chozas, muy despierto - Bueno no tenía que buscar tan lejos.

Trató de ocultar a su amigo en el pasto alto para que nadie lo viera, así siguió su camino. Entrando al poblado que eran líneas largas de chozas de piedra, mientras la calle estaba muy iluminada por múltiples antorchas. Había hombres ebrios tirados en el suelo, la mayoría de los lugares eran bares, de donde salían carcajadas resonantes, de las puertas de madera de algunos aparecían hombres agarrándose a golpes, mujeres en trajes pequeños, acompañadas de hombres regordetes a las cuales les pasaban las manos por todo el cuerpo, mientras reían, había basureros donde hurgaban perros y gatos en busca de comida. Alice no quería llamar demasiado la atención y ser una princesa vistiendo un conjunto fino no era la mejor forma de pasar desapercibida

- ¿a dónde vas preciosa? – dijo un hombre pequeño, viejo y sin dientes tomándole de la muñeca

- ¡Suélteme! – gritó ella en tono de desesperación, pero el hombre no cedía. - Vamos se que quieres compañía – Alice, con su otra mano empuñada le dio un golpe en la cara, de tan ebrio que estaba fue como irse a dormir. - Te dije que me soltaras. - sentenció orgullosa. 

Al menos las clases de defensa personal que Rumsey le había dado hace tiempo habían tenido utilidad, observó que un grupo de hombres también bastante ebrios se acercaban hacia donde ella estaba, aprovechando que no la habían notado, entró rápidamente a un callejón, hasta verles pasar, después de sentirse un poco más segura, pensó en Iván, no sabía si estaba vivo, pero su corazón le decía que si, pensó en su padre y soltó algunas lágrimas. Le era difícil aceptar lo que le había hecho, toda esa vida de engaño, ¿Cómo pudo ser capaz? Aquel hombre que había amado tanto, se recargó en un rincón, esta no era la forma en la que quería conocer el mundo, ese pueblo tan horrible no era el primer lugar que quería visitar en Dextroneus, recordó la fiesta aquella donde había conocido a Ivan.

Dextroneus era gobernado por un rey absoluto, quien era Adonis, dividiendo el mundo en diferentes reinos que gobernaba un rey secundario, todos estos respondían a Adonis, el rey de reyes. Por aquellos días los consejeros del rey habían recomendado que sería bueno invitar a los reyes de los otros reinos, pues ellos aseguraban que muchos ya no estaban del lado de Adonis, sería una oportunidad para retomar las relaciones diplomáticas era lo mejor, Alice se había puesto muy contenta cuando se enteró que su padre había dicho que sí.

Los mejores vestidos del reino habían sido llevados a la princesa una noche antes para que ella escogiera el que más le gustase. Aquella noche todas las entidades más poderosas de Dextroneus estaban reunidas, Alice jamás había visto tantas personas en el castillo, todos esperaban a que fuera presentada, de repente apareció bajando la enorme escalinata del salón principal, llevando un vestido blanco con adornos dorados y varias joyas hechas de oro, pero, en aquel momento que todas las celebridades fijaron su mirada en ella, fue la mirada de una sola persona que le había llamado la atención, el príncipe Iván estaba de pie a la escalera sonriéndole y cuando lo vio del frente le dijo "es usted muy bella". Pasaba la noche y no podía evitar verlo, así como el no podía evitar responder a sus miradas. Salió a tomar un poco de aire fresco y caminando un poco por el jardín oeste alcanzó a ver la lápida de su madre y se acercó a ella.

La Leyenda de PapillonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora