Entre el amor y la venganza

Capitulo 10

Vine para casa de Maria para arreglarme, uso unos jeans azules oscuros casi negros y una camisa azul rey, dejo los primeros botones desabrochados, y me pongo mis botas negras largas.

—¿Listas?—Pregunto al llegar al cuarto en el que Maria se estaba arreglando junto con Lola, una chica que trabaja aquí en el Rancho y es muy buena chica, había olvidado hablar de ella.

Es joven, algo coqueta y al mismo tiempo inocente, trabajadora, siempre con una sonrisa y algo ingenua yo diría.

Ella y Gabo también se han convertido en muy buenos amigos, Gabo es Gabriel, un chico que también trabaja aquí, es buena persona también. El debe de estar afuera esperándonos en el auto o terminando se de arreglar. Nefme también esta aquí en la habitación con ellas, desde que conoció a Maria y Alvaro siempre quiere estar con ellos.

Ambas me miran de arriba abajo con el ceño fruncido.

—¿Qué? ¿No me digas que planeas ir así?

—Si ¿Qué tiene de malo?

Las tres, niegan con la cabeza, me miro a mi misma y no se a que se refieren.

—¿Voy mal?—Pregunto y ellas nisiquiera emiten palabra.

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Se escucha la canción de feliz cumpleaños en el restaurante, todos los amigos del cumpleaños canoso y lleno de arrugas por su edad están aquí,los aplausos y las sonrisas llenan el lugar, pero cuando todo queda en silencio y se abre un pequeño camino entre algunas personas, dejando ver a la mujer que sonríe a pesar de tener el alma desgarrada, caminar hacia el cumpleañero, este se sorprende al verla, lleva un vestido floreado con un color bastante claro, los tirantes adornan sus hombros y un pequeño escote en su pecho, el vestido es corto y un poco pegado al cuerpo resaltando todas las perfectas curvas de la chica que lo modela, el incrédulo toma sus manos con una sonrisa.

—¡No! ¡No!—Dice el hombre.—Hay déjame verte bien.—Le hace girar sin dejar de sonreír, admira la belleza de esa niña que es su mejor amiga, la cual quiere como una hija y le salvo la vida junto a Maria hace algunos años.—¡Ah! ¿Y todo esto por mi?

Refiriéndose a su belleza sin igual, sensual y al mismo tiempo discreta, no había vuelto a verla usando un vestido desde que regreso de ese escape del que se fue.

—Para que veas cuanto te quiero Alvaro.—Responde ella con una sonrisa.

Pero su sonrisa se borra al ver el hombre que llega justo en ese momento, sus ojos se conectan instantáneamente, como si fueran imanes que al estar cerca no pueden evitar encontrarse. El hombre  sonríe mientras su mirada la recorre sin pudor alguno poniéndola nerviosa y algo tensa por ese gesto, pronto la gruesa y masculina voz de ese hombre impresionado por la belleza de la mujer que más pronto que tarde será su esposa, es lo único que se escucha en el lugar apagándola, provocandole a la mujer aún más tensión de la que ya tiene al verlo, culpa de los traumas de su pasado, pero aun así y aunque no lo quiera reconocer, ese hombre ha sido capaz también de moverle miles de sentimientos y no sólo los negativos, también los positivos y es lo que más la asusta de todo, porque no sabe que hacer con todo esto.

—Te ves...—Vuelve a recorrerla con la mirada.—Hermosa.

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Francesco.

La belleza sin igual de Frabiana realmente me dejo sin palabras, es la segunda vez que la veo con un vestido, bueno técnicamente la primera porque esa vez que nos conocimos, estaba más concentrado en acerla rabiar.