Capitulo 37

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Francesco Bianchi.

Paso mis manos por mi rostro, mi pierna no deja de moverse de arriba abajo por la impaciencia, no he dormido nada y entre lo de mi padre y Fabiana ya estoy más que desesperado.

Cuando vi a Nefme en el hospital con policías me alarme, y no era para menos cuando me contó todo lo que pasó.

¿Por qué Fabiana no me pidió ayuda?

Ésta es la segunda vez que siento el temor de perderla mientras agonizo en un hospital sin saber nada.

No me quiero ni imaginar cómo está ella, los doctores me dijeron que tardará en recuperarse por completo, ya que las heridas en su espalda no son superficiales, más, tiene una fractura en un tobillo y al parecer un perro rabioso la mordió ya que tenía un colmillo encrustado deteniendo la hemorragia.

Igual sucede con una de sus tetas, según los doctores, tenía un bolígrafo encajado el cual detenía otra hemorragia.

Estuvieron horas con ella en quirófano, igual que la primera vez.

También me dijeron que sigue inconsciente a pesar de que los efectos de los sedantes ya han pasado casi en su totalidad.

Debe de estar sumamente agotada por todos los terribles acontecimientos que ha vivido.

Evito pensar en lo que paso, sigo sin creerme que mi padre haya hecho algo así, más, tampoco me imagino a Fabiana mintiendo así por que si.

—Papi.—La voz de Nefme me saca de mis pensamientos.

—Si, pulga.

—¿Volveré a ver a mami?—Su pregunta llena de miedo me absorbe.

—Claro que si pequeña.—Le doy un intento de sonrisa.—Pero ella está descansando ahora.

—Pero yo quiero verla.

—Yo también, pero ahora no podemos.

—¿Por qué no fuiste a buscarnos?—Me pregunta.—Mami dijo que estabas ocupado y no sabias, pero ¿qué puede ser más importante que la vida mía y de mami?

—Nada peque.—Pienso que decirle.—Mi papá está también aquí en el hospital porque se enfermó, y no sabía que estaba pasándoles. ¿Me perdonas?

—Mami tiene que perdonarte primero.—Se cruza de brazos.—Tenia miedo.—Me confieza.—Y mami también, ella la estaba castigando, me hizo verlo y...—Veo como pasa saliva, el dolor en mi pecho se agranda ante sus palabras.—Me hizo contar cien golpes.

¿Cómo una mujer puede ser capas de hacer algo tan atroz como eso?

—Ella me salvó ¿Sabes?—Me mira.—Es mi heroína. Dijo que aguantaría lo que sea pero que no me tocara a mi.—Su mirada vuelve hacia el pasillo del hospital.—Pero yo se que le dolía, pero aguanto por mi.—Su voz se ahoga.—¿Va a estar...Bien verdad?

—Si pequeña.

Comienza a llorar y yo solo la abrazo.

—Esas imágenes nunca se..me van a borrar.—Asegura y se que es cierto, ver algo así es muy difícil más si es un ser querido quien lo vive.

La doctora Queencel se vio con Nefme por petición mía y me dijo que ella no está bien, eso que ella vivió marcó un antes y después en su vida para siempre.

—¿Familiares de la paciente Fabiana Paez?—Escucho que dice un doctor.

—Soy su esposo.—Me levanto.

Para mi mala suerte, como este asunto lo ha tomado los agentes del FBI y Faby se encuentra en investigación ya que no saben por qué ella estaba en ese lugar ni que tiene que ver con Yilena.

Entre el amor y la venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora