Capitulo 31

222 17 0
                                    

Miedo.

El miedo es aquella sensación de alerta mezclada con angustia por la presencia de un peligro o mal, sea real o imaginario. También, puede decirse que es el recelo de que suceda lo contrario a lo que se espera o decea.

Y eso, es lo que en estos momentos estaba sintiendo.

El miedo hunde mi pecho y corromper mis sentidos alarmados por lo que mis ojos me muestran y mi cerebro no es capaz de reaccionar ante la escena paranormal que parece haber pasado por el lugar.

Tomo aire fuertemente al sentirme asfixiada pero inútilmente la sensación no se va.

Paseo mis ojos en busca de algún indicio de vida pero es nulo.

Todos los Guardaespaldas que habían quedado aquí, cuidando la seguridad de mi heredera están en el suelo ensangrentados e inconscientes, incluso hasta muertos con disparos en diferentes lugares del cuerpo desde los pies hasta la cabeza.

Lo peor de todo es que no hay indicios de Nefme por ningún lado.

El escaso y casi nulo olor a pólvora llega a mis fosas nasales.

—¡Revisen el puto lugar!—Ordena casi gritando Francesco que se mantiene a mi lado sosteniendo con fuerza mi mano, misma que comienzo a sentir un  hormigueo junto con mi otra mano y mis piernas.

Mis oídos se vuelven sordos al solo escuchar un molesto y doloroso pitido, las voces se hacen lejanas y todo en mi se vuelve una guerra interna.

Es como si todos mis órganos internos estuvieran en guerra y moviéndose constantemente dentro de mi, comprimiendo se y haciéndome daño.

Veo en cámara lenta los hombres que nos habían acompañado para cuidarnos revisar el lugar con sus armas en alto, noto de alguna forma la mirada de Francesco, pero a penas parpadeo esperando alguna señal de que mis ojos me engañan o al menos de que mi hija esta por aquí.

—¡Fabiana!—La voz de Francesco se escucha tan baja a pesar de que esta a mi lado, lo miro varios segundos y me veo reflejada en sus ojos llenos de preocupación y terror.

—¡Señora!—Miro hacia donde proviene la lejana voz y veo frente a mí a uno de nuestros hombres sosteniendo una cadenita que tomo entre mis manos al reconocerla rápidamente.

Confirmo que es la de mi hija cuando veo las iniciales "N.P" talladas en el oro del dije de cachorro de lobo que le regale a mi hija en una ocasión.

Las piernas no me responden y mi cerebro colapsado por el acontecimiento me impide reaccionar de alguna forma más que tambalearse por el mareo que me causa la guerra interna y asfixiante que hay en mi.

Todo me da vueltas y dejo de sentirme pesada en el momento en el que todo se vurlve oscuridad en el transcurso de algunos segundos.

•.:°❀×═════════×❀°:.•

Mi mente no deja de reproducirse esos momentos felices que viví con Nefme desde el día que llego a mi vida y la cargue por primera vez y se volvió el motor de mi vida.

Mi razón de ser.

Mi todo.

No fue concebida de la mejor forma, ni de la más linda, mucho menos feliz, pero que hubiera llegado ella cambió muchas cosas y mis intentos fallidos de arrancarme la vida quedaron en el olvido porque ella se volvió mi motivo para vivir.

•.:°❀×═════════×❀°:.•

Me despierto agitada y sin darme cuenta estoy sentada en una cama, miro a mi alrededor, hay un doctor y esta mi esposo también, vuelvo a mi realidad recordando que alguien se ha llevado a mi hija.

Entre el amor y la venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora