CAPÍTULO 33.
Matt:
El desespero me abruma mientras corro con todas mis fuerzas hacia la camioneta al otro lado de la calle. Aparto de una patada el cuerpo de uno de los bastardos a los que le disparo Román y me apresuró para abrir la puerta trasera, con el corazón latiendo a mil kilómetros por segundo.
-Bebé... -La llamo cuando veo sus ojos abiertos pero su mirada perdida y vacia.
-No, no, no, no... Vamos bebé, mírame, estoy aquí ¡mírame!-Tomo su rostro pero sus ojos siguen vacíos mientras un maldito hilo de sangre corre por su nariz.
Su mirada parece perdida en la nada, sus ojos no se mueven ni me miran. Parece... muerta en vida.
Aunque sus ojos permanecen abiertos como los de una muñeca, no parece conciente de nada. Ni siquiera cuando la tomó en mis brazos y la saco del vehículo. No parpadea, ni habla, su cabeza cae apoyada sobre mi pecho y salgo disparado con ella hacia no se donde.
No puedo pensar y lo único que se me viene a la mente es la maldita clínica dental al otro lado e la calle. Alguien tiene que atenderla, alguien tiene que ayudarla...
-Amor porfavor... no me hagas esto... ¡lo prometiste! -Le hablo mientras avanzo a toda prisa con ella en mis brazo.
-¡Hijo! ¡Matt!-Escucho la voz de mi padre llamarme pero, lo ignoro mientras sigo avanzando.
-Nadie podrá hacer nada por ella ahí. -Se me atraviesa Sebastián y bajo la mirada a la mujer en mis brazos antes de soltar un gruñido y regresar a la camioneta. La dejo en el asiento trasero y mi hermano se lanza sobre esa asiento del conductor.
-Vamos, yo conduzco. -Dice y enciende el motor mientras me deslizo en el asiento junto con Lucy y apoyo su cabeza sobre mi pecho pese a que aún sigue inmóvil.
«Porfavor... no me la quites, me has quitado todo, no me quites esto también. Suplico en silencio a no se quien, sin apartar mis ojos de ella.»
Mi cabeza es un desastre y mis manos tiemblan mientras acuno el rostro de la chica que abrazo contra mi pecho, temiendo que se marche y me deje solo.
-Todo saldrá bien... ya lo veras, te lo he dicho no puedes escapar de mi. -Susurro sobre su cabeza, sin dejar de abrazarla.
Sin molestarse en aparcar, la camioneta sube por la acera arrastrando los carteles de prohibido estacionar, cuando Sebastián detiene abruptamente el vehículo casi dentro de la sala de emergencias.
Ambos bajamos, al igual que Román, con las armas arriba, apunta do a todo lo que se mueva, bajo la mirada curiosa de los transeúntes.
Sebas y mi padre me cubren la espalda cuando atravieso las puertas de emergencias con Lucy semi inconsciente en mis brazos.
Bajo la mirada a su rostro y trago grueso al ver la sangre que brota de su nariz. El médico dijo que esto no podía pasar, que era peligroso. Si la presión de su cabeza aumentaba, ella podría sufrir daños irreparables.
-Llama al doctor Ripster. -Pido al hombre que siento me sigue de cerca.
-Tranquilo, acabo de enviar por el. -Responde Sebastián.
-Evaluare el perímetro para asegurarme de que no hay amenazas y hare que todos se larguen. -Asegura antes de perderse por otro pasillo, mientras sigo caminando.
Se que a Lucy no le gustan las clínicas ni los hospitales. Pero no tengo opción. -Pienso mientras recorro los amplios pasillos del hospital sin inmutarme en guardar el arma que llevo en la mano, aún sosteniendo el cuerpo de Lucy entre mis brazos.
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La obsesión del Mafioso. © (TERMINADA)[Aún Para Corregir] +21
Romance✨️No la merezco, pero aun asi me pertenece.✨️ Lucy Morrison es una joven estudiante de artes visuales, quien tras la muerte de sus padres y su hermana, decide empezar una nueva vida en Los Angeles. Pero tristemente, nunca imagino que la vida, tenía...