Capitulo 12

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Golpeo nuevamente con mi bate de béisbol el cuerpo ensangrentado que cuelga del techo por unas cadenas en sus muñecas, queda un poco alto, tiene que tener los pies de puntitas para tocar el suelo, pero realmente me importa una mierda.

La noche de mi boda no termino tan mal después de todo, luego de mi momento....No se ni como llamarlo con Francesco, pasó lo de la locura de Domenico y Tiffany de casarse improvisadamente, me río al recordar esa locura.

Vuelvo a golpear fuertemente al tipejo al que le exijo respuestas y me sigue dando las mismas que me saben a mentira, pero si a las buenas no me responde, pues a golpes le haré sacar la información sobre que mierdas estaba haciendo anoche en la habitación mía y de mi esposo.

Mi esposo...

Ok, eso sono raro, incluso en mi mente.

Sacudo mi cabeza ante esos pensamientos y vuelvo a golpearlo, el golpe del bate en sus costillas se escucha segundos antes de que sus gritos llenen el lugar, Francesco a permanecido con una expresión neutra ante la situación y un poco alejado, dejándome acerme casi como le pedí que me dejara hacerlo.

—¡Responde de una puta vez!—Vuelgo a golpearlo, Grita.—¿Qué mierdas hacías en mi habitación?

Suspira antes de abrir la boca y cuando creo que me va a decir la verdad me dice lo mismo que me ha estado diciendo una y otra vez desde que comencé a torturarlo, ya llevo como una hora en esto.

—Ya se lo dije señora.—Lloriquea.—Solo quería dinero...Nada más.

—Pues no te creo.—Vuelvo a golpearlo.

—¡Ahh!!—Grita, no se de donde saca las hagayas pero escupe hacia mi dirección, retrocedo afortunadamente a tiempo, para que no me salpique su asquerosa baba con sangre, no logro reaccionar cuando ya Francesco ha encajado un cuchillo en su espalda baja, haciendo que un chillido llene todo el lugar, más sangre comienza a salir, manchando aún más el suelo de la misma.

—¡No te atrevas..!—Amenaza Francesco.—Con mi esposa nadie se mete.—Sus palabras me sorprenden considerablemente, pero no podría decir que me desagradan, al contrario, me mira, sus manos toman mi rostro, por inercia doy un pequeño salto, quiero reaccionar y dar un paso atrás para soltarme de su agarre y alejarme, pero no soy capaz de moverme en cuanto sus ojos conectan con los míos de forma rápida.—Escúchame bien, si alguien quiere..Tan siquiera tocarte una hebra de cabello sin tú permiso...Tendrá que pasar por encima de mi cadáver.—Sus palabras me hacen sentir protegida una vez más y es una sensación que hace mucho no sentía, más me gusta sentirla, es agradable ese sentir, pero al mismo tiempo el miedo me llena.

Todo es tan confuso, como es que sus palabras logran hacerme sentir tan plena y con miedo a la vez.

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Me acurrucó aún más al cuerpo de Nefme quien duerme profundamente de espaldas a mi, estoy por quedarme dormida, pero unos toques en la puerta me sobresaltan ligeramente, sobo mis ojos para hacerme salir de mi ensoñación, y me pongo de pie con cuidado de no mover la cama y despertar a Nefme, me apresuró a abrir la puerta antes de que los toques terminen por despertarla.

Abro la puerta y me sorprende ver a una de las empleadas domésticas de la casa al pie de ella.

—Perdón señora, pero..La buscan afuera.—Me dice ella tomándome por sorpresa.

—¿Quién me busca?—Pregunto y mi voz sale un poco ronca.

—Una señorita...—Dice en voz baja como si estuviera apenada.

—En un momento bajo.—Cierro la puerta y me dispongo a ir al baño y lavarme la cara antes de salir de la habitación, para ver a quien sea que me esta esperando.

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—¿Quién eres?—Pregunto al ver a la rubia sentada en uno de los muebles de brazos y piernas cruzadas, vestida como una cualquiera y como si fuera un circo, falda azul, extremadamente corta, blusa color amarillo pálido y unas botas color mierda, sus flecos rubios en su rostro cubren su frente, pero deja a la vista el exagerado maquillaje que trae.

—¿Yo?—Su voz chillona suena en tono burlon haciendo que mis oídos piten de molestia, se levanta de su asiento y se me acerca.—Yo soy la única mujer en la vida de Francesco.

Sus palabras me sorprenden, pero al mismo tiempo no, es raro.

Pero un hombre como Francesco es obvio que no estaría solo, por eso no me sorprende que haya alguien en su vida.

Pero también, me sorprende que haya venido hasta aquí con tal descaro, cuando toda Colombia y para ser más exacta, todo el bajo mundo supo de nuestra alianza matrimonial.

Me molesta el hecho de que si tuvo los cojones de venir a hacerme frente quiere decir que es algo reciente, y si no ha terminado con ella, entonces ha roto una de las reglas del contrato y eso es algo que si no le voy a permitir.

Y me vale una mierda las necesidades de un hombre, no voy a hacer la cornuda ante nadie, mucho menos en una relación que no existe...

Suspiro y pienso en otra cosa para no reflejar mi molestia con ella, no le voy a dar el gusto, ya que estoy segura de que lo que quiere es eso, ya arreglaré lo demás con Francesco.

—Entonces me estas diciendo que no te molesta ser la AMANTE de mi marido.—Digo fríamente, intento de que la molestia no se me salga por ningún poro de mi piel, mucho menos que se me note en mi expresión, por lo que la mantengo neutra.

—¿Amante?—Se burla, su voz chillona es realmente molesta, las ganas de cortarle la lengua se hacen presentes y de esa forma no tendría que escuchar su voz.—Yo soy la mujer de su vida.—Repite.—Pero tú te le resbalaste como la zorra que eres.

Mi mano pica y encuentro justamente donde rascarme, golpeo una de sus mejillas, su cabeza se gira hacia un lado, puedo ver como sus mejillas se ponen rojas y en la qué le he pegado se le han quedado marcados los cinco dedos de mis manos.

—A mi no me vas a venir a ofender.—Replico, me mira aún sorprendida, supongo que creyó que era una mujer indefensa que se dejaría intimidar por sus palabras.—Si tienes un problema con mi esposo, resuelvelo con él y que te quede claro, aquí la única cualquiera eres tú, te andas resbalando con hombres casados y la cualquiera soy yo.—Me río secamente.—En verdad tienes serios problemas mentales.

Antes de que lo prevea saca un arma con la que me apunta a la cabeza, con una de sus manos la cual tiembla un poco, pero deja de temblar en el momento en el que se apoya en su otra mano, la miro fríamente directamente a los ojos, creo que lo único lindo que tiene es eso, sus ojos verdes, que resaltan con la piel pálida que posee.

—Esto termina aquí.—Dice ella quitandole el seguro al arma, la cuál empuña.





















Jeje, bueno,  decir que las cosas se pusieron tensas es poco verdad ?

¿Que creen que pase?

Déjenme saber sus opiniones retorcidas.

*sonido de tampores*

Hasta la otra ....

Entre el amor y la venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora