CAPÍTULO 30 - UNA PROMESA ES UNA PROMESA

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Dextroneus: Will (El Bosque Negro)

Hace unas semanas, en el Reino Verde, Will, era el consejero real, un hombre noble y que solo se preocupaba por el bienestar de su gente, pero, todo cambió cuando la conoció, Alice, una mujer que clamaba ser la reencarnación de una leyenda, fue entonces cuando se dio cuenta, que era momento de terminar con la locura, con la terrible dictadura que su reina, la temible Rose, había impuesto.

El pobre Will se encontraba encarcelado, juzgado por crímenes de traición que no cometió, pero fue la reina quien dio la orden. Dos grilletes levantaban sus dos extremidades superiores en el aire, mientras que su cuerpo, vencido por el cansancio, yacía débil, dejándose caer en el suelo, aunque los grilletes le impedían hacerlo.

Un minuto después, su reina, la tirana mujer de piel verde entraba a visitarle.

- ¿Escuchas el barullo de allá afuera? – le había preguntado la mujer, con esos ojos malignos, también verdes, gritos desesperados entraban a través de la ventana, así como el rasgar de golpes y armas de madera que chocaban – tu lo has provocado Will, esas personas que creen que eres inocente, han venido a pelear por ti, para liberarte, pero ya falta poco para que sean recluidos como tú, por criminales, por traicionar a su reino.

- ¡TU ERES LA UNICA QUE HA TRAICIONADO A SU REINO Y A TODO DEXTRONEUS! – le había gritado el peliverde, poniéndose de pie en un movimiento, mientras los grilletes le impedían seguir avanzando.

- Con que aún tienes fuerzas, insolente – le decía la mujer con su sonrisa maliciosa.

- Yo nunca le agradé – continuo Will – ni siquiera soy capaz de entender porqué, se supone que usted peleó por la paz de ambos mundos en aquella vieja guerra, se suponía que usted era la heroína del presente ¿en qué se ha convertido? – Rose miró hacia otra dirección, su expresión fue de tristeza, como si el recuerdo del ya viejo pasado le doliera, una expresión que Will nunca había visto.

- Yo, - la mujer hizo una enorme pausa y miró a la ventana, la pelea había terminado afuera, los rebeldes habían perdido – no envejezco, ¿sabes? Hay precios que se deben pagar, muchas veces son muy altos, Will, ¿tú sabes de eso cierto?

La mujer regresó a ese estado malicioso que la caracterizaba, abandonando la mugrosa celda que albergaba a su viejo consejero y ahora prisionero.

En el presente, en el bosque Negro, Yun, Rumsey, Eimi y Miguel, habían sido atrapados por un extraño.

- Seas lo que seas – decía Rumsey a la criatura que se hacia llamar Gargoyle y que estaba frente a ellos – estas subestimándonos al pensar que nos vencerás a los cuatro.

- ¿Eso crees? – respondió la mujer púrpura – ¿porque no averiguamos eso?.

- Rumsey, esperen – comenzaba a decir Yun, su trío de amigos lo miraron, esperando que les dijera que es lo que haría.

- Brian, por favor, ellos, no tienen nada que ver con esto – decía el vampiro dirigiéndose al hombre de cabello oscuro – por favor, hablemos.

- Muy bien Yun, hablemos, pero debo advertirles – Brian se dirigía a Rumsey, Eimi y Miguel – que si intentan algo, cualquier cosa, mi querida Gargoyle no está sola, haré sus más grandes pesadillas realidad y no tendrán escapatoria.

Brian levantó su mano, haciendo un gesto a Yun de que lo siguiera, el vampiro solo lanzó una mirada de aprobación a sus amigos, dando a entender que le esperaran y desapareció en la oscuridad del pasillo por donde anduvo Brian.

- Sabía que volverías, Yun – decía Brian dirigiendo la marcha, Yun podía ver extrañas criaturas moverse entre las sombras, las cuales hacían gruñidos extraños y los miraban fijamente.

La Leyenda de PapillonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora