Entre el amor y la venganza

Capitulo 7

Una chica muy joven, de unos veinte y algo de años más o menos se nos acerca y nos deja algo de comer en la mesa en la cual estamos, Alvaro le agradece y la besa en los labios, mi sorpresa es evidente, me mira serio.

—Linda es mi...Novia.—Dice cuando estamos solos, abro los ojos por la sorpresa y contento la risa.—¿Qué?

—Alvaro..Cuando llego ¿Qué? te la trajeron con..con todo y pañales.—Me burlo.—Es una niña.—Susurro con burla.

—Ah ni tanto, solo parece más chica...

—Alvaro.—La voz de una mujer nos interrumpe, la miro y aparenta unos treinta y tantos, pero se mantiene joven, solo se ve un poco mas mayor que Linda, tiene un pie henyesado, un baston para apoyarse y michas bolsas en su mano libre, se viste muy sexy para mi gusto, maquillaje excesivo y su cabello negro esta un poco ondulado.—Necesito que lleves estas bolsas a mi cuarto.

—Hay que oportuna eres Carina, justo ahora estoy ocupado.—Dice Alvaro.—Dile a alguien que te ayude.

—Bueno si no me hubieras arruinado mi vida no tendría que pedir ayuda.—Dramatiza la mujer.

¿Arruinado la vida?

Ok ¿que paso en mi ausencia?

—Y ahí esta esta con la cantaleta de que se quedó coja porque MI ALVARO te atropeyo con su camioneta.—La voz de Linda me sorprende aun más con sus palabras.

—Es cierto, este hombre me apachurro con la camioneta.

—Hay si ya nos sabemos tu historia de memoria. Mejor dime que quieres, pero a MI ALVARO.—Recarga.—No me lo molestes.

—Solo necesito ayuda para subir estas cosas a mi cuarto.

—Yo voy.—Dice Alvaro levantándose del asiento frente a mí intentando terminar la discusión.

—¡No!—Refuta Linda.—No vas a ir a meterte al cuarto de esta.—La señala.—Que todavía cree que es tu amante.

Y con eso se van ambas mujeres, miró a Alvaro con una interrogante en el rostro—literalmente— esperando que me diga de que me perdí.

—Bueno, emmm....—Se sienta en su asiento nuevamente.—Como escuchaste, Carina esta así por mi culpa, y por eso vive aquí...

—No estoy entendiendo nada.—Hablo interrumpiendo.—¿Me lo cuentas desde el inicio?

—Haber parcera, Bivian me agarro con ella en la cama, y se separo de mi, y se llevó con ella a nuestro hijo. Sabes que Bivian es el amor de mi vida, pero Carina siempre fue tan apasionada... que no podía terminar con ella. Pero la última vez que si terminé con ella, salí del restaurante y me subí en la camioneta para huir de otra discusión, estaba tan borracho que no me di cuenta de que estaba detrás del auto y retrocedí golpeando su pierna, ya sabes, le arruine su vida de bailarina y ya no la pude sacar de aquí.

—Ok y ¿qué dice Linda de que Carina este aquí?

—Linda es muy linda..—Nos reimos.—Comprende la situación, pero claro que le molesta que ella esté aquí.

—Entiendo.—Contengo una risa baja ante toda la historia que me acaba de contar.

—¿Qué? No te rías.

—No yo...Opinar o meterme entre la novia y ex amante de mi amigo en su propia casa no..mira.—Me burlo simulando un siper en mi boca el cual cierro de forma burlona.

—¡Ahh! Así de fuerte, no pues ya con las bromas y burlas de Maria Banana son suficientes, ¿tú también?

Nos reímos, niego.

—Hay Alvaro...

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Luego de reírme por las tonterías que comete Alvaro me detuve en la feria al llamarme la atención una carrera de caballos, la observo por un rato y parece entretenida.

—Nos encontramos otra vez.—Esa voz molesta suena detrás de mi, me giro preparada para lo que mis ojos van a ver antes de encontrarme con el imbesil ese que he querido matar desde que lo conocí, me limito a fulminado con la mirada solamente antes de volver mi mirada al frente hacia la carrera, de reojo lo veo a mi lado observando la carrera con una sonrisa.

—Me debes una carrera.—Agrega.

—Yo no te debo nada.—Refuto.

—¿A caso te da miedo competir en mi contra Lupacchiotta?—Suspiro al escuchar de nuevo esa palabra extraña.

Lo miro alzando una de mis cejas.

—¿Miedo?—Me río secamente.—Yo hace mucho olvide que es el miedo.—Un escalofrío recorre mi piel al darme cuenta del peso y el porque de mis palabras lo cual me tensa un poco.

—Entonces demuéstrame que no tienes miedo a que te gane.

—¿Qué quieres con todo esto?

—Solo quiero correr contigo en una carrera limpia.—Explica lógico sin borrar su sonrisa.—¿Que tiene de malo?

—Algo querrás a cambio.

—Bueno si quieres podemos apostar.

—Bien entonces.—Lo miro.—Si yo gano me  darás doscientos mil dólares y gritaras por todo el pueblo que yo Fabiana Paez, te gano.

—Me parece justo, pero si yo gano....—Se mantiene en silencio un momento mientras se muerde su labio inferior sin dejar de sonreír con arrogancia.—Me darás un beso.

—¡Ja! ¡Ni en tus sueños!—Expreso segura.

—¿Qué? No estabas tan segura de que me podías ganar ¿Cuál es el miedo?

—Doscientos mil dólares y una humillación contra un beso EN LA MEJILLA.—Recarco.

—Exactamente.

Me río.

—¿Qué tienes? ¿seis años o qué?

—Solo quiero un beso, no es mucho pedir ¿o si?

Si supieras.

—Hecho.

De todas formas no me vas a ganar.