CAPÍTULO 32 - TOMANDO UN RUMBO

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Dextroneus: Gabriel (Templo del Tiempo)

Al salir del bosque negro, Alice y sus amigos encontraron el poblado más cercano, tras su enfrentamiento, decidieron que lo mejor era descansar y recuperarse de las múltiples heridas que tenían, además Alice era la mas dolida, tras la muerte de Yun.

Pasados los días, una tarde, afuera de la posada, Enix la mujer de ojos claros y cabello largo castaño, miraba a Will y Miguel que conversaban.

- Llegué muy tarde, se suponía que venía a ayudar a Yun y de nada sirvió – Will volvía a lapidarse sobre la muerte de Yun  - ¿ahora qué haremos?

- Esperar – dijo Enix inmediatamente – lo mas importante es proteger a Papillon en este momento.

- ¿Dónde está Iván? – preguntó Will después de intentar descifrar lo que Enix pensaba mirando esas ropas que parecían muy antiguas.

- Dijo que iría al pueblo por algunas provisiones - contestó Miguel.

A algunos metros de ahí, Iván regresaba a la posada, junto a sus compañeros, pero alguien le habló desde cerca.

- ¿Iván? – decía una voz masculina, el príncipe giró para ver de quien se trataba, al reconocer al hombre de elegante sombrero, éste esbozó una sonrisa.

Minutos después, Iván estaba de regreso en la posada, no encontró a nadie fuera, iba acompañado de su viejo amigo, así que subió para entrar a la habitación de Alice, quien era resguardada por Rumsey y Eimi.

- ¿Qué hace el aquí? – gritó Alice alterada, la persona que acompañaba a Iván era Gabriel, el mago, viejo consejero del rey negro, el hombre que había asesinado a Gautier.

- Alice tranquila, ¿Qué sucede? – le preguntaba Iván interponiéndose entre ellos, sin entender que sucedía. Rumsey se puso en guardia.

- ¡Ese hombre mató al señor LeBlanc! – Alice furiosa trataba de pasar a través de donde estaba Iván.

- Es cierto, Iván – continuaba Rumsey, quien miraba fijamente a Gabriel – él y sus hombres nos atacaron, por esa misma razón Gautier perdió la vida.

- No puedo, – comenzaba a decir el mago con tristeza – a pesar de que puedo justificar esa acción, no puedo negar que es mi culpa, pero por favor, Rumsey, puedes leer mi mente, comprobarás que estoy de su lado.

- Alice, por favor – le pedía Iván – necesito que te tranquilices, Gabriel me ayudó en mi viaje por Laevoneus, debe tener alguna explicación.

- Lo importante – continuó Gabriel – es que David, uno de los súbditos mas peligroso de Adonis, les había estado siguiendo el paso.

- ¿Y donde esta ese David? – preguntó Rumsey, aun más preocupado de saber que el lector de mentes del Rey, también andaba por ahí.

- No tienen de que preocuparse, ya me encargue de él - sentenció Gabriel.

En el pasado, tras el incidente con Gautier, el mago no podía creer lo que acababa de suceder, había quitado la vida a su mentor, a la persona, que tal vez respetaba más, estaba destrozado aunque no dejaba rodar ninguna lágrima, sentía que el mundo se le había acabado al no soportar el dolor que le carcomía las entrañas.

Regresó a la mansión Grimaldi, en Kosov, donde su prima Luccia le esperaba, el chico se acercó a la chimenea, la noche era fría y el fuego estaba encendido, la mujer llegó a saludarle, llevaba una taza de té que le entregó en silencio, le dio un beso en la mejilla y se sentó en el sillón contiguo. Después de charlar unas horas y contarle la verdad de lo sucedido, Luccia se mostraba empática con su sentir.

La Leyenda de PapillonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora