Hoy es el primer día de Nefme en la escuela, después de dejarla emocionada en las puertas de ella, espero a que entre para asegurarme de que todo está bien antes de subirme al auto e irme.
No he hablado con Francesco, más bien lo he estado evitando lo más posible, aunque se que no será por mucho más tiempo.
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—Ya le explique porque existe un retraso con la entrega de la mercancía.—Digo por enecima vez.
—Nunca nos había quedado mal loba, por eso hemos hecho tantos negocios con ustedes.—El maldito chino me está tocando los ovarios y si sigue así va a terminar con una bala entre sus nalgas.
—Y por eso le mande dos quilos más de lo acordado, creo que recompensa las dos horas de retraso.—Explico.—Ya le dije que en la frontera nos pusieron problemas y hubo que cambiar de elicoptero una tercera vez.
—Ok, espero que la mercancía llegue sana y salva, y que no vuelva a suceder esto, los policías me están tocando las pelotas y mi gente no puede darse el lujo de esperar tanto.
—No es mi culpa que no controle su territorio, yo cumplo con que llegue al punto acordado, ya vera usted que hace con su lío.
Y con eso Cuelgo, a veces quisiera cortar toda relación con los Malditos chinos, no tienen las suficientes bolas para este negocio, pero son los principales proveedores.
El maldito retraso se debió a que despedí en el laboratorio a todos esos imbesiles que solo me estaban provocando dolores de cabeza.
Por otro lado, tendre que irme con Francesco a otro pueblo, tenemos una reunión de negocios con futuros clientes.
Pero son muy desconfiados como para meterse en nuestro territorio y nosotros no nos vamos a meter al de ellos, finalmente nos encontraremos en un pueblo que está justo en medio de ambos.
Tengo planeado regresar hoy mismo.
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Quede con Francesco en que vendría a buscarme al Rancho de Maria, tenia que despedirme de ella, ya me despedí de Alvaro también, ahora solo me queda esperar a que ese hombre llegue por mi y nos vamos.
La figura de Francesco aparece de repente, no necesito ser adivina para darme cuenta que esta alterado, trae un sobre en sus manos, sus ojos se encuentran con los míos, su pecho sube y baja un poco y entonces escucho su alterada voz que suena más a un grito.
—¿Me puedes decir por qué no me dijiste que eres viuda?
Sus palabras se escuchan y son como un puñal en el pecho, duele, no solo por la mension de Santiago, sino por él tono de voz por el que me habla.
—¿No pensabas decirme?—Vuelve a hablar y yo sigo sin salir de la sorpresa de sus palabras.
—Francesco, no tienes ningún derecho a preguntarme nada con respecto a eso, estoy casada contigo por un contrato con reglas estipuladas, mi vida personal es eso, personal y mía.
—A pero no me digas que no tenía derecho a saber que mi esposa y la mujer de la que me estoy enamorando tuvo alguien especial como para casarse y nunca me lo comentó.
¿Enamorando? ¿A caso escuché bien?
Por que me tenia que decir eso justo en este momento.
—Para empezar, no le ando contando mi vida a desconocidos y tú eres eso, más, la primera regla que hay entre nosotros es que yo decido que decirte y que no, no tienes derecho alguno a reclamarme o preguntarme algo que ciertamente no es de tú incumbencia.
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Entre el amor y la venganza
RomanceSaga: Vida mafiosa #2 Traiciones, Odio, Secretos, Venganza, rencores y secretos del pasado. Dos reyes herederos y una princesa. Un error del pasado la llevará a cumplir una venganza prometida hacia una persona que está tres metros bajo tierra. U...