✨️CAPÍTULO 31

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CAPÍTULO 31

Lucy:

El estruendo de algo arrastrándose me hace saltar de la cama. Inmediatamente me pongo de pie alarmada por el alboroto y tomo las tijeras que están sobre la mesa de noche.

Abro la puerta del dormitorio, e inmediatamente Boris se pone de pie adelantándose a mi, cuando me detengo para observar el reloj sobre la mesa, el que marca que son las 04:00 de la madrugada.

Paso saliva cuando el sonido de algo cayendo al suelo se escucha desde la planta baja, al igual que el ruido de lo que parecen vidrios rotos.

¿Y si un ladrón ha entrado aquí.? Vamos Lucy... estas en un maldito pent-House en la zona más adinerada de Los Ángeles. —Me repito.—

Y peor aún, el dueño de dicho lugar es prácticamente el dueño de la ciudad. Nadie sería tan idiota para entrar a robar aquí.

Boris ladea la cabeza observando hacia las escaleras y sale disparado delante de mi antes de soltar un sonido, similar a un lloriqueo.

Parpadeo viendo al enorme animal que baja apresurado las escaleras.

Lo sigo con cautela, deslizando mis pies descalzos, por el frío mármol del pasillo, que da a la escalera, por donde comienzo a descender.

Cuando mis pies abandonan el último escalón, recorro la sala con la mirada, al percatarme de la puerta cerrada y las persianas bajas.

No es como si alguien pudiera entrar por la ventana estamos en uno de los pisos más altos del edificio.

Recorro la amplia habitación observando con extrañes los vidrios rotos de una botella, esparcidos a un lado del sofá, la televisión está sobre la alfombra y las llaves están en el suelo, junto a la puerta.

Ladeo la cabeza cuando mis ojos notan al enorme perro que menea la cola animado y enciendo la lámpara portátil sobre la mesita de lectura, al percatarme de que solo a una persona Boris recibiría de esa forma.

Rodeo el sofá y alzó ambas cejas al ver al hombre sentado en el suelo con la espalda recostada a la pared mientras acaricia la cabeza del perro que se sacude frente a él.

Estrecho mis ojos, observando el estado en el que está. Tiene el cabello despeinado, su ropa estaba acecha un desastre, la camisa a medio abotonar, la chaqueta del traje no la trae puesta y su torso parece mojado por lo que basándome en el fuerte olor, es Borbón o Whisky.

Dejo las tijeras sobre la mesa y me acuclillo frente a él, cuando noto que no se ha percatado de que estoy aquí.

Lentamente levanta la cabeza y cuando al fin sus ojos encuentran los míos, medio me sonríe.

—Hola preciosa... —Arrastra las palabras y junto el ceño, observándolo aún sin poder creerme el estado en el que se encuentra.

—Hola cariño...—Respondo y aunque estoy molesta y preocupada, trato de sonreírle.

—Creo que bebí de mas. —Se ríe y alzó una ceja.

—Si... también lo creo. —Digo y me mira estrechando los ojos.

—No voy a disculparme por ser un hijo de puta, después de todo lo llevo en la sangre. —Sigue riendo y ladeo la cabeza sin poder comprender nada de lo que dice.

—¡No digas esas cosas! Solo estas ebrio. —Lo regaño y me mira un instante, en el que sus ojos parecen estar viendo algo realmente magnífico ya que lentamente una sonrisa comienza   a tirar de sus labios.

La obsesión del Mafioso. © (TERMINADA)[Aún Para Corregir] +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora