CAPÍTULO 17 - CORAZÓN FRIO

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Laevoneus: Daniel (Sinistra)

De regreso a la tierra firme del gran continente de Neox, un largo viaje comenzó a caballo, rumbo al sureste, guiados con firmeza por el guardián de las llaves Daniel. Después de siete largos días, Daniel estaba algo nervioso por las sensaciones que tenía, hasta que finalmente fue él quien habló.

- Estamos cerca – dijo el chico con la seriedad que le caracterizaba – el reino de Sinistra está en frente.

- Vaya finalmente – dijo Iván que tenía la boca muy abierta y la garganta seca – hemos viajado por una semana, que bien que finalmente hemos llegado, ya no tenemos nada de agua.

- ¿Aquí encontraremos la siguiente llave? – preguntó Miguel quien se sumaba a la seriedad de Daniel.

- Sí, pero créanme – dijo Daniel – de todas ellas, esta será la más difícil de conseguir.

- ¿Cómo estas tan seguro? – preguntó Iván – nunca antes supiste de qué forma tendríamos que conseguir la llave Daniel.

- Yo pertenezco a este reino, alguna vez viví aquí, te aseguro que se como son las cosas. - Daniel acomodó su lacio cabello negro hacia atrás como de costumbre y siguió mirando al frente.

Nadie más dijo nada ante tal revelación, Eimi tomó su collar que llevaba colgando la extraña esfera dorada y la apretó contra su pecho, era algo que ella hacía con frecuencia, al parecer para asegurarse de que aún estuviera con ella.

Pasados unos minutos, vieron la gran ciudad frente a ellos. Finalmente Eimi fue la que articuló palabras. 

- Sinistra, la ciudad que vive entre los dos mundos. 

- ¿Has estado aquí? - le preguntó Daniel sorprendido. 

- No "aquí", en el otro lado, el Sinistra de Dextroneus.

Eimi y Daniel explicaron que Sinistra era especial, un reino que vivía entre los dos mundos, pero cada lado era muy diferente del otro. Entraron a la gran Ciudad de Sinistra, la cual rebosaba de templos hechos de mármol, así como una estructura circular, que las personas llamaban "El Coliseo", según Daniel. La gente llevaba túnicas blancas que cubrían la mayor parte de su cuerpo y unas sandalias que parecían muy cómodas.

- Sería agradable que en Renacimiento nos vistiéramos así, ¿no crees Miguel? – dijo el príncipe que admiraba a las personas de las calles como un niño pequeño.

- Iván, - dijo Miguel sonrojado al no decir "príncipe" - amigo, no creo que vaya con la cultura de nuestro pueblo.

- Sabes que siempre lo he dicho Migue, entre menos ropa mejor – Miguel sonrió a su amigo, mientras Daniel lideraba el camino.

Más adelante vieron a un grupo que vestían diferente, llevaban armaduras, una lanza en una mano, un escudo en la otra y un casco que lucía una cresta de pelo rojo.

- Necesito que nos dejen entrevistar con la reina de de Sinistra – dijo Daniel tajantemente a los soldados.

- ¿Y quién eres tu forastero? ¿piensas que la reina te verá solo porque así lo mandas?

- La reina sabe quién soy, además tu también deberías saberlo, soy el último en la descendencia Minor.

El soldado y todas las personas de los alrededores callaron por unos segundos, al parecer escuchar el nombre de la dinastía a la que Daniel pertenecía los ponía nerviosos.

- Veremos qué podemos hacer, señor – dijo otro soldado nervioso– vamos, los escoltaremos hasta el castillo.

- Parece que le tienen miedo – dijo Iván en voz baja a Miguel y Eimi.

La Leyenda de PapillonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora