Capítulo XXVIII | Detenernos

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El fin de semana fue una tortura por todos los pensamientos que rondaban mi mente. Muchas veces quise salir o simplemente hablar con alguien para no seguir escuchando la voz que se proclamaba en mi mente.

La conversación del sábado me dejó exaltada, con muchas emociones tocando a mi puerta para que las contemplara. Hice caso omiso a todas esas señales e imagino que por lo mismo mi mente no me dejó tranquila.

Al menos hoy estoy un poco más calmada, más serena. La gran emoción que hay en la escuela por el juego de octavos de final de los cuervos no permite que llame la atención. hay silbatos, sonidos de cornetas y un par de alaridos en todo el lugar y aún me encuentro a un par de cuadras de llegar a la escuela. Se nota que es importante para ellos este partido, y más teniendo en cuenta que el otro equipo viajó más de ocho horas para venir a jugar aquí.

Me lo había preguntado muchas veces; el motivo por el cual los demás equipos venían a este lugar a jugar y no nosotros a sus escuelas, y la respuesta fue más sencilla de lo que creía. La cancha de basquetbol del instituto está inscrita como una de las oficiales ante la organización de las nacionales. Debido a su diseño y tamaño es más fácil y practico jugar aquí que en las demás, que en su mayoría no tienen ni siquiera gradas.

Esto me hizo pensar que le dan mucha importancia a este tipo de eventos, y que se sienten orgullosos de pertenecer a aquí. no me ha de extrañar que Aren y Jordan sean tan conocidos. Y quisiera negar que no siento nada por pertenecer a aquí, pero me ha parecido algo tan único que hoy estoy llevando unas rayas negras pintadas bajo mis ojos.

Hacer eso fue un poco difícil, ya que me costaba y me cuesta verme tan directamente al espejo... Pero era esto o usar la camiseta de Jordan. Victoria y Cleik pueden ser muy orgullosos cuando se trata de vestir los colores del equipo. aunque si les soy sincera no pienso quedarme a ver el partido, tengo que trabajar y desde la mañana no me siento muy bien.

Al visualizar la reja por la que entran los demás estudiantes, veo cómo un par de personas están colgando un letrero. Es el mismo de hace un par de semanas.

—Bienvenidos al matadero —leo, viendo la imagen de un cuervo. noto un par de banderas siendo alzadas y también muchas personas con la camiseta del equipo. al fondo noto un grupo de hombres que están encerrando a uno. Por su altura y la sudadera que lleva puesta deduzco que es un jugador del equipo, y se nota emocionado.

Me pregunto qué sentirán todas esas personas el día de hoy. Diversión, nervios, pesadez... tal vez alegría, aunque al final un grupo de personas se quedarán tristes. Pienso que esas personas son tan afortunadas al poder experimentar todas esas emociones en un solo día. Quisiera encontrar algo que me mueva tanto como para llorar de alegría por lograr un objetivo.

Siempre me he preguntado si de algún modo u otro estoy vacía; como si fuese una botella la cual ya usaron y no sirve para nada más. A veces siento que no hay nada en el mundo que pueda llenarme, que pueda hacerme experimentar lo que todos alguna vez han sentido.

También quisiera ser uno de ellos y poder llorar por otro motivo que no sea tristeza.

Desvío mi vista de aquellos chicos y empiezo a caminar. Al adentrarme a la escuela no escucho otra cosa que no sean voces hablando del partido que se dará en un par de horas. Paso a través de los pasillos y subo las escaleras, al estar caminando en dirección hacia el salón, noto una mujer corriendo en contra de mi dirección. Su cabello es de un color negro, es largo y lo lleva suelto. Sus piernas largas me hacen un pequeño golpe en mi mente y al notar un pasador en forma de estrella de mar en su cabeza caigo en cuenta; es Camila. Al dirigir mi vista hacia atrás noto un hombre persiguiéndola, y con sólo ver el color de su cabello sé de quien se trata.

Hasta que seamos diferentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora